Los días pasaban, lentos y algunos rápidos. Solía quedarme despierta hasta que el alba pintaba el cielo, me habían convencido de dejar la casa, aunque solo era un lugar vacío con malos recuerdos.
Amanecía en el auto, en una posada, estaba sin ánimos, la herida de bala comenzaba a cicatrizar, las ciudades pasaban lentas y otras en un parpadear se volvían invisibles.
Los chicos intentaban animarme, pero en estos días había perdido mucho más que solo a mi padre, los recuerdos invaluables de mi familia, aquellos que ya no estaban.
No podía ver a Josh, sin recordar que tenía razón, la venganza no me devolvió a mi padre, lo único bueno que rescato de todo esto son Lya y su hermanita, a quienes dejamos atrás.
Alguna que otra vez disfrutaba de los dulces, lo hacía para no caer en la miseria de la depresión. Temía que a este paso no pudiera encontrar las verdaderas respuestas y desvanecerme en las penurias de unas palabras vacías.
Yo sabía quién había sido Dan conmigo, un padre ejemplar, un pilar en mi vida, un confidente y amigo, era todo para mi y en solo un segundo quería verlo como un esposo infiel, un asesino, un traficante. Pero no podía, aquel hombre no era mi padre, aquellos recuerdos no se los podía atribuir.
No lograron atrapar a Rose en estas semanas, cómo era posible que una persona pudiera simplemente desaparecer como si nunca hubiera existido.
-Ten un helado, es de chocolate y crema americana, tu favorito- dijo Josh.
Últimamente su estilo le acentuaba mejor, hoy llevaba unos jens ligeramente rotos en la rodilla, una remera negra bien ajustada y unos deportivos negros, sin olvidar la sonrisa que gritaba haré que te mojes las bragas en un segundo. Que quedaba más que comprobado.
Sonreí levemente y acepté el helado gustosa, hace tanto tiempo no probaba uno, la última vez fue cuando estabamos en la playa con unos amigos, Josh era joven y llamaba la atención de mis amigas. Sí, estaba celosa y me aparte de todos, llamé a papá y le pedí que viniera a buscarme. Él sabía perfectamente cual era el motivo por el que no quería estar allí, trajo helado y nos quedamos en la casa viendo películas hasta muy tarde.
Era muy estúpido porque Josh ni me notaba y menos a mis amigas, éramos unas chicas tontas que disfrutabamos de sacarnos buenas fotos y pasar el rato.
-Gracias.- finalmente me recosté en su hombro. Estaba cansada, dormir me agotaba, pero no podía hacer otra cosa.
Debíamos viajar unas horas más hasta llegar a un lugar en el que estaríamos a salvo según Andrew.
Él y Lya estaban juntos, ella decidió que ese era el mejor lugar para iniciar su vida. Al parecer llevaba tiempo enamorada de Andrew y el mismo quería darse una oportunidad con ella.
-¿Ya buscaron en la casa de su padre?-su voz ronca, llevaba mis pensamientos a otra parte.
El sueño ganaba otra partida contra mi, bueno tal vez, ni siquiera hacía el esfuerzo por ganar.
-Estamos en eso, es casi impenetrable.La casa de campo era bonita, el terreno era hectáreas y hectareas de zona verde, los árboles eran grandes y robustos, había una cúpula como enredadera cerca un acuario para peces y ganzos.
Todo era muy pintorezco, incluso la muralla que parecía ir directa al cielo tenía un aire natural con toda la planta que en estos años se apropiaron de ella. La casa era igual que todo allí de buen tamaño, cómoda tenía ese sentir de hogar, las paredes eran de colores claros, los ventanales daban una buenísima iluminación, cada piso era mejor que el anterior, el perfume de la madera me hacía suspirar.
-Aquí vivíamos con mi madre- Andrew apareció detrás de mi.- recuerdo como le encantaba pintar los atardeceres bajo la cúpula.
-¿Qué pasó con ella?- evitó mi mirada y se concentró en un par de fotografías que estaban colocadas sobre la estantería.
-Fue cansador llegar por tierra, Lya prefirió quedarse en la ciudad ya que sus papeles tienen algún tipo de problema.
-Andrew, esta bien si no quieres hablar de ello.
Volteó con una foto en mano y dos lágrimas fugaces decendieron de sus ojos.
-Esta fue la última vez que la vi siendo ella, comenzó a deprimirse misteriosamente, papá nunca estaba; el caso que manejaban en ese tiempo era muy peligroso.
Agachó el rostro, este era su verdadero punto débil, sonrió mirando la foto.
-Descubrieron que él trabajaba de encubierto... un día solo llegaron sin tocar la puerta y cuando desperte no la encontré a ella, ni a nadie. Finalmente la dejaron en un callejón sucio, pero ya no pudimos hacerla volver, la torturaron drogada, estaba despierta, en el hospital hicieron pasar su muerte por sobredosis y no por todas las torturas que recibió.Torturas, la primera vez que él supo quién era, fue de esa forma.
-Desde que te vi supe que venías de ese mundo.
-Yo no vengo de ese mundo, solo tuve que hacer lo que debía hacer.
-No somos tan diferentes Cam, si fuera por mi también hubiera hecho justicia con mis manos, pero Amelie me hizo cambiar de opinión, le tocó vivir en carne propia la muerte, hasta que papá se encargó de ella.
-¿La señora que trabaja en tu casa?
-No trabaja, vive con nosotros. La encontró en Estados Unidos, fue una víctima más de David hace unos catorce años.
-Mi madre falleció en sus manos en ese tiempo, pero casi no la recuerdo. Me conforta saber que alguien pudo escapar de esa vida.
Me abrazó y le abracé porque en ese momento éramos dos personas rotas, un par de amigos que necesitaban apoyo, éramos fantasmas de lo que alguna vez pudimos ser.
-Amelie tenía una hija Cam- me miró directo a los ojos serio, aún con todas las lágrimas en ellos- Creemos que puede ser tu madre, solo que ella no habla de su pasado con nadie.
-¿Mi madre? Dime que estas jugando.- Negó con la cabeza.
-Hay una posibilidad de que ella sea tu madre- me hizo voltear y Amelie estaba mirándonos.
Rompí en llanto, una posibilidad era una pequeña chispa de esperanza, una ilusión que aunque me negaba a creerla estaba latiendo tan ferviente en mi corazón, me hacía girar y girar.
ESTÁS LEYENDO
Sendero de Venganza
ActionMuchas cosas cambiaron ese día, en un solo minuto se me esfumó de las manos a la única persona que me quedaba. Si no lo hubiera visto morir de aquella forma, tal vez intentaría superarlo. Nada de esto fue un accidente. Estuvo planeado por alguien...