Amanda.
Miro a Stephen desde una banca del parque mientras él compra el periódico y algodón de azúcar para ambos, las dos cosas en el mismo puesto. Es un señor de unos 50 años, que como muchos viene al parque a vender sus productos a quienes visitan el lugar y a los que simplemente van de paso. He notado a Stephen un poco inquieto en las últimas horas, incluso ahora ya no soy yo la preocupada por los eventos paranormales que me ocurrían.
Stephen viene hacia mí con el algodón de azúcar de color rosa trincado sobre un palillo delgado que sostiene con una mano, y con la otra sujeta el periódico que se balancea adelante y atrás mientras camina.
— Aquí tienes, cariño —Me da el algodón de azúcar y se sienta a mi lado, pero no me dice nada más, en lugar de eso, abre el periódico y comienza a revisarlo, pasando varias páginas con agitación, como si buscará algo en específico.
— ¿Todo bien? —pregunto.
Detiene su búsqueda y observa una de las páginas con atención, luego me mira y me muestra el periódico extendido, señalando una fotografía en especial.
— ¿Qué es eso?
— Es una de las víctimas de Zein. En un principio no sabía si era una hombre o una mujer. Él descuartizó a esa persona justo el día en que nos vimos los 3 en la cabaña que estaban usando en la montaña con tu hermana y tu prima.
— ¿Cómo sabes que él lo hizo?
— Reconozco el cadáver, o lo que quedó de él. Aquí dice que fue encontrado hace dos días por unos turistas que estaban jugando con la nieve. Parece que los restos se conservaron debido al clima, a tanta nieve acumulada en esa parte de la montaña. El cuerpo estaba totalmente enterrado en la nieve. Fue identificado como Mark Flynn, de 32 años. Era un expedicionista aficionado. Se alega que fue atacado por un animal salvaje, no se sabe cuál, ya que tiene mordidas en el cuello y sus miembros fueron cortados por dientes... aparentemente.
— ¿Siempre lo hizo?
— Él ha sido así todo el tiempo, no tiene límites.
Medito un poco y pienso en las cosas que han pasado con Zein, en lo que aprendí de él en el tiempo en que estuvimos juntos, de esa manera puedo hacer un mejor diagnóstico sobre él.
— Creo que él tiene la posibilidad de ser diferente —comento.
Stephen me mira sorprendido.
— ¿Hablas en serio? Estamos hablando de Zein. Las personas como él no cambian, no se hacen buenas de la noche a la mañana. Siempre tienen el instinto para hacer lo malo todo el tiempo. Zein se disfrazó de oveja solo para acercarse a ti. Es increíble que quieras aminorar las cosas que ha hecho. ¿Acaso crees que esto es poco? —me pregunta molesto mientras me vuelve a mostrar la imagen del cadáver en el periódico.
— Cálmate —Alejo el periódico con mis manos. Este se arruga cuando lo presiono.
— ¿Me pides que me calme cuando estás defendiendo a Zein? Debes estar bromeando al pedirme eso.
— ¡No lo estoy defendiendo! —respondo molesta—. Simplemente creo que a veces las personas juzgamos demasiado a los demás y no les damos la oportunidad de ser mejores. Todos merecemos una oportunidad y nadie tiene el derecho para juzgar a otro.
— Es increíble —Se pone de pie con el periódico en la mano y se para frente a mí—. Será mejor que me vaya, no quiero discutir contigo por culpa de ese idiota. Suficiente daño me ha hecho durante décadas como para tener otro problema por su causa. Lo último que yo querría es discutir contigo, así que por esa razón me voy. Te veo en la casa.
Stephen se va y me quedo sola con el algodón de azúcar que él ni siquiera probó. Siento que comete un error al centrarse demasiado en lo que Zein hace. Ha habido muchas más personas asesinadas por los 888 vampiros y él no piensa tanto en eso. Ahora también admito que me molesta mucho que no sea capaz de decirme lo que ha sucedido con el resto de experimentos. ¿Dónde están? Necesito saberlo. Stephen está tratando con algo muy grande, una carga demasiado pesada para él. Voy a hacer que me diga la verdad y me confiese dónde están los demás vampiros experimentales, es importante. Una amenaza de ese tipo debe desaparecer de la tierra para que no siga causando más daño.
Me levanto de la banca y comienzo a caminar con determinación rumbo a mi casa, pero mientras avanzo por las concurridas calles de la ciudad escucho voces, como si alguien susurrara algo a mis oídos, pero no consigo articular las palabras que oigo, es algo tan extraño. Evito prestar mi atención a esas cosas y camino más rápido, presiono los párpados como para alejar de alguna forma esas voces extrañas. Acelero el paso y siento cómo empiezo a sudar y el latir acelerado de mi corazón. Ahora no entiendo si estoy reaccionando de esta forma debido a caminar tan rápido o debido al miedo que estoy sintiendo entrar en mi cuerpo. Empiezo a ver todo borroso y los rayos del sol sobre mi rostro me hacen tener una fuerte sensación de ardor sobre mi piel. Siento mis piernas debilitarse, lo que provoca que baje el ritmo de mis pasos. Percibo que mi cuerpo está poniéndose frío y mi sudor es una auténtica prueba de ello, está bajando sobre mi cuerpo como gotas escurridizas de hielo. Una sensación extraña me envuelve ante el calor del sol y el frío de mi cuerpo.
Termino por mirar todo negro, luego me desplomo en el pavimento.
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Nuevo Amanecer
FantasyAmanda dejará de ser irrelevante para dos seres totalmente opuestos entre sí; Stephen y Zein, dos vampiros cuyo pasado ha sido marcado por la desgracia y la sangre. Stephen es un vampiro, fruto de un experimento masivo hecho hace siglos, el cual bus...