Capítulo 9. "Juego Mental"

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    Amanda.

    Una mañana más. Pero ahora es diferente, ahora sé que todo está mal y que mi vida no volverá a ser la misma nunca más.
    Salgo de la cama, me ducho durante 20 minutos. Lo último que quiero es salir de la regadera para enfrentarme nuevamente a la realidad.
    Vuelvo a la habitación y busco una blusa holgada de color rosa y un jeans azul. Me pongo la ropa y me coloco un par de zapatillas. Ahora voy al espejo y me pongo un poco de maquillaje, solo para cubrir las ojeras de la noche anterior. No pude pegar los ojos pensando en todo lo sucedido. Mi cabello sigue un poco húmedo, tomo la toalla y lo exprimo con fuerza durante unos minutos. Ahora es momento de hacer mis dos trenzas, lo hago con tal agilidad que, en un par de minutos ya he acabado.
    Es normal. Lo hago todos los días.
    Bajo a la sala de estar y me encuentro con Stephen viendo la televisión. No es sorpresa, sabía que se quedaría a pasar la noche en el sofá para cuidar de mí y de las chicas.
    Me mira con alivio.
    — ¿Dormiste bien? —me pregunta.
    — No pude hacerlo. Estuve despierta toda la noche. Es una pesadilla. ¿Tú no dormiste nada tampoco?
    — Traté de omitir el sueño para estar atento a cualquier cosa.
    — Entiendo. ¿Has visto a las chicas? —le pregunto.
    — Tiffany salió a buscar leche y tu hermana está en la cocina preparando el desayuno.
    — ¿Ya les dijiste algo?
    — No. Para eso debemos estar los cuatro reunidos.
    Juego con una de mis trenzas haciendo remolinos.
    — Entonces esperemos a que vuelva Tiff para hablar de ello.
    Vamos a la cocina.
    Ayudo a Alessa en lo que puedo mientras Stephen se sienta en una de las sillas del comedor de madera.
    Pasados unos minutos regresa Tiffany con la leche. Nos sentamos todos cuando ya hemos servido mi hermana y yo la comida. Estoy al lado de Stephen; Tiff al lado de Alessa. Ambas chicas están frente al vampiro y yo.
    Será difícil introducir el tema de los vampiros a la conversación que recién inicia.
    Alessa inicia con una pregunta desafortunada para Stephen.
    — ¿Has sabido algo de Zein?
    Stephen no responde y yo trato de hacerle ver a mi hermana que actúa extraña en cuanto al tema.
    — No sabía que aún recordabas a Zein.
    — Aún lo recuerdo, fue hace poco tiempo que nos conocimos. Además es atractivo.
    Idiota, ahora resulta que le gusta Zein. Si supiera...
    — Quizás no sea bueno seguir cerca de Zein —le digo.
    Alessa se ríe.
    — Estás diciéndome eso solo porque a ti también te gusta.
    Y encima lo acepta. Pero no tiene derecho a decir que a mí me gusta.
    Stephen se pone incómodo, creo que se debe más a que está celoso.
    No he dado ningún bocado a la comida.
    Estoy nerviosa por dos cosas: por el tema de los vampiros y porque Stephen está a mi lado.
    — ¿Ustedes creen en los vampiros? —pregunto de golpe a las chicas.
    Tiffany y Alessa me miran con sorpresa.
    Tiff coloca los cubiertos sobre la mesa y se limpia el contorno de la boca para hablar.
    — ¿Has estado viendo esas series y leyendo esos libros otra vez?
    — No... —le respondo retraída.
    — ¿Entonces?
    — ¿Qué dirían si les cuento que Stephen es un vampiro?
    Estoy viéndome como una idiota.
    Las chicas siguen serias, pero repentinamente comienzan a reír a carcajadas.
    Se ríen de mí... De repente me siento muy avergonzada.
    — Dejen de reírse —les pido con voz baja.
    No se callan. Me estoy sonrojando. Lo peor es que Stephen está aquí.
    — Por favor... —vuelvo a suplicarles.
    Hacen caso omiso a mis peticiones.
    Stephen azota sus manos sobre la mesa y de inmediato las chicas se dejan de reír y nos miran asustadas.
    — Lo siento, pero no me parece justo que se rían de Amanda. Ella solo les hizo una pregunta.
    Alessa responde apenada con Stephen.
    — Perdón, solo pensamos que era gracioso.
    — Con quien deberían disculparse es con Amanda.
    — Perdón —me dicen las chicas al unísono.
    — Tranquilas, no hay problema. Yo... Yo solo quiero que tengan mucho cuidado. No deberían ni salir a la calle.
    — ¿Por qué? —pregunta Alessa.
    Inspiro hondo.
    — Porque todas estamos corriendo peligro.
    — ¿Peligro de qué? —Tiff me mira impaciente.
    — Se los diré aunque lo crean o no, y lo haré rápido. Stephen y Zein son vampiros. La diferencia está en que Steph no busca hacer daño a nadie, mientras que Zein está demente y es peligroso. Busca hacer daño a todo aquel que se cruce en su camino.
    Alessa se queda boquiabierta. Pero Tiffany no se inmuta ni nada. Ella lo sabe y Alessa lo percibe, por lo tanto se lo cuestiona a mi prima.
    — ¿Tú también estás siguiendo este juego, Tiffany? ¿Están tú y Amanda queriendo verme la cara?
    Tiffany se pone de pie cabizbaja.
    — Yo no sé qué creer... —Se marcha a su habitación.
    Alessa se altera conmigo.
    — ¡Están dementes si piensan que creeré esas ridiculeces!
    — Hermana, cálmate.
    — ¿Que me calme? ¡Están hablando puras estupideces. Ahora involucras a nuestra prima también. Tú sabes que ella no es así. ¡Estás haciendo que se comporte infantil como tú!
    Niego con la cabeza y me pongo de pie para acercarme a la cara de mi hermana.
    Estoy molesta.
    — ¡Tiffany estaba conmigo en el bar cuando Zein llegó para amenazarme! ¡Él está loco y no es broma, así que si te he dicho esto es porque de verdad me importas tú y Tiff!
    — ¡Es que es imposible! —me grita mi hermana y también se pone de pie. Está furiosa.
    — ¡Es muy posible! ¡Zein está en la ciudad y está muy cerca de nosotros!
    Mi hermana se enmudece. Enseguida noto algo extraño en ella, puesto que ha agachado la cabeza y no parece que vaya a seguir gritándome.
    — ¿Qué sucede? —le pregunto—. ¿Por qué te quedaste callada?
    Alessa levanta el rostro despacio y me mira con recelo.
    — Es que... Zein ya estuvo aquí...
    ¿Qué demonios acaba de decir?
    — ¿Aquí? ¿En nuestra casa? ¡Idiota! ¡No debiste dejarlo entrar!
    Alessa reacciona con llanto y gritos.
    — ¡Yo no sabía nada! ¡Él solo apareció la noche que salí a la calle yo sola! Se ofreció a acompañarme a casa, pero terminé invitándolo a entrar.
    — ¡Madición! Y yo buscándote preocupada en la calle mientras estabas aquí mismo.
    — ¿Acaso yo lo sabía? ¡No sabía nada de esto!
    — Alessa... —Me calmo un poco—. Él no es de fiar. Debes alejarte y no permitir que se acerque. Stephen se quedó aquí anoche por esa razón; pretende cuidar de nosotras.
    — Pero, Stephen, ¿acaso no eran amigos tú y Zein?
    — No. Jamás hemos sido amigos. Él y yo nos odiamos profundamente por cosas que en algún momento sabrás. Es por su causa que Amanda no ha asistido a la universidad. Fue Zein quien asesinó a los compañeros de clase de tu hermana, sin mencionar otras cosas innumerables.
    Alessa se sienta de nuevo, desconcertada y aturdida.
    — Pero, ¿por qué Zein?
    Rodeo la mesa y voy hacia mi hermana. La abrazo.
    — Todo va a estar bien, no estamos solas —Le doy consuelo.
    — Pero es que... yo... yo estoy enamorada de él.
    La suelto de inmediato.
    ¿Enamorada de Zein?
    ¿Cómo puede enamorarse de alguien como él?
    ¡Está loca!
    Alessa y Stephen me miran sorprendidos ante mi reacción por lo que mi hermana me dijo.
    Stephen parece estar molesto.
    — ¿Por qué reaccionas así, Amanda?
    — Yo... Por nada... Es solo que me impresiona la confesión de mi hermana.
    Alessa no es nada tonta y trata de acorralarme.
    — ¿Es eso, Amanda, o también te enamoraste de él?
    En este momento siento que todo el mundo me está señalando con el dedo. Siento que todos me acusan.
    Debo hacer algo para escapar de esto que no deseo responder, menos con Stephen presente.
    — No digas boberías —Voy hacia Steph, lo tomo del brazo y me voy junto a él a otro sitio—. Nos vamos, hermana. Luego hablamos.

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