Amanda.
Es curiosa esta situación. Dante, Tiffany y yo, sobre el escenario de un casino de hotel, a la espera de cualquier cosa. Vivir o morir. Será cualquiera de esas dos cosas para mi prima y para mí. Lo más retorcido es que para yo vivir debo matar a Dante, o esperar a que alguien más lo haga, alguien que ni siquiera está aquí.
Dante está mirándome como si no me reconociera. Quizás mi seguridad al hablarle sin miedo lo ha dejado consternado. Claro, está acostumbrado a que todos le teman. Pero yo no voy a sucumbir ante él, no fue así como mis padres me enseñaron a medirme a las personas que solo quieren hacerme daño. A lo mejor lo que estoy haciendo me cueste la vida, porque quizás esta valentía no me sirva para nada más que para morir con dignidad, pero al menos moriré dando la cara al enemigo. Es más, ni siquiera tengo idea de lo que voy a hacer. Creo que solo dejaré que las cosas que yo haga sean producto de mi intuición e improvisación.
— ¿Qué fue lo que hiciste? —me pregunta Dante con un tono de susurro y con clara consternación—. ¿Cómo lo haces?
— No sé de qué me hablas —le digo mirando al publico mientras Dante me respira en el oído como perro con rabia.
— Hablo de la conexión que tienes con el Plano de Luz. Puedo sentirlo, puedo percibir esa magia. Se siente como una energía que atraviesa todo este salón. Tú, Amanda, estás ocultándome algo. Dime lo que es, te lo exijo.
Este sujeto me ha dejado húmeda la oreja. Su aliento es repugnante; huele mal y la humedad que me impregna en la piel me da asco y escalofríos. Pero lo más importante es: ¿Cómo sabe que tengo una conexión con el Plano de Luz? ¿Será porque es brujo?
—No sé de lo que hablas —le contesto con evidente nerviosismo, el cual es más que suficiente para decirle a Dante que le estoy mintiendo.
— Amanda, Amanda... Me sorprende la osadía que posees al tratar de ocultarme información tan importante. ¿Sabes que podría leer tu mente al adentrarme en ella en menos de dos minutos de esfuerzo? —Aparta su pestilente boca de mi oreja y vuelve a dirigir toda su atención al público para darle continuidad a su acto de muerte. Esa sonrisa perturbadora se aparece de nuevo en su rostro y alza la voz para continuar—. ¡Muy bien! ¡Mucha atención! Seguramente se preguntan en qué consiste mi acto. Bueno, soy un aclamado mago. Me llaman... el... Mago Rojo... Y ahora quiero que presten mucha atención a lo que haré. Miren a estas dos señoritas a mi lado. Lo que haré con ellas va a sobrepasar cualquier cosa que hayan visto antes. Atención.
Dante extiende sus manos hacia Tiffany y yo, entonces empezamos a experimentar una sensación vibratoria en todo el cuerpo. La gente se concentra en lo que está ocurriendo y comienzan a murmurar sobre lo que ven. Somos mi prima y yo elevándonos desde el piso del escenario hasta casi llegar al techo del casino. Tiffany está demasiado asustada mirando el piso desde arriba ante el asombro y la cara de estupefacción de todos los presentes que ignoran que esto no es un truco barato.
— ¡Maravíllense! ¡Estas bellas damas elevadas ante sus ojos no están atadas a ningún cable! ¡No hay ninguna polea en el techo! ¡No hay nada sujetando a estas señoritas! Esto... Esto es magia... Pero viene lo mejor. ¡Voy a dejar a ambas damas elevadas en el aire para que ellas también puedan apreciar otra parte de mi acto! Esta parte involucra a algunos de ustedes al azar. Por favor, si ven sangre no se asusten... Es normal.
El loco de Dante nos ha dejado suspendidas en el espacio mientras que su atención se fija en el público.
¿Qué planea?
Lamentablemente no tardo mucho en entender lo que sucede, porque al mirar al fondo del casino, al final de todas las personas, noto que hay un hombre con una expresión demasiado extraña en el rostro. Dante tiene la mirada clavada en ese hombre, y entiendo que él le está haciendo algo desde este punto. Está usando su magia para hacerle daño al hombre. El resto del público se percata de lo que está sucediendo y voltean a ver hacia atrás, dándose cuenta de que algo anda fuera de lo normal.
El hombre con la expresión extraña comienza a elevarse también en el aire, producto de la magia de Dante, y comienza a gritar de dolor. Eso hace que la gente se horrorice.
— Ahora observen con atención lo que ocurre con este hombre —exclama Dante sin dejar de sonreír como psicópata.
Los ojos del hombre se ponen de color rojo. Este grita de manera espantosa, y una enorme llamarada de fuego voraz le sale por la boca, cubriéndolo por completo en cuestión de segundos, lo que provoca que todos comiencen a gritar angustiados y que corran en diferentes direcciones buscando las salidas de emergencia del casino.
— ¡Amanda! —me grita Tiffany a mi lado. Ella patalea aterrorizada, tratando de bajar de donde estamos, pero es imposible hacerlo. Me duele tanto en el alma verla llorar tan asustada.
— ¡Tiffany, quédate quieta! —le indico.
La risa de enfermiza de Dante choca contra cada pared de este salón y se convierte en un estridente eco en los oídos de todos los presentes. La risa es tan fuerte, que hace que quienes todavía no han logrado salir entre la multitud del casino, se caigan al piso con las manos tapándose las orejas. Lo mismo hacemos Tiff y yo, pero sin poder bajar de este sitio. Inesperadamente un apagón deja a oscuras el casino y en total silencio, incluso Dante ha dejado de carcajearse como fenómeno.
— Amanda, ¿qué está pasando? —me pregunta mi prima, a la que no puedo ver.
Una voz femenina proveniente de detrás del telón del escenario hace que me quede helada. Es la voz de Alessa.
— Ya se acabó el truco mal hecho, Dante.
¡Sí, en definitiva ha sido ella quien dijo eso!
La luz sigue sin volver, pero puedo oír el diálogo que se desarrolla entre mi hermana y Dante.
— ¿Qué haces aquí, estúpida? Debiste quemarte viva en la habitación del hotel donde te dejé encadenada junto a tu amado Zein.
Alessa se ríe dándose aires de gloria.
— Jamás subestimes a un vampiro. Ya ves que todos tenemos trucos bajo la manga. Tú resultaste ser mitad brujo, mientras que Zein y yo nos libramos de una muerte casi segura siendo solo vampiros. Que lástima para ti que no te funcionara tu táctica para eliminarnos.
— ¿Cuándo pasó eso, Alessa? —pregunto asombrada y consternada al darme cuenta de que ella y Zein estuvieron a punto de morir por culpa de este infeliz, y que yo ni siquiera me di cuenta de eso.
— Te sorprenderías —responde Alessa—. En esta vida pueden pasar muchas cosas en tan solo unas horas, hermanita.
Dante interrumpe de golpe:
— ¡Ya cállense, malditas! Que bueno que ahora tengo a las 3 chicas del clan Wright reunidas en el mismo sitio, así podré matarlas a la misma vez. ¡Si tú, Alessa, eres tan valiente como para venir aquí a desafiarme, entonces ¿por qué no enciendes la luz de nuevo? A ver...
— Con gusto —contesta mi hermana.
La luz se enciende de inmediato y, al mirar todo con claridad, todos quedamos en shock al ver a Zein parado frente a Dante mientras le apunta con un soplete del que emana un fuerte olor a combustible. Pero por si fuera poco, Alessa aparece detrás de Dante y le arroja un baldazo de licor encima. Sin perder tiempo, Zein le lanza una llama enorme de fuego con el soplete, lo que al instante convierte en una antorcha humana a Dante, en una antorcha vampiro en este caso. Que extraña sensación me da escuchar los alaridos de dolor de ese infeliz mientras lo vemos arrastrarse por el piso del escenario.
Tiffany y yo caemos con fuerza muy cerca de Dante, ya que al estarse quemando vivo no es capaz de mantener la magia con la que nos tenía suspendidas en el aire. La gente que quedaba en el recinto ya se fue. No desperdiciaron la oportunidad que tuvieron para huir y evacuar el edificio. A los segundos se escucha una alarma que resuena en todos los pisos del hotel. Es solo que, para nuestra desgracia, los detectores de humo en el techo han activado los grifos de agua.
— ¡Maldición! —grita Zein—. ¡Ahora no!
Los chorros de agua están apagando las llamas que cubren a Dante. Eso solo significa que estamos en verdaderos problemas. Hasta el cuerpo sin vida del hombre al que Dante calcinó está apagándose con el agua.
Zein nos empuja a todas para que huyamos del casino, antes de que el infeliz de Dante pueda volver a usar su magia o su pistola de balas de oro.
— ¡Corran, corran! Voy detrás de ustedes.
Corremos en fila por el estrecho pasillo. Yo voy adelante de los demás; Tiffany viene detrás de mí; Alessa le sigue a mi prima, y hasta atrás viene Zein cuidándonos las espaldas. Damos demasiadas vueltas, confundidos por tantos pasillos que nos conducen a otros salones y a otros pasillos. No podemos utilizar los elevadores del hotel porque lógicamente han sido desconectados a raíz de la alerta de incendio. Pero afortunadamente encontramos las escaleras de emergencia al centro del edificio, van en forma de espiral y es la mejor opción que tenemos para descender. Por eso no hacemos ni la menor pausa antes de comenzar a bajar en busca de la salida principal del edificio.
Escuchamos detonaciones de arma de fuego que vienen desde arriba, justo desde el piso donde está el casino. Abajo se oye el bullicio de la gente que sigue evacuando el hotel, y de los empleados que tratan de darle calma a los huéspedes. No han pasado más de 15 segundos desde la primera detonación, cuando escuchamos una segunda, pero seguidamente me doy cuenta de que algo viene cayendo por las escaleras detrás de mí. Al mirar hacia atrás suelto un grito espantoso. Es el grito más fuerte, más estridente y ensordecedor que he emitido en toda mi vida.
Estoy experimentando nuevamente esa sensación, de que las cosas a mi alrededor se detienen, pero no es así, solo veo que todo va muy lento. Veo a Zein y a Tiffany llorando. En sus rostros es evidente el dolor y la tristeza que están sintiendo. Y yo... yo por un instante olvidé lo que acabo de presenciar: Es el cuerpo de Alessa tirado al pie de las escaleras. Logramos llegar al primer piso del hotel, y siendo así, también escucho los ecos de las decenas de personas presas del pánico que tratan de salir de este maldito lugar.
¿Pero qué es esto? ¡No! ¡Alessa no!
Mi infeliz subconsciente me hizo negarme a aceptar lo que está pasado. Mi hermana con un agujero en el pecho, a la altura del corazón, está muerta con sus hermosos ojos cafés abiertos, haciendo parecer que sigue con vida. Pero no es así. Yo todavía no salgo de este trance de ver cómo el tiempo parece transcurrir demasiado lento. Aún así, me lanzo sobre el cuerpo de mi hermana y comienzo a besar su rostro por todas partes, deseando que me mire fijamente y me diga algo, que pueda darme un abrazo, ese abrazo que he esperado por tanto tiempo. Aunque todo vaya muy lento, en mi mente, los recuerdos de la infancia entre Alessa y yo van pasando uno a uno a velocidad rápida. Son escenas de alegría, pleitos, juegos, momentos entre hermanas que me están quemando el alma. Y cuando todas las acciones actuales vuelven a su velocidad normal escucho tres disparos, los cuales impactaron en el piso en donde nos encontramos. Zein me levanta de un tirón, de forma muy similar a como Stephen lo hizo con Tiffany cuando Mike fue asesinado por el mismo de agraciado que acaba de arrebatarme al ser que más amaba en esta vida.
Creí que Zein querría llevarme lejos de aquí, pero en lugar de eso está ignorando todo el peligro y me abraza muy fuerte mientras repite el nombre de Alessa una y otra vez. Esto es algo que no me esperaba. El sufrimiento que hay en Zein es inmenso, pues luce más destruido por dentro que cuando la misma Alessa asesinó a Liv. Es como abrazar a un pequeño niño indefenso que llora sin consuelo.
Tiffany con el rostro rojo de tanto llorar por la muerte de mi hermana, está comenzando a tirar de Zein y de mí para que nos vayamos de inmediato, puesto que Dante está demasiado cerca y está decidido a matarnos a todos. Lo vemos bajar por las escaleras a duras penas. Tiene el cuerpo quemado, difícilmente se le pueden ver los ojos. A pesar de que su cuerpo se está regenerando, todavía no es lo suficiente como para bajar rápidamente por las escaleras. Viene cojeando y tampoco está lo suficientemente fuerte como para hacer magia en este momento. Debemos aprovechar ese factor a nuestro favor para huir antes de que nos mate a todos, porque a decir verdad se está regenerando demasiado rápido.
Considero que es un acto inteligente el hecho de que Zein prefiera correr con Tiffany y conmigo hacia la calle, sin importarle la tormenta de nieve que cae en este instante. Al alejarnos no puedo evitar mirar hacia atrás a mi amada hermana. Esto me afecta tanto, que incluso ahora siento ganas de vomitar, y es justo eso lo que hago a medio camino. Me detengo para vomitar porque la impresión, el duro golpe que me ha significado la muerte de Alessa es como para querer morir. Y de hecho, eso me gustaría ahora.
Alessa...
Aunque visiblemente afectado, Zein me toma del brazo y me obliga a seguir corriendo mientras lloro, lloro y lloro sin parar. Sin detenernos ni un instante Zein trata de hacerme sentir fuerte.
— ¡Vamos, Amanda! No pares de correr. Tienes que vivir por tu hermana. ¡Corre más rápido!
Vivir por mi hermana. ¿Cómo? Si Alessa ya no está, no tiene caso que yo siga viva para lamentar su muerte por el resto de mis años. ¡No, sin mi hermana no!
— ¡Suéltame! —le grito a Zein, al tiempo que me detengo en mi andar y me suelto de su mano bruscamente—. ¡No pienso seguir sin mi hermana!
— ¿Qué demonios estás diciendo? —me pregunta Zein con clara impotencia—. ¡Corre! Dante es más fuerte que cualquiera al ser un híbrido. No tendremos muchas posibilidades si nos quedamos.
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Nuevo Amanecer
FantasíaAmanda dejará de ser irrelevante para dos seres totalmente opuestos entre sí; Stephen y Zein, dos vampiros cuyo pasado ha sido marcado por la desgracia y la sangre. Stephen es un vampiro, fruto de un experimento masivo hecho hace siglos, el cual bus...