Capítulo 25: Desaparición

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Al llegar a casa no le dije a mamá sobre lo que pasó. Sí me preguntó sobre el collar que llevaba puesta en la mano ya que Justin me lo había roto; le dije que era algo que me habían regalado en el trabajo, así no tuve que decir mayores detalles.

Un día agotador era lo peor de todo. Tener que llegar a solo recostarse en una cómoda cama era lo mejor, pero sería mucho más grato si pudiera acostarme en mi propia cama.

—Te ves muy cansada... —Me dijo Justin mientras se recostaba también a mi lado.

—Y mañana tengo que volver a ir... es peor que el colegio —Me lamenté. Me cubrí la cara con una almohada y refunfuñé en ella. Lo único bueno es que este tiempo si te lo pagaban, pero el colegio es un tema aparte.

—Tú quisiste trabajar

—Yo no quise... ellos me llamaron —Dejé mi almohada sobre mi cara y bajé los brazos. No debería quejarme ya que hay mucha gente cesante con esto del trabajo...

Entre tanto lamento de trabajar y todo recordé el regalo que le había hecho.

Me puse de pie haciendo que la almohada callera al piso.

— ¿Qué pasa? —Me preguntó Justin sin levantarse. Solo me miraba como estaba ahí parada.

—Voy por algo... —Salí de la pieza y corrí hasta llegar frente a la puerta de la mía. Toqué repetidamente esta y en tan solo unos segundos salió un Nicolás con cara de frustrado.

— ¿Qué quieres? —Me dijo algo somnoliento. —Deberías estar durmiendo, no estar... molestando a la gente.

—Tú no eres gente, eres Nicolás —Fruncí el ceño. —Y tengo que sacar algo —Lo obligué a que corriera la puerta para que yo entrara. Al momento de estar adentro me di cuenta de lo desordenada que estaba mi pieza. No era como yo la había dejado, y el olor que antes solo estaba en las tapas ahora invadía toda la habitación.

Contuve mis ganas de gritarle ya que estaba cansada. Me dirigí hacia las bolsas que había dejado ayer y de ahí tomé un pequeño sobre.

— ¿Un regalo para mí? —Me dijo Nicolás asomándose por mi hombro.

—Tal vez algún día... —Le soplé en la cara haciendo que él se hiciera hacia atrás. Me dirigí a la puerta, pero antes de salir lo miré nuevamente. —Espero que ordenes... —Lo miré entrecerrando los ojos y cerré la puerta de seguido.

Caminé nuevamente hacia la pieza de Justin. Me senté en la cama y le dejé el regalo enzima de su pecho ya que aún estaba recostado.

Él levantó ligeramente la cabeza y al ver el regalo se sentó.

— ¿Y esto? —Dijo viendo el pequeño regalo.

—Ábrelo —Le dije entusiasmada. Este era el primer regalo que le hacía enserio y me ponía algo ansiosa el pensar si le gustaría.

Él abrió el paquete cuidando no romper el papel. Al ya tenerlo abierto pudo contemplar lo que tenía en su interior. Lentamente sacó un pequeño reloj junto a un pequeño colgante para el celular.

Formó una sonrisa al ver ambos objetos y no dudó ni un segundo en ponerse el nuevo reloj.

—Gracias —Me miró con una sonrisa. —Y ¿Por qué una hamburguesa? —Levantó el pequeño colgante.

—Porque cuando lo compré los dulces ya me estaban hartando —Hice una mueca. —Además es linda —Asentí con una sonrisa.

—Es verdad eso de que el trabajo cansa... —Soltó una pequeña risa. Yo no le hallé la gracia, pero igual me reí.

El recuerdo de un amor olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora