Capítulo 32: ¡Por fin!

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Frente a mis ojos estaba el doble de Nicolás en versión mujer. No sabía si era por conducir tanto que estaba viendo ilusiones o de verdad ahí estaba la mujer.

— ¿Está bien? —Me volvió a preguntar el caballero del mostrador.

—Perdón –Tartamudeé, una sonrisa fingida tuvo que salir de mis labios para poder aflojar el momento.  Ignoré los pedazos y me acerqué a la mujer que estaba frente a mí. La tomé del rostro y la obligué a mirarme. Esos ojos de color café eran iguales a los de él, he incluso hasta la expresión era igual al momento de no saber qué pasa. Tuve que abstenerme a no gritarle en la cara que quien era, ya que sus familiares estaban a su lao y no creo que sea una buena idea iniciar con esto.

— ¿La sueltas? —Me dijo otra señora la cual la acompañaba. Me hizo a un lado y apegó a la madre de Nicolás a su lado. Yo entrecerré los ojos y la miré de mala gana. La señora no se veía muy contenta.  — ¿Qué crees que haces? —Me dijo sombría. No sé si fue la emoción y el sacarme una carga de enzima que me impidió que me enojara. Formé una sonrisa y esto hizo que la señora de antes me mirara confundida.

— ¡La encontré! —Grité alegre. Comencé a saltar por todas partes y seguí repitiendo "la encontré" con gran entusiasmo. Mi alegría era tan grande, que sentía que me había sacado un peso de encima, como si la culpa de todo lo pasado se hubiera esfumado con solo una mirada. —No está muerta... no está muerta —Dije al detenerme frente a ellos nuevamente. Estos me miraban horrorizados y ocultaban aún más a la mujer. No es un perro como para que la anden escondiendo.  —Usted es la mamá de Nicolás —Le dije a la asustada señora que se escondía detrás de su familiar. Esta al escuchar el nombre de Nicolás reaccionó de inmediato, como si hubieran dicho su propio nombre.

—Nico... mi Nico... —Comenzó a repetir. Era extraño ya que era lo único que decía, y como lo repetía parcia desesperada. Por lo que se veía tenía como un trauma o algo ya que no reaccionaba bien a las cosas. Se veía algo como un trastorno mental... o parecido. Ella se ve joven, pero su mente no responde de la forma en la que yo me esperaba. Sinceramente me esperaba alguna mujer que olvidó y se fue con alguien más, o que estuviera muerta. Que tuviera un trastorno no era una de mis suposiciones.

Los familiares comenzaron a calmarla y a decirle que estaba todo bien, pero la señora seguía diciendo las mismas palabras con tal desesperación que se aferraba de los brazos de su acompañante como rogándole.  El caballero de antes me hizo a un lado para que habláramos. Yo acepté y desvié mi mirada con extrañeza al verla.

— ¿Conoces a un tal Nicolás? —Me susurró el hombre. Su voz sonaba insegura, como si de verdad quisiera confirmar un algo y que la respuesta fuera positiva.

—Sí —Asentí levemente. —Ella es su madre... mire... —Comencé a rebuscar en mi bolsillo y de ahí saqué la arrugaba fotografía de ella y otra aparte de Nicolás, que llevaba en caso de emergencia. Se la entregué y el las examinó. Comparó a la señora de la foto con la de ahora, y después de verla varias veces se convenció un poco. No lo niego, la mujer está muy cambiada, pero enserio que es parecida a Nicolás.

—Nosotros creímos que esto nunca iba a pasar... —Dijo el caballero mientras se llevaba una mano a la nuca. —Ha pasado tanto tiempo que pensamos que nunca nadie vendría por ella... —Me miró.

— ¿Como la encontraron?  Ha estado mucho tiempo desaparecida... y Nicolás la ha buscado mucho —Exclamé con cierta preocupación. A una persona no se le encuentra en un lugar cualquiera y luego la adoptan.

—La encontramos cerca de la carretera... como por aquí... —Indicó la carretera que se veía por la ventana. —Estaba muy desorientada y cuando salimos a su ayuda ella no respondía. Pareciera que le hubiera pasado algo grave que la dejó sin habla... su mirada estaba perdida...

El recuerdo de un amor olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora