Capítulo 26: Como recodar

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—Ten cuidado —Me dijo Camila mientras me ayudaba a sostener la bandeja. Yo la miré desconcentrada, no me había fijado en lo distraída que me encontraba.

—Perdón... —Miré algo asustada la bandeja, al menos no se me había caído nada. —No me di cuenta...

— ¿Qué te pasa? —Ella frunció el ceño. —Has estado distraída durante todo el día...

—Ah... —Bajé la mirada y le entregué un pequeño pastel a la mesa correspondiente. —No pasa nada... solo tengo algo de sueño...

—Pues duerme bien —Habló Nicolás detrás de mí. —Tienes que tener cuidado con no votar nada —Me miró de reojo y siguió caminando.

Yo refunfuñé mientras lo seguí con la mirada. "Duerme bien" Como si pudiera dormir bien después de lo que me contó. No pude conciliar el sueño tratando de recordar lo que su mamá me dijo... pero solo encontré un gran dolor de cabeza.

— ¿Te gustan las trenzas? —Me habló nuevamente Camila mientras tomaba una de las cinco trenzas que tenía. La miré distraída.

—Ah, si... —Le respondí con una sonrisa.

~ Otra más ~

Ya sé...

Ya me he tenido que hacer cinco trenzas por culpa de Justin, no me creo lo mucho que miento en tan poco tiempo; ahora tengo que agregar una más.

Camila siguió con lo suyo y yo con lo mío. Terminé de repartir las cosas y me dirigí hacia el baño. Ya estando ahí saqué una pequeña liga que llevaba en uno de los bolsillos y me hice una pequeña trenza justo al lado de la oreja.

~ No creí que mentirías tan rápido ~

Ara que veas que te hago caso

Dando por finalizada mi trenza salí del baño. Al llegar a la cocina miré el reloj que estaba a un lado de la puerta. Ya era mi hora de salida, así que Justin debería estar afuera de la tienda esperándome.

—Laura —Me habló uno de los chefs. — ¿Podrías llamar a Camila? Por favor —Me dio una sonrisa. Yo asentí rápidamente y fui hacia el salón. — ¡Camila! —Le grité ya que estaba en el otro extremo.

— ¡Que! —Me respondió

— ¡Ven! —Le hice una seña con la mano. Ella terminó de entregar el pedido y caminó rápidamente hacia mí.

— ¿Qué pasó?

—Tu papá te llama —Indiqué la cocina. Ella asintió y me dio las gracias.

Peter era el padre de Camila, así que por eso ella ayudaba con las cosas. Fue gracias a él de que Camila convenció al jefe para contratarme.

Ya hecho el pedido me dirigí a cambiarme.

Al salir me encontré con Justin; estaba apoyado contra la pared y escuchaba música. No fue hasta que le toqué el brazo que se dio cuenta de mi presencia.

—Hola —Me dijo con una sonrisa mientras se quitaba los audífonos. Se acercó a mí y me dio un corto beso en los labios.

—Hola —Le respondí igual con una sonrisa.

Cogió mi bolso, me tomó de la mano y comenzamos a caminar.

— ¿Qué te dio con las trenzas? —Tomó una de ellas y se rio.

"Es por una apuesta"

—Es porque me gustan... —Hice una mueca.

Si sigo así terminaré con mi cabeza llena de trenzas.

El recuerdo de un amor olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora