Capítulo 31: Mal lugar

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Justin si pasó la noche en la sala. Era la primera vez que se enojaba tanto de esa manera, ya que siempre que se enoja solo dura un corto tiempo, pero esto fue enserio ya que a la mañana siguiente tampoco me habló. Fue raro ya que mamá, Tom y Nicolás estaban normalmente tomando desayuno, mientras que Justin y yo no nos mirábamos.

Hoy venían a buscar a Nicolás, y por eso tenía tiempo límite para contarle. Se supone que hoy, por haber ayudado a mamá ayer, podía faltar a cases como recompensa, y fue muy oportuno ya que no tuve que darme una excusa.

Al terminar de comer levanté mis cosas, las dejé en el fregadero y fui hacia la habitación de Justin. De ahí saque de mi pantalón la arrugada imagen, la cual parecía que se iba a romper en cualquier momento, y tomé mi bolso. Regresé a la sala y ahí todos me miraron raro, incluyendo Justin.

— ¿A dónde vas? —Me dijo mamá con una sonrisa, como si fuera una broma.

—Es que ayer vi algo que me gustaba... ¿Puedo ir a comprar? —Sabía que eso no me lo creía nadie, pero para mi suerte mi mamá podía sr ese "nadie". Se puso tan feliz al ver que me interesé en ropa que me dejó de inmediato.

Aún faltaba para que Justin se fuera a la escuela ya que los miércoles entramos tarde... aunque no lo crean, ya que por culpa de la materia de Tecnología la redujeron salimos beneficiados un poco...

Al terminar de escuchar la aceptación de mamá me dirigí hacia la puerta donde estaban todas las llaves colgando y eso incluía las del auto de Justin. Para disimular tomé primero esas y luego las de la casa la cual estaban debajo, así pareciera que solo tomé una.

Con nerviosismo dije un último adiós y salí rápidamente hacia el estacionamiento. Al llegar al auto no se me hizo problema ya que el portón estaba abierto, así que no saldrían a ver porque se estaba abriendo. Despacio abrí la puerta y entré rápidamente. Tomé aire, me abroché el cinturón y salí lentamente. Al ya estar afuera me di cuenta de que nadie me veía, así que estaba bien.

Manejé los quince minutos o tal vez menos ya que solo iba al puente. Tenía que ver esa nimita nuevamente.

Al llegar vi a la luz del día el fondo del barranco el cual estaba repleto de piedra al fondo. Era increíble como podían construir cosas como puentes para pasar por partes mortales como estos acantilados. Con miedo vi hacia abajo y era vedad que ahí hubo un accidente ya que entre todas las rocas aún se notaban las partes negras y el poco pasto quemado, tal vez el auto explotó... o solo sea mi imaginación...

El lugar no daba mucho a conocer así que fui nuevamente hacia donde estaba la señora de ayer. Ella se extrañó mucho el verme por estos lados nuevamente, pero con cordialidad me invitó a pasar a su casa. Ahí le hice preguntas sobre si sabía del accidente pero para mí mala suerte solo me dijo que alguien que no conocía fue quien lo presencio ya que esta era la persona que estaba frente al puente y se tapaba la boca al ver el acto. Sabe que fue una mujer, pero como era de noche no supo nada más de ella ya que se dio a la fuga. Ella cree que el acto fue traumático y por eso no quería estar ahí.

Las pistas no fueron demasiado, pero si sabía una cosa, tenía que encontrar a esa mujer. Lo único que me pudo decir de verdad la mujer fue que la mujer se fue en dirección a la carretera. Eso era algo difícil ya que yo no sabía manejarme para nada con esto del auto, y no sabía hasta donde llegaba la carretera.

Con cuidado y nerviosismo comencé a manejar en dirección a esa extraña carretera y no tenía la certeza de nada, pero si tenía un mal presentimiento.

Mientras manejaba se me ocurrió una idea... aunque sabía que sería una de las peores que he tenido pero la necesito. Mientras no llegue a casa Nicolás no se irá con sus padres ya que estos también se quedarán con mi mamá ayudándola, así que eso tendría que hacer o al menos hasta que encuentre algo más concreto sobre la madre de Nicolás...

El recuerdo de un amor olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora