®TRIO DE ASEX.

Anhelos......

El despertador sonó y Adam sintió un fuerte dolor de cabeza. Al incorporarse se mareó y se arrastró hasta el baño y se tomó una aspirina del botiquín. Cogió el termómetro y se sentó con el bajo el brazo en el sofá de su sala de estar.

Cuando éste avisó con unos pitidos comprobó que marcaba 39 grados.

- Mierda- dijo para si mismo.

Llamó al trabajo y avisó de su estado febril, sabía que salir a la calle con el pelo mojado le acabaría pasando factura y ese día había llegado. Se dio una ducha para bajar la fiebre y esta vez se secó el pelo. Miró su aspecto en el espejo y soltó un bufido.

Lo que más sentía ese día no era estar enfermo, era no poder ver a la chica de ojos de mar.

*****

Ashley estaba animada y esta mañana había decidido cuidar un poco más su aspecto. El chico más guapo de Nueva York, según su propio criterio, ayer le pidió una cita y ella quería darle la respuesta que ayer no le dio. Había ensayado en el espejo del baño como una quinceañera lo que le iba a decir y como iniciar la conversación. La noche anterior le había costado mucho dormirse pero sus ojos brillaban con luz propia.

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Andy pasó la noche solo por primera vez en dos meses. Decidió tomarse un respiro y desfrutar de la cama redonda King size que compró para sus encuentros sexuales. Su casa tenía un aire de hortera de bolera, el aspecto de una persona con miedo al compromiso y al amor en general. Andy nunca fue una persona sencilla, era un hombre de gustos caros y estridentes pero no era sinónimo de elegancia.

Toda su vida no era más que una máscara, un muro construido para protegerse de lo que verdaderamente era, un fracasado.

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- Ashley estas diferente esta mañana ¿Qué te has hecho?

- ¿Yo? Nada, estoy normal, como siempre- respondió ella

- Para nada! Estás brillante y eso tiene que tener un transfondo... amoroso- continuó Brenda.

- ¿Dónde está la llanda de magdalenas?- Ashley cambió de tema.

- En el horno- le dijo Brenda alegremente mientras se iba a otro lugar de la cafetería.

Ashley no dijo nada, pero se sintió molesta. Cocer esos bollos de arándanos era el un vínculo de conexión entre ese chico y ella, ella sentía que con cada bocado que el le daba era un beso que ella recibía. Su abuela le solía decir que a los hombres se les conquista primero por el estómago, y Ashley se tomó al pie de la letra esas palabras.

Pasó un rato hasta que se le pasó el cabreo y miró el reloj de la puerta, sabía que faltaba poco para que el chico de sus sueños cruzara la puerta.

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-¿Dónde está Adam?- preguntó Andy a Shanon.

- Está enfermo, así que hoy no tendrás a quien contarle tus batallitas de capullo- le dijo con sarcasmo.

Shanon era la compañera de al lado de Adam. Una chica que había sufrido las tóxicas relaciones de Andy, el la había seducido y después usado y humillado a su antojo, por lo cual ella no le tenía un afecto especialmente bueno. Sin embargo con Adam se llevaba bien, se les podría calificar como amigos y ella el le gustaba.

- Vale señorita angustias- le respondió Andy.

- Tú si que das angustia- Shanon respondió en voz baja mientras este se alejaba.

Andy se sentó con desgana en su despacho y reposó las piernas con chulería sobre la mesa, cogió su Iphone y llamó a Adam. Esperó hasta diez tonos y colgó sin respuesta.

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¿Dónde estará? Pensó Ashley. Ya pasaban veinte minutos de la hora habitual de su llegada habitual a la cafetería. Sus ánimos se fueron apagando a medidas que las agujas del reloj avanzaban y Brenda noto su mal humor.

-¡Ashley EL café!- gritó Brenda

- ¡Joder!- gritó también Ashley.

- Cámbiate el delantal yo limpio esto.

Estaba tan absorta en sus pensamientos que olvidó pulsar al botón de paro de la cafetera.

Cuando volvió Brenda seguía limpiando el estropicio.

- ¿Qué te pasa? Estás como ida.

- Lo siento, no se que me ha pasado.

- Cariño creo que lo que te pasa se llama mal de amores- dijo Brenda escurriendo la bayeta.