La Chica del Hijab ©

Capítulo 20

Melek

— Sólo entras y te sientas a su lado. Yo te diré lo que tienes que hacer ¿Vale?— la chica estaba guapísima. 

La intentaron maquillar como yo, y consiguieron bastante, aunque no lo que yo quería. Llevaba un vestido rojo, ceñido al cuerpo, el pelo en unos bucles marrones, y lucía las piernas con unos tacones de plataforma. Comencé a ponerle el velo, y le puse una larga túnica. Luego, acompañada por Mike, entraron a la sala

— Buenos días Stephen

— Hola— su vista vuela a la supuesta yo

— Hoy Melek está un poco afónica. Pero puede estar contigo.

— Sí, definitivamente— mi doble forza la voz

Mike asiente y sale de la sala. 

— Bien, saluda y siéntate en frente de él— la chica obedece mis órdenes— crúzate de brazos y deslízate un poco sobre la silla

— ¿Qué aún no me insultas? Estás tardando—ironiza

—Sonríe con superioridad, y repite detrás de mi "Estoy esperando tu confesión"— le digo. Mike me mira sorprendido— Míralo, y no despegues tu mirada intimidadora de él. 

La chica obedece, y no hace más que lo que le digo

— Melek... ¿Estás segura?

— Aireate con la mano y comenta que hace calor— prefiero no responder a Mike, porque ni yo me siento segura de lo que hago— Ahora levántate y haz como si fueras a apagar las cámaras

La chica sigue mis indicaciones al pie de la letra, mientras veo cómo los ojos de Stephen se llenan de deseo. Miro a mi compañero y le pido que traiga a nuestro segundo actor. Él asiente y sale de la sala. Un chico, con una túnica, un gorrito blanco, y una barba que le tapaba el cuello entró. Me dedicó una sonrisa, mientras yo me acercaba a él para explicarle lo que debía de hacer. Mike mientras, le indica a la chica cómo seducir a Stephen (Sólo un hombre sabe cómo se hace)

— Bien, quiero que sea algo realista. Y nada de tonterías ni se me olvidó el texto, no estamos en un rodaje

 — Señorita Melek, no se preocupe por nada— me dedica una sonrisa, antes de mirar a Mike esperando que le de la entrada

Empuja la puerta con rabia y entra, para quedarse paralizado al ver a su esposa sin velo y con ropas ceñidas y cortas delante de un hombre. La llamaría de todo, le pegaría y la arrastraría fuera de la sala del pelo. Esa era la escena

Cuando me gradué me pasaron su informe completo. Y no, Stephen Craig no era un hombre cualquiera. Había publicaciones en sus redes sociales anti-islamistas, algunas hasta llegaban a amenazas contra musulmanes. Un odio irracional hacia los musulmanes que lo llevó a matar a balazos a tres personas. Nada tenía sentido. Por lo que indagué en su pasado, encontrando algo que no me gustó del todo, y que podía ser la causa de su odio irracional. Y si Craig no quería decírmelo, se lo sonsacaría yo. 

El señor Stephen había estado en el servicio militar por algunos años, bajo el nombre de Anthony Maroon. Pero su aventura terminó en campos afganos, en donde se le declaró como muerto. Stehen volvió cinco años después, quizás tras meterse a una organización terrorista, para vengarse de algo, algo que averiguaré

— ¡NI SE TE OCURRA TOCARLA!— la voz de Craig me despertó de mis cabilaciones

— Melek, creo que deberíamos parar todo esto— me dice Mike desde la puerta

— ¡ES MI ESPOSA!— gritó el actor de vuelta

— ¡ESO NO TE DA DERECHO A TOCARLA ENERGÚMENO!— las cadenas de sus brazos parecen  estar a punto de quebrarse

— Miren quién habla— su tono es sarcástico— ¡EL QUE ASESINÓ A DOS MUJERES Y UN HOMBRE A BALA LIMPIA!

— ¡JURO QUE COMO LA TOQUES HARÉ QUE TE BUSQUEN Y TE CORTEN LOS HUEVOS!— Bingo, estaba diciendo que trabajaba con alguien más

— ¡¿AH SI?! ¿COMO CON RAZAN Y YOSUR?

<<Vamos dilo>>

— ¿Sabes? No me arrepiento, de hecho son gente como tú y merecieron cada bala que dejé en sus sistemas

— ¿Sí? ¿Como ella merece cada golpe?— el chico juega muy bien su papel

— Sí, porque ellas también permitieron que les pusiera la mano encima, y como él ellas tampoco merecían vivir— su frialdad me rompe el pecho, y una lágrima rueda por mi mejilla.

Siento la mano de Mike sobre mis hombros, para luego verlo caminar hacia la sala y separar al actor de Stephen que parecía comérselo. Ayudó a mi doble a volver a ponerse el velo y la sacó de la sala. Limpié mi lágrima y les dediqué una sonrisa.

— Muy bien hecho— estrecho sus manos

— No actuaba, decía lo que pienso— me responde el chico con una amable sonrisa

Cuando ellos salen, yo me quedo mirando el frívolo rostro de Craig. 

— Mami, quelo un helao— mi madre me había llevado a una heladería, con mi tía. Subimos al coche y yo me dirijo a mi asiento, donde mi tía me coloca el cinturón y se coloca en el asiento delantero

— Ay, se me olvidó la cartera— mi madre sacó el móvil y tecleó el número de papá— Amor, ¿Puedes bajarme mi cartera, la dejé en la puerta?

Segundos después aparece la figura de papá con la cartera de mamá en una mano, y con una radiante sonrisa en la cara. Mamá le sonríe y baja del coche.

— Estás muy olvidadiza, el embarazo no te deja ni la memoria— acaricia la barrigota de mamá y deja un beso en su nariz

— Vaya par de tortolitos— dice mi tía mirando al otro lado de la ventana

— ¡NO TE ACERQUES A ELLA!— suena una voz al fondo del aparcamiento.

Aparece la figura enorme del vecino, con una escopeta apuntando a mi padre

— Es mi esposa...— no llega a terminar la frase, cuando escucho un balazo, seguido del grito de mi tía bajando del coche, y de mi madre. 

Desesperada, tapo mis oídos, mientras siento las lágrimas correr por mi mejilla y un líquido caliente bajar por mis piernas

La mano de Mike me despierta de mis recuerdos. Me doy cuenta de que tengo las mejillas mojadas, de las lágrimas

— No creo que quieras seguir con esta tortura, Melek. No solo te haces daño a ti, me lo haces a mi también— acaricia mi mejilla. Como por acto reflejo, me alejo de su caricia— disculpa— dice avergonzado, antes de salir por aquella puerta para llevarse a Stephen de la sala contigua. 

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Hoy doble capítulo porque os lo merecéis. Espero que os guste, y como siempre COMENTA, VOTA Y COMPARTE

Ah casi se me olvida, ya he terminado "Alas de Libélula" Por si queréis pasaros a echarle un vistazo y dejarme vuestro amor y vuestra opinión por ahí también

Y ahora sí, hasta otro capítulo