Estaba algo nerviosa, por una parte por lo imbécil que fui por tocarla, y por otra parte porque no encontrábamos a nuestros compañeros. Al fin llegamos a una gran puerta, custodiada por dos policías. Al verla le sonríen y uno de ellos corre a abrir la puerta. Cuando nos acercamos ella baja la ventanilla y les sonríe amablemente
— ¿Qué tal?
— Muy bien señorita Melek, acaban de llegar algunos jóvenes, la directora les ha dado la bienvenida. Son creo que vuestros compañeros
— Ay sí, son ellos. Estaba preocupada, aunque este camino termina aquí.— parece algo más relajada
— ¿Y el coche? ¿Nuevo?—dijo el otro, mientras la puerta se abría con lentitud
— No... El mío parece estar averiado, éste es de Ángel— mi nombre suena tan bien en su boca. Agacho un poco la cabeza para poder verlos y los saludo con la mano.
— Entra ya, que te pierdes la expedición.— Ella asiente amablemente y entra el coche dentro de la granjaescuela.
— ¿Porqué policías?— pregunto curioso
— La asociación se ha hecho socia con el estado para que puedan traer aquí a niños del centro de menores— aparca el coche y me mira— no cualquier niño, sólo niños de diez— y se baja del coche
El olor a estiércol, a animales, a naturaleza se percibe desde el coche. Por otro lado el sonido de los animales que junto con el sol y el calor hacían de aquella granjaescuela el sueño de cualquier niño.
Podemos escuchar a niños reír y chapuzar en una piscina, que no estaba muy lejos de donde nos encontrábamos. Podemos ver a nuestros compañeros, acompañados de una chica, rubia de pelo bastante largo. Llevaba un vestidito de verano, y debajo se podía ver el biquini.
Al ver cómo la había mirado, Melek carraspea y camina hacia ellos. Yo me apresuro a seguirla
— Melek— dice la chica abrazándola. De nuevo siento envidia.
— Ayyy Candela— le responde ella
— Que guapa estás— le dice examinándola
Melek se acerca a ella y le susurra algo al oído, cosa que hace que la chica se ruborizara y me mire avergonzada.
«Mierda, seguro que le ha dicho lo de hace unos segundos»
— Y-ya les he enseñado la zona de la piscina y ping pong. Mejor sigues tu con la expedición— la chica se va sin mirar atrás.
— Bueno chicos, lo siento por tardar tanto pero hemos tenido un pequeño inconveniente— al decir aquello bajó la mirada a sus zapatos. Luego nos volvió a mirar y nos indicó que la siguiéramos— Por aquí está la cocina, y el comedor.—pasamos a una sala enorme con largas mesas y en las esquinas pilares de sillas colocadas unas encima de otras. Luego nos adentramos a la cocina, muy bien amueblada y bastante grande. Nos indicó que saliéramos y fuimos hasta una puerta y la empujó. Había muchas literas y al fondo una puerta, desde la cual vemos toallas y supe que era el baño— Aquí duermen los chicos— volvemos a salir y cruzamos otra vez el comedor para subir ahora unas escaleras. Había un largo pasillo con puertas— Y aquí los monitores— conforme vamos pasando voy leyendo los nombres sobre las puertas y me detengo al leer "Melek" en una de ellas
— ¿Vives aquí?— la pregunta salió sin permiso de mi boca. Ella me sonríe divertida
— No, ese cuarto solo es para cuando vengo de visita. Vengo muy a menudo— y entonces toca una puerta. Al no responderle nadie la empuja y entra. Muchas otras literas llenan ese otro cuarto— Y aquí duermen las niñas— Nos hace pasar y cruzar la habitación. Empuja una puerta al fondo y la luz del sol inunda todo el cuarto. Nos hace una seña para que la sigamos. Unas escaleras metálicas bajaban hasta el suelo, pasando por otra puerta. Ella baja algunos escalones para dejarnos espacio para disfrutar de las vistas— Y desde aquí se puede apreciar toda la granjaescuela.
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La Chica del Hijab ©
Romance1er premio de #MuslimAwards2017 en Novela Juvenil No ven en ella lo que piensa, lo que opina, lo que hace, su personalidad, sus aficiones, sus metas... Sólo ven el pañuelo que cubre su cabeza. Melek guarda tras su armadura de fuerza un corazón ente...