Capítulo V: La primera batalla por la libertad

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Ahora trabajaban formando un plan de ataque para levantar el sitio de Ventus Oris y expulsar a la Ultima Sombra de sus tierras y mantenerse a salvo. La luna mostró su plateado rostro, la sala se iluminó por completo del mismo color emanado por la fuente de poder, más maravillados estaban aún mientras pensaban qué otros portentos les aguardaban por ver.

El sol comenzaba a lanzar las primeras líneas de luz sobre las copas de los árboles y el plan de libertad ya estaba preparado. Cada uno de los miembros tomó rumbo a donde fueron enviados, mientras que las Ventus Oris resistían al primer ataque de tan sólo los duendes de Antus.

Damgus el señor de los corceles antes de partir a la batalla se reunió con su esposa la reina Afari y le encomendó proteger la ciudad y al pequeño príncipe Boorgus Selim de tan sólo doce años.

—Amada mía, debes de ser fuerte y valiente, no sabemos si ganaremos la guerra, hay una esperanza en el aire. Ponte a salvo y protege a Selim. En caso que llegáramos a perder la guerra ambos deben huir hasta Áurum donde serán puestos a salvo en la tierra de la reina Hellen, espero que por lo menos Sideris pueda mantenerse de píe en tiempos oscuros. —Dijo Damgus.

—¡Debes volver! ¡Tienes que volver! Tienes un deber con tu esposa y tu hijo. Arrebátale la vida a Drakon y a todo el que te quiera separar de nosotros o yo lo haré con mis propias manos. —Dijo ferozmente la reina del Sauce Blanco mientras se aferraba a su rey.

Al pequeño príncipe Boorgus Selim, su padre le regaló una cría de su hermoso caballo blanco llamado Celery Nébula, que quiere decir, Niebla Veloz.

Flabella fue enviada de vuelta a su cuidad porque las Ventus necesitaban de su líder, su reina. El cielo sobre Regis Venti se fue tornando gris lleno de terribles remolinos, grandes nubes lo recubrían en tinieblas, de repente, en las nubes se formaron espacios entre los cuales se fugaban algunos rayos de sol golpeando el suelo y desplegando una fina niebla blanca al contacto con el suelo, del primer rayo apareció Damgus, señor de la ciudad del Sauce Blanco montado en Celery Nébula, la gran ciudad se presentó con un gran número de magos, diez mil para ser exactos que provenían del Sauce, la mayoría de ellos montados sobre extraordinarios corceles, al frente, la infantería.

—¡Todos listos! ¡Prepárense a luchar! —Gritó ferozmente Damgus mientras guardaba su varita y tomaba el bastón real. Al aire sonaban los cuernos y los tambores al unísono, pero la señal decisiva de ataque siempre era la del rey, que usando su bastón desplegó un humo blanco brillante formándose el árbol de la ciudad el cual al poco tiempo estalló en señal de ataque.

Los duendes, seres extremadamente malvados, llenos de trucos y trampas dieron media vuelta para enfrentarse al ejército del Sauce Blanco, asestaron el primer golpe lanzando una especie de humo en color gris para perderse de la vista de los magos, tenían la habilidad de hacerse invisibles, ellos permanecieron atentos, Damgus levantó una cortina mágica para protección, con un estruendo, la cortina se desvaneció sin oponer resistencia.

Las varitas y armas entraron a la batalla. Algunos magos cayeron, los duendes fueron vencidos con facilidad por lo que se replegaron hacia el noroeste llevando las nuevas noticias a la Última Sombra debido a que fueron atacados por ambos frentes; eran los magos quienes celebraban, pero sabían que no duraría mucho.

Las Ventus que eran poderosas guerreras cuando estaban molestas algo que no sucedía muy a menudo, ellas al igual que las Lumen como la mayoría de los elfos no usaban varitas, portaban aljabas repletas de mortales flechas, no existía ser mejor que ellas en el arte del arco y la flecha, cualquier cosa en manos de una Ventus se convertía en un flecha, pero si uno de los hilos del arco se rompía, usaban sus largos cabellos amarrándolos de extremo a extremo del arco, definitivamente eran señoras del viento y también poseían magia, una de las magias más antiguas, su vuelo era tan rápido y sus alas tan poderosas que incluso podían lanzar una flecha y detenerla de frente.

EL CETRO Y LA GEMA. La SagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora