Hellen había robado todas las miradas con su dramática entrada y su vestido de luz emanante, algunos sorprendidos y otros con aires de alegría, pero ella miraba fijamente a la Última Sombra, tenía en sus manos el Cetro y la Gema, lo levantó para azotarlo contra el suelo provocando una explosión que arrojó de bruces a los duendes y gigantes.
La luz que emanaba la Gema hizo retroceder a los dos dragones que aún permanecían luchando, tan solo bastó un instante para que la lucha se retomara pero en ese instante Hellen habló y dijo —¡Reúnanse todos! ¡Todos a mí!
—¡Todos en formación de defensa! —Gritaban los señores de cada ciudad mientras sonaban los cuernos ordenando a su compañía a reintegrarse en una nueva formación.
Una línea era azul por los magos del Sauce Blanco, otra era verde por los elfos del Bosque Esmeralda, la tercera era blanca por los elfos del Anvel, la cuarta línea era dorada por los hechiceros de Áurum, la quinta línea era plateada por los brujos de Ciudad Montanea, la sexta línea era roja por los magos de Ciudad Escondida y la última línea era violeta por las Ventus Oris de Regis Venti, lo que desató la furia de los guerreros quienes luchaban con todas sus fuerzas haciéndose más peligrosos, Hellen los inspiraba, les había devuelto la fe.
Ahora eran seis luchando contra la Última Sombra, Hellen los lideraba y frente a ellos un poderoso ejército de rojo y negro, una lucha más entre la luz y la oscuridad.
A lo lejos se podía ver poderosos destellos de luz intermitente en todo momento, era la lucha del Báculo Negro de la Última Sombra contra el Cetro y la Gema de las ocho naciones, dos poderes de igual magnitud, se hacían daño pero ni uno ni el otro caía.
—¡Unidos! ¡Unidos! —Gritaba Damgus para que el pequeño grupo no se desintegrara debido a los poderosos ataques de la Última Sombra, mientras que, los ejércitos luchaban fieramente derramando sangre, fuego y sombras.
El número de guerreros del Báculo Negro disminuyó dramáticamente, al ver esto, Drakon retrocedió un poco, levantó muy en alto su Báculo Negro y de la tierra se formaron unas terribles figuras con estampa de magos, pero muy altos, más robustos hechos de barro negro con un corazón rojo que se podían ver sus latidos llameantes y muy al centro una mancha de oscuridad.
Los envió a la batalla, eran duros como la piedra, la magia les hacía poco daño mientras él se replegaba hacia su morada, la Ciudad Oscura. Hellen, Damgus, Elidon, Handelle, Araron, Andelian y Rútilos lo persiguieron sin poder darle alcance mientras que, Flabella se quedó a cargo del ejército del Cetro y la Gema.
Cuando llegaron a la Ciudad Oscura, la enorme puerta estaba abierta como esperando a un visitante el cual posee permiso para entrar sin anunciarse, se detuvieron por un instante, luego entraron lentamente.
—Tengan cuidado aquí dentro, la oscuridad es más fuerte, no puedo ver más allá de la luz del Cetro y la Gema, estos son dominios del mal. —Dijo Hellen mientras sus compañeros formaban un circulo de ataque y defensa entre todos dejándola a ella en medio, la portadora del Cetro y la Gema.
Observaban a detalle los muros mientras caminaban en busca de la Última Sombra, cientos de símbolos tallados en la oscuridad de la fortificación, signos inentendibles para ellos.
—Pero que aberraciones son éstas. —Dijo Handelle.
En el aire había un silencio aterrador en el cual se podía oír el sonido del mal, el aura era espesa y amarga, cuando se dieron cuenta estaban en una gran sala de enormes pilares con figuras horribles que en su rostro mostraban su cólera y odio.
De entre los símbolos y figuras salieron sombras que se hacían fuertes al absorber la fuerza de la oscuridad, fue en ese momento cuando Drakon les hizo frente con un nuevo ejército, pero el cual ya no era rival mortal debido a la luz del Cetro y la Gema que era muy poderosa y no le fue difícil hacerlas desaparecer.
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EL CETRO Y LA GEMA. La Saga
FantasyEn un principio, cuando nada existía, sólo tinieblas y vacío en el mundo, nació la luz y tomó forma de mujer, ella lo creó todo, el tiempo, toda forma de vida, el sol, la luna y les dio brillo...