9. La otra cara más dulce

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Había cerrado los ojos para recibir el golpe, por lo que lo primero que sentí fue el aire cortar la distancia entre su mano y mi cara. El golpe nunca llegó.

—Vuelve a levantar la mano y te la arranco—la voz de Nate me hizo abrir los ojos de golpe.

Nick estaba pálido. Tenía la mano casi pegada a mi cara. Nate se la sostenía con fuerza. El chico había evitado que el otro me cruzara la cara de una bofetada. La gente comenzó a ponerse nerviosa alrededor nuestro. Era evidente que se habían creído la mentira de Kyle, por lo que no era de extrañar que murmuraran el por que, de que Nate hubiera detenido la pelea. Eché una mirada a Kyle que ahora estaba más furioso con la presencia de Nate que antes. La diversión había desaparecido de su cara.

—No es un mirón—Nate empujó con fuerza la mano de Nick y este se tambaleó hacia atrás—. Viene conmigo.

Nate echó una mirada a la multitud y muchos de ellos bajaron la mirada intimidados y avergonzados. Ahora si que me creían y parecían temer por la repercusión de haber actuado contra Nate. Aquello era muy raro, como si el que mandara ahí fuera Nate y todos le debieran obediencia.

—Dispersaos—gritó Nate—. No va haber pelea alguna.

Nate me dio la mano y me ayudó a levantarme, me echó una mirada furiosa como si yo tuviera la culpa de aquello y me acomodó tras de él a modo de protección.

—No puedes parar una pelea—Kyle habló dando un paso hacia delante, soltando todo el rencor que parecía sentir por el otro, aunque yo no conseguía vislumbrar el motivo—. ¿Acaso no conoces las reglas?

—Conozco las reglar, las inventé yo—respondió Nate con indiferencia. El chico bufó, se pasó la mano por el pelo y escupió a un lado—. De acuerdo, ¡Ocupo su lugar!

Todos levantaron la vista para ver lo que pasaba ahora. De nuevo se agolparon alrededor del círculo y prestaron atención.

—Eso es una regla—continuó Nate mientras se deshacía de su chaqueta de cuero y se la lanzaba a su hermano que estaba tan enfadado como casi todo el mundo—. Una persona que pertenezca a este mundo puede ocupar el lugar del retado. Yo ocuparé su lugar.

Nick retrocedió un paso, se giró para mirar a Kyle y luego negó repetidas veces con la cabeza.

—No—dijo—. Ese no era el acuerdo de pelea, no pienso luchar contra ti, Nate.

Le tenía miedo. Intentaba hacer como que no. Pero tanto yo como todos los demás nos dimos cuenta de que se retiraba por miedo. Ninguno dijo nada, ni siquiera Nate, que ahora sonreía.

—Bien, ¿te retiras entonces?—le preguntó. Nick asintió lentamente y se giró para marcharse—. ¡Dilo!

Nick se giró de nuevo avergonzado y agachó la cabeza. Todos guardamos silencio, sobre todo yo que no sabía lo que estaba pasando, ya que era ajeno a toda aquella movida.

—Me retiro—dijo el chico serenamente. Luego se giró y salió del círculo, esta vez sin interrupciones.

—Muy bien—añadió Nate.

Apenas había vuelto todavía la cabeza para mirar en mi dirección, cuando la voz de aquel tipo, al que yo estaba comenzando a odiar, resonó con fuerza en el espacio habitado de gente.

—Yo ocuparé su lugar—dijo Kyle dando un paso y adentrándose en el círculo.

Nate bufó por lo bajo, puso mala cara y giró lentamente la cabeza hacia delante mientras entrecerraba los ojos.

— ¿Tú no te cansas de fastidiar siempre?—le dijo Nate con indignación y mostrando hacia el tipo el mismo resentimiento que el otro sentía hacia él.

El DisfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora