18. La otra parte del trato

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La habitación era más o menos del mismo estilo que la que el chico tenía en Queens. Salvo que la orientación era hacia la izquierda en vez de hacia la derecha. La ventana también estaba en la pared de la izquierda. La demás decoración era como el otro cuarto. Tan solo destacaba una mesita auxiliar junto a la puerta, que tenía encima de esta una pequeña televisión plana y una Xbox, cuya tapa superior apenas se veía debido a la cantidad de videojuegos que tenía apilados sobre ella.

—Estoy tras la pista de Kyle—Nate cruzó el cuarto, levantó los brazos y se quitó la chaqueta y la camiseta como si no estuviera helando en la calle.

—Kyle no me importa nada—dije yo dejándome caer sobre la puerta y cruzando los brazos para ver hasta donde me llevaba aquella conversación indeseada. La verdad, no podía quitarme de la cabeza al idiota de Ryan huyendo de allí con aquella chica sobre un monstruo de dos ruedas.

—He pensado que te gustaría saber que voy a hacer que pague por lo que hizo—el chico se giró alardeando de físico y se cuadró de hombros como si le molestara el que a mí no me importara en absoluto lo que me estaba contando.

—Yo solo espero no tener que volver a verle nunca—suspiré—. Eso es suficiente para mi tranquilidad, que pague o que no pague me tiene sin cuidado.

Nate me miró como si fuera alguien extraño. Bufó y se sentó encima de la cama. Se quitó los zapatos y los pantalones y los dejó caer al suelo mientras yo le miraba sin saber aún de que iba todo aquello.

— ¿Creíste lo que Kyle dijo?—Nate agachó la cabeza como si estuviera muy cansado y levantó la mirada por encima del pelo que le caía en cascada, tapando una parte de su rostro. Me miró de reojo.

—Kyle dijo muchas cosas—apunté yo sin saber a que se refería exactamente—. Y casi todas muy desagradables. Nate, ¿a que te refieres?

—Me refiero a lo que dijo sobre que me gustas—dijo mirando al suelo cabizbajo—. Sobre que siento algo por ti. ¿Crees eso?

—Creo recordar que dijiste que esa opción no era posible entre nosotros—dije saliéndome por las ramas.

—Por favor—dijo Nate—. Lucas, por favor, no hagas eso.

— ¿Qué es lo que quieres oír Nate?—dije con desesperación—. ¿A que viene todo esto ahora?

—Solo es una pregunta—Nate se pasó las manos por la cabeza y se la agarró con fuerza como si le doliera un montón—. Una simple pregunta, por Dios, ¿tanto te cuesta responderla?

—No puedo—di un paso al frente y me separé de la puerta—. Eso es algo que yo no puedo saber, eso es algo que te debes preguntar a ti, no a mí.

Nate levantó la mirada como si le hubiera iluminado con mis palabras.

— ¿Sientes algo por mi, Nate?—le pregunté dando otro paso hacia delante.

—Pienso en ti constantemente—el chico se puso de pie y no pude evitar repasar su cuerpo semidesnudo de arriba abajo—. ¿Qué pasaría si fuera cierto?, ¿Qué pasaría si te dijera que sí?, que siento algo por ti.

—Supongo que nada—cerré los ojos y cuando volví a abrirlos Nate estaba casi frente a mí. Solo un par de pasos nos separaban—. Lo que ha pasado no se borra con una palabra.

—Pero yo lo siento muchísimo—Nate levantó un brazo para intentar tocarme pero yo me eché hacia atrás.

—Y yo te he perdonado—añadí—. Pero eso no cambia nada. Al igual que no lo cambia el que tú estés buscado a Kyle para darle una paliza o lo que tengas en mente hacer con él.

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