—Estuvo bien, ¿verdad?—Ryan me tiró de la manga y tuve que pararme antes de subir los primeros escalones para entrar a la universidad.
—Sus canciones son demasiado empalagosas—me cuadré de hombros y sonreí tímidamente para no ofenderle—. Creo que debería probar con letras menos románticas.
El chico se sopló los dedos para quitarse el frío de primera hora de la mañana y farfulló algo por lo bajo que no llegué entender por que subí los escalones por delante de él.
—Pero lo pasamos bien al menos, ¿no?—insistió haciendo que yo me detuviera en mitad del pasillo. Los alumnos caminaban a nuestro alrededor pasando olímpicamente de nosotros—. Quiero decir, hacía tiempo que no salíamos juntos, yo lo pasé bien, ¿tú lo pasaste bien?
—Claro—junté las cejas en un arqueo y susurré lentamente—. ¿Qué es lo que pasa?, ¿A que viene todo esto?
—A nada—dijo riendo incómodamente—. Es que últimamente estás raro y pareces distraído todo el tiempo, antes podía saber que pensabas con solo mirarte, ahora no sé lo que pasa por tú cabeza la mayor parte del tiempo.
—Perdona—cerré el puño y lo estrellé contra su hombro suavemente a modo de complicidad—. Es cierto que he estado raro, pero que ya sabes que últimamente no estoy pasando por un buen momento.
Comencé a andar por el pasillo y Ryder me siguió hasta que se puso a mi altura de nuevo.
—Tu hermano siempre causando problemas—dijo con ironía—. Pero tú no tienes que cuidar de él, no es tú responsabilidad.
—Lo sé—me crucé de brazos ante la puerta del aula de arte y esperé a que tocara el timbre—. Pero es mi hermano pese a todo y no quiero que le pase nada malo, tú tienes un hermano, deberías entender mi preocupación.
—Y la entiendo—puso mala cara—. Simplemente digo que tú no puedes hacer nada más. Si no quiere regresar, sus motivos tendrá, tú no puedes obligarlo.
Me restregué los ojos con algo de desesperación y no contesté, sabía que tenía razón y lo dejé estar por el momento. El timbre sonó y la gente comenzó a caminar nerviosa para no llegar tarde.
—Tengo que irme—me dijo con un mohín en la boca—. ¿Nos vemos esta tarde?
—No puedo—negué poniendo los ojos en blanco, él se puso serió como si le estuviera ocultando una vida secreta que no le incluía o algo así—. Yo tengo que trabajar para pagar las facturas, ¿recuerdas?
El chico cambió la cara y sonrió tímidamente.
—Puedo pasar a por ti cuando cierres y te acompañó a casa—dijo mientras comenzaba a caminar de espaldas.
—Es mejor que no—repuse negando con la cabeza de nuevo—. Ya no tienes el coche y no quiero que tengas que coger el bus y caminar tan tarde por mí, mejor nos vemos mañana.
El chico volvió a poner mala cara, pero levantó los pulgares a modo de aceptación y luego se giró y comenzó a caminar entre la gente.
Le había mentido en cierto modo. No quería que me acompañara a casa en parte por lo que le había dicho, pero en parte, por que no tenía ninguna intención de regresar a casa después de salir de la tienda. La mañana fue aburrida y la tarde casi desesperante. Las horas parecía no pasar por nada del mundo. Rhys cerró y yo salí pitando hacia la parada de bus. El autobús hizo transbordo en varios puntos de Manhattan antes de cruzar Brooklyn del mismo modo y adentrarse en Queens. Llegué a la parada del hospital a las diez menos cuarto de la noche, justo antes de que se acabara la hora de visitas.
ESTÁS LEYENDO
El Disfraz
Teen FictionLucas es un chico normal, que ya está acostumbrado a los lios de su hermano mayor. Sin embargo uno de esos lios le alcanza sin que Lucas pueda remediarlo, y de la noche a la mañana se encuentra inmerso en una historia de delincuencia, búsqueda y sob...