24. Otro lo hará por ti

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Entré en el descapado y sentí la misma sensación de abandono que había sentido dos días atrás, cuando un ofendido Nate me había pedido que me fuera de su casa. Me había sentido solo y desamparado. Pero aún sin su ayuda no me había rendido, tenía pensado en hacer pagar al asesino de Adam e iba a pagar por ello, así fuera lo último que hiciera en esta vida.

Sentí una punzada de dolor al ver a Nate salir de allí acompañado de René. Verle de nuevo, después de que no había echo el intento de ponerse en contacto conmigo después de lo ocurrido, me hizo sentirme mal. Pero el verle marchar agachado tras uno de los cubos de basura abandonados allí, era lo que yo estaba esperando durante casi toda la noche. Estaba guapísimo, caminaba como un galán de cine, seguro de sí mismo. Con pantalones vaqueros y chupa de cuero voleteando al viento, sobre una camiseta fina de color blanco.

Esperé a que los hermanos subieran al coche y se marcharan para ponerme en pie y comenzar a caminar hasta el círculo de gente arremolinada alrededor de las hogueras. Estaba buscando a alguien en particular y lo encontré sentado en un rincón comiéndole la boca a una chica.

Estaba nervioso, muy nervioso, por lo que evité las miradas de los demás chicos y me acerqué un poco más. Una vez que estuve lo suficientemente cerca, él chico levantó la cabeza y me miró. No sabía como se llamaba, pero aquel tipo había sido el único que me había echado una mano para intentar librarme de Kyle.

—Nate no está aquí—dijo separándose un poco de la chica—. Se acaba de marchar.

—Lo sé—dije con decisión—. No vengo a verle a él, vengo a verte a ti.

— ¿A mí?—el chico sonrió con descaro y se puso de pie. La chica se quedó sentada mirándose el esmalte de uñas como una tonta—. ¿Por qué querría alguien como tú verme a mí?

—Si me permites dos palabras a solas te lo cuento—eché una ojeada alrededor para verificar que todos me seguían mirando—. Por favor.

El chico dudó al principio, luego puso cara de curiosidad y me indicó con la cabeza que caminara hasta las vías del tren. Le seguí de cerca y tragué saliva para comenzar con lo que tenía en mente.

—Di lo que tengas que decir y vete—dijo con algo de desprecio—. Cada vez que apareces ocurre algo malo.

Me tragué la humillación y miré al suelo con vergüenza. Luego me armé de valor y comencé.

—Necesito encontrar a Kyle—solté.

—Pierdes el tiempo—dijo riendo como si se esperase algo así—. No sé donde está, ya se lo dije a Nate.

—Nate no tiene nada que ver en esto—continué para que le quedase claro—. No le estoy buscando para lo que crees.

—No me importa para que lo buscas, no sé donde está—se cruzó de brazos y me miró de arriba abajo con cautela.

—Puede que hayas logrado engañas a Nate, por que él confía en ti—el chico puso mala cara pero antes de que pudiera interrumpirme le detuve con la mano para que me dejara continuar—. No me malinterpretes, no digo que seas un traidor, ni que no seas un buen tipo leal a Nate, pero yo vi como intentabas que Kyle me dejara en paz por que sabías que eso lo metería en problemas con Nate...

—Y no me equivoqué—me interrumpió.

—No, no te equivocaste—coincidí—. Me hizo daño, y eso lo metió en problemas con Nate. Sé que le está buscando, pero yo no quiero encontrarle por Nate.

—Yo...—el chico comenzó a dudar.

—Sé que le aprecias—continué—. Vi tu insistencia en que no se metiera en problemas con Nate. Tú no me conocías, no tenías por que haber intercedido por mí, y no lo hiciste, lo hiciste por él, por que es amigo tuyo y le tienes cariño. Por eso sé que si hay alguien que sabe donde está él y su hermano, ese eres tú.

El DisfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora