Capítulo 9

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Capítulo 9

El lunes por la mañana, Harry se levantó con nuevas fuerzas; quedarse en la cama todo el día, le había sentado muy bien.

Con cariño, preparó a su hijo y bajaron a desayunar. Le gustaba ver como su bebé tomaba el biberón. Era tan hermoso con sus pequeñas mejillas hinchándose cuando sorbía la leche y con sus pequeños ojos negros mirándolo fijamente.

-Eres lo más hermoso que he visto en mi vida -dijo con una sonrisa.

Una vez que terminaron de desayunar, Harry cogió sus cosas y fue a trabajar.

-Buenos días Harry -lo saludó Floro nada más verlo-. ¿Cómo habéis pasado el domingo?

-Bien -dijo con una sonrisa al tiempo que le pasaba a Sev-. Nos hemos quedado en la cama todo el día y solo salimos para comer.

-Y veo que os ha hecho bien; sobre todo a ti. Has recuperado todo el color que habías perdido.

-Si, me siento como nuevo y listo para empezar a trabajar.

-Es bueno saberlo, porque tenemos un largo día por delante. Así que vamos a acomodar a este pequeño y empecemos.

La primera parte de la jornada laboral, pasó como siempre, entre cuidar de las flores, preparar los pedidos y atender a las clientas que le hacían carantoñas a Sev.

Para la hora de la comida Floro fue a buscar la comida para los dos, mientras Harry le preparó el biberón y alimentó a su hijo.

Cuando Floro volvió con la comida, se encontró con Harry sentado en el suelo, junto a Sev que estaba acostado en una manta.

-Tengo que aprovechar que aun no puedes gatear, para tenerte todo para mí -le dijo cogiéndole las manitas-. Ya veo que en cuanto empieces a moverte, voy a tener que correr detrás de ti.

-Suele gatear alrededor de los ocho meses, tal vez antes, tal vez después -dijo Floro dejando el paquete en la mesa.

-¿Has oído? -le preguntó a su bebé-. Aún eres mío por seis meses.

-Por como lo dices, pareciera que Sev se irá de tu lado en el momento en que gatee. -Le alcanzó uno de los recipientes de comida.

-Se que eso no pasará -dijo abriendo su comida y empezando a comer-. Es solo, que ahora depende de mi para todo y pensar que a medida que crezca dejará de necesitarme me pone triste.

-Es la ley. Al final los hijos dejan de necesitarnos -dijo sentándose a comer.

-¿Su hijo ha dejado de necesitarlo?

-Nunca dejan de hacerlo del todo. Mi hijo aún viene a quejarse de mis nietos y me pide consejos para tratar con ellos. Luego también están mis nietos que me piden que interceda por ellos ante su padre.

-Entonces nunca lo dejan a uno del todo.

-No, pero cuando lo único que recibes son quejas, desearías que lo hicieran -dijo con una sonrisa.

Harry le devolvió la sonrisa y acarició a su hijo.

Una vez que terminaron de comer, Floro recogió los envases y cuando volvió junto a Harry, traía consigo un tulipán rojo.

-Que tulipán más bonito -dijo Harry.

-Es para ti -dijo ofreciéndoselo.

-¿Para mi? -cogió la maceta confundido-. ¿Por qué?

-Te la envía Severus.

Harry empezó a temblar y la maceta se deslizó de entre sus manos. Por suerte era una maceta de plástico y la planta quedó intacta.

La venganza puede ser buenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora