Noche 5 [Come insectos]

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El día trascurrió normal hasta que llegó la noche. Yo estaba mirando películas en la sala junto con Jana. Por cierto, ella aprueba mi relación con Ruy, dice que prefiere que yo sea novia de su hermano que otra chica. Eso me alegró mucho.

Ahora nos encontramos acurrucadas en el sillón, mirando una película de terror. Nada más y nada menos que Actividad paranormal: la dimensión fantasma. Ambas dimos un salto al ver una escena horripilante.

¡Horrible!

–Tr-Traeré más palomitas. –voy a la cocina rápidamente para no ver esa película, me arrepiento de ponerla.

–¡Vuelve aquí cobarde! –exclama Jana estando cubierta con las frazadas completamente, su rostro apenas se asoma. La ignoro y camino hacia las alacenas para buscar el maíz, levanto la mirada hacia el comedor y de nuevo... Esa sombra. Cierro los ojos por acto de reflejo, no puede ser. Sólo es una alucinación, producto de la película que estamos mirando.

Sacudo mi cabeza y aún sigue ahí. La luz de la cocina ilumina un poco de él, volvió. Su ropa es igual a la de antes, supongo que quiere volverme loca con esas visitas sorpresas. Maldito psicópata.

En ese momento una polilla entra por la ventana abierta del comedor, supongo que es por donde él entró. El insecto vuela cerca y él lo toma con una mano con rapidez. Yo trago saliva nerviosa y asustada. Me sonríe para luego comer la polilla como si fuera una golosina. Eso me da náuseas y volteo para intentar tomar un poco de agua y no devolver mi desayuno, bebo todo lo que puedo para luego volver la mirada al comedor. Ya no está.

–Lian, las tortugas de tres patas se mueven más rápido de tú. –dice Jana desde la sala. No debió hablar, ahora él sabe que ella está aquí y la matará como a mí.

De repente siento una mano sujetar mi boca con firmeza, cierro los ojos con fuerza e intento controlar mi respiración irregular. Mis manos van a su brazo para quitarlo y liberarme pero su fuerza es superior a la mía, no puedo hacer nada.

–Hola de nuevo, señorita. –su voz suena raspoza, su mano no me hace daño pero no permite emitir ningún sonido.

–¿Mmm? –contesto con balbuceos incomprensibles. Intento una vez más apartar su mano sin éxito.

–Shh... Ahí está tu amiguita y no queremos que nos interrumpa. –murmura en mi oído, su tono es bajo. Lentamente me hace retroceder hasta que me obliga a entrar al cuarto de los abrigos de la casa y cierra la puerta detrás de él.

–¿Qué... q-quieres? –pregunto casi sin voz como la primera vez que lo vi. No hay luz en el cuarto y es pequeño. Lentamente giro mi cabeza para verlo a la cara, cosa inútil ya que sólo veo oscuridad.

–No grites, no entres en pánico ni mucho menos te desmayes. Lo odiamos. –habla en susurros. Ya empezamos mal, además habla en plural, este sujeto está demente.

–¿Qué quieres? –repito retrocediendo y sentándome en una esquina del cuarto. No quiero estar encerrada con ese psicópata.

–¿Estás sorda? Ya te lo dijimos. Gritos, escándalos, desmayos. No lo hagas. –contesta con un tono de burla. Está cerca porque su aliento choca contra mi mejilla derecha. Yo sólo me encojo y miro a un lado mientras tiemblo de miedo.

–B-Bien...

–¿Cómo te llamas? No digo que nos gusta conocer el nombre de la futura víctima pero...

¡¿Víctima?!

–¿Y bien? –susurra acariciando mi mejilla con su nariz suavemente. No voy a responder, no caeré en sus horribles juegos. Mi visión comienza a acostumbrarse un poco a la oscuridad y puedo distinguir que él está frente a mí con sus piernas flexionadas, su rostro es muy pálido y sus ojos, no puedo verlos con claridad pero juro que son rojos o tal vez es otra alucinación. Como no soy capaz de responder, él suelta un suspiro y extiende su mano hacia mí.

–Empecemos de nuevo... Hola, llámanos Milo. –una sonrisa se posa en su rostro mientras me mira fijamente. ¿Es imbécil o se hace?

¡Deja de hacerte la valiente y responde! –me ordena mi conciencia en un ataque de desesperación.

–Me dicen Lian. –murmuro agachando la mirada. No tomaré su asquerosa mano. Ah, él toma la mía, y la estrecha con gusto, no me gusta nada de esto.

¡Por favor Jana, llama a la policía!

–Lindo nombre. La traducción es "Flor de loto" ¿Cierto? –habla sentándose a mi lado. Preferiría que me matara ahora que pasar por esto. Mis nervios me destrozan por dentro.

–Eso... c-creo.

–Tranquila, no te haremos daño... Aún. –suelta una risa siniestra. Si antes estaba asustada, imagínense ahora. No estoy segura si habla de si mismo, o si son dos malditos psicópatas, trato de pensar que sólo es la primera opción, aunque no deja de ser terrorífica –Tratamos de conocerlas a todas antes de que... Bueno, no queremos arruinar la sorpresa. –continúa hablando tranquilamente.

¡¿Antes de qué?! ¡Lo sabía, va a matarte! Adiós mamá, adiós papá, te extrañaré Dante y te deseo en el infierno Sheldon por arañarme la otra vez.

–¡Lian! –escucho a Jana a través de la puerta, debió hartarse de esperar las palomitas. Genial, moriremos las dos.

–Debemos irnos. –ese psicópata que se hace llamar Milo, abre la puerta pero antes de irse se gira un poco hacia mí para agregar –Realmente nos gustó el pastelillo, por favor haz más.

Claro. ¿Qué más quieres? ¿Un té?
Pero obviamente no le respondo eso, sólo asiento con la cabeza lentamente, aún sigo temblando.

–Bien... Ah, y si le dices a alguien sobre nosotros, tu amiga pagará. –es una amenaza, por su tono sé que no bromea.

–N-No diré nada. –respondo en voz baja. Afuera se escucha a Jana llamarme, se oye un poco preocupada.

Él sale dejándome dentro del cuarto, Jana está allí y puede lastimarla. Sin pensar tomo el picaporte, salgo del pequeño cuarto y corro hacia la cocina. Todo parece estar bien cuando llego, veo un poco borroso porque me encontraba a oscuras y la luz me incómoda un poco. Pero no es nada grave.

–Jana. –la llamo al ver que se encuentra con la mitad del cuerpo dentro de una de las alacenas de abajo, creo que está buscando algo. Ella da un salto y se golpea la cabeza, no quise asustarla.

–Mierda. ¡Lian! –me mira como si quisiera desintegrarme con sus ojos –Ese era tu plan ¿No?. Desaparecer por un momento y luego asustarme. –habla al mismo tiempo que se frota la cabeza. Le quedó un chichón. Al menos sigues viva amiga.

–Lo siento... es que... –no puedo pensar en nada que resulte una excusa adecuada para este momento.

–No me digas, Ruy te llamó y te distrajo. –Jana roda los ojos y abre la bolsa de palomitas que ella había colocado anteriormente en el microondas.

–¡Si, eso! –afirmo rápidamente, es mentira pero la verdad no es una opción ahora. No si quiero mantener a Jana a salvo.

–Bien, sigamos con la película. –ella camina hacia la sala con el pote de palomitas mientras que yo permanezco en la cocina por un momento. Me duele la cabeza, ahora noto el dolor y es demasiado fuerte, a eso debo agregarle los rápidos latidos de mi corazón. Debo calmarme. Tomo un vaso y lo lleno de agua para beber un poco.

–Cálmate, cálmate. –me repito una y otra vez. Bebo el agua pero el vaso casi se me resbala de las manos al ver una nota por el marco de la ventana. ¿Jana no la vio? Intento tomarla pero está pegada del otro lado del vidrio. Corro un poco el mismo y agarro el papel para leerlo.

"Espero que para la próxima tengas los pastelillos"

El Dueño De LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora