El auto es manejado por el hermano mayor de Jana, ella y yo tenemos mucho en común como por ejemplo: ambas tenemos un hermano. La diferencia es que Ruy, su hermano, es dos años mayor que nosotros y bueno, es muy cuida lo que disgusta a Jana. Para colmo de ella, él nos acompaña a todas las fiestas y no puede coquetear con chicos lindos porque Ruy siempre está cerca.
De lejos puedo escuchar el murmullo de la música, la luces se alzan sobre las viviendas. Unos metros más adelante vemos la casa abarrotada de personas, todos son jóvenes como nosotros y hasta más. Algunos no superan los 14 años. Yo a esa edad jugaba a las muñecas y hacía pasteles de lodo. Patético, un completo desperdicio de mi juventud.
–Última parada señoritas. –anuncia Ruy estacionando el auto, tuvimos mucho suerte de encontrar un lugar para aparcar. La primera en bajar soy yo, me acomodé la falda de jeans haciendo que Jana me mire de pies a cabeza. Hace una mueca. Oh no, aquí vamos de nuevo.
–¿Una falda? Ya nadie usa eso a no ser que sea muy ajustada y esa, Lian, no lo es. –se cruza de brazos y niega en desaprobación. ¿Cuándo no ha criticado mi forma de vestir? Pero sólo es para que me vea bien, no lo hace con malas intenciones. Quiere que esté a la moda al igual que ella.
–Fue lo primero que encontré. –subo los hombros y luego los dejo caer. Es mi mejor escusa hoy. La otra puede ser que mi mamá lavó toda la ropa provocativa que tenía. Jana sólo niega con la cabeza y me toma de la mano para entrar a la fiesta antes de que Ruy nos siga, a mí no me molesta su presencia, es más, creo que me gusta él. Lo conozco desde que entramos en secundaria o preparatoria, como sea, unos chicos me estaban molestando por ser callada y tímida. Me decían cosas feas y desagradables. Uno de ellos acerco su mano hecha puño a su boca y con su lengua empujó el interior de su mejilla. Me miraba como si fuera una zorra dispuesta a hacerle ese asqueroso favor.
Fue cuando Ruy comentó –No sabía que eras gay. –obviamente vio la seña que ese tipo me hizo, creí que se burlaría también de mí pero me sorprendió. Los demás amigos del degenerado comenzaron a reírse de él y a burlarse haciendo comentarios sobre su sexualidad, admito que fue divertido. Unas cuantas sonrisas se me escaparon y todo gracias a Ruy, más adelante me enteré que es el hermano de mi mejor amiga y nos llevamos de lo más bien.
Jana me arrastra por toda la casa hasta llegar a la improvisada pista de baile con la excusa que debemos mezclarnos entre la multitud para que Ruy no nos encuentre, pero me siento más segura con él que rodeada de personas desconocidas. La noche transcurre tranquila, yo bailaba con un chico rubio mientras que Jana con otro pelirrojo, mi compañía es tan amable que hasta me invitó unos tragos. Entonces todo se complica.
–Ella no bebe. –comenta Jana quitándome el vaso de las manos. No soy débil si eso es lo que ella piensa.
Hago una mueca y tomo mi vaso para darle un gran trago. La bebida recorre todo mi interior como un río de hielo por lo fría que está, me agrada porque realmente estaba sedienta. Al bajar mi copa me topo con la mirada aniquiladora de Jana, sus ojos grises y un poco rojos me miran con rabia –No puedes hacer eso. –sacude la cabeza en desaprobación.
–No sabía que tu madre vino a la fiesta. –comenta el rubio con una sonrisa burlesca en su rostro. Jana me está dejando en ridículo. Yo tomo su brazo y la alejo un poco de los demás para hablar en privado.
–No es necesario que estés cuidándome todo el tiempo. –la regaño. Ella zafa su brazo y acomoda su ropa con esmero, hasta retoca su maquillaje sólo para empezar a discutir conmigo.
–¿Así le agradeces a la persona que cuida de ti?
–No es eso. Una noche de bebidas no daña a nadie, además me gusta ese chico y no quiero que piense que soy una aguafiestas. –murmuro con voz baja, cerca de su oído para que sólo ella pueda escucharme –Sólo por esta noche. –junto mis manos en forma de suplica y la miro a los ojos.
–Bien... Supongo que venimos a divertirnos. –sacude su cabello castaño y me da paso para regresar con el chico rubio con el que estaba. Él me sonríe y extiende su mano hacia mí con otro vaso cargado de una bebida fría.
Unos vasos después y un poco de baile, apenas puedo mantenerme de pie, mi cabeza da vuelta y siento como si estuviera flotando. Unas manos se encuentra en mi cintura pero no tengo idea de quién sea, tal vez el muchacho rubio o alguien más, no me importa. Puedo ver a Jana bailar con el mismo chico con el cual estaba cuando llegamos, Ruy está en una esquina con una bebida en la mano, me mira fijamente, sus ojos están sobre mí. Tal vez sea correspondida más de lo que creí.
De repente comienzo sentir náuseas y corro hacia el baño, lo visité unas cuantas veces para retocarme el maquillaje en toda la noche. Pero ahora necesito hacer algo más. Empujo la puerta rápidamente y me apresuro a poner mi cabeza dentro del retrete para devolver lo que estaba incomodando a mi estómago. Una vez que me siento un poco mejor me pongo de pie para lavar mi rostro y beber un poco de agua. Realmente me veo mal, mi cabello está muy desordenado, varias mechas negras caen a los lados de mi rostro sin mencionar las terribles ojeras oscuras que están debajo de mis ojos.
–Que asco, doy asco. –murmuro apretando mis mejillas con las manos, mis ojos están irritados y mi aliento huele horrible. Suelto una risa al ver mi cara en el espejo, se ve chistosa pero dejo de reír al ver que el espejo se mueve. Parece que algo golpeó la pared desde el otro lado y fue lo que hizo saltar al espejo.
¿Hum? No tengo idea de lo que provocó ese golpe.
Abro la puerta del baño y doy unos pasos por el pasillo oscuro hasta la siguiente puerta, parece ser una habitación. La misma está entreabierta y puedo ver un hilo de luz desde el interior. Motivada por la curiosidad, doy unos pasos hacia adelante para ver por esa hendidura. El interior de la habitación está desordenada con ropa y sábanas tiradas por todo el suelo, todo parece estar bien pero... Casi grito al ver un bulto en el suelo lleno de manchas rojas, mi vista está un poco borrosa pero juro que eso es sangre. Parpadeo un par de veces y mi vista se aclara un poco, ese bulto es una chica y está sangrando.
No puedo moverme, mis músculos están tensos. Debe ser por la impresión del momento, otra situación traumática para mi expediente. Doy un paso atrás pero me detengo al ver a alguien más en la habitación, sólo percibo una silueta negra, creo que es un hombre. No sé porqué pero él volteó y puedo ver sus ojos sobre su hombro –¿Qué? –no sé si lo dije en voz alta o sólo fue un pensamiento. Retrocedo un poco más con esos ojos dorados sobre mi, puedo jurar que son amarillos, como los de un gato.
Sin perder más tiempo corro por el pasillo oscuro hasta la gran multitud que está en la sala. Busco desesperadamente a Jana y a Ruy, a ella la encuentro sentada en el sillón, basándose con el chico rubio con el que yo estaba bailando –¡Una chica, sangre, asesino, ojos amarillos! ¡Hay que ayudarla! –fue todo lo que dije que resultó comprensible para ella.
Jana se separa del muchacho mientras roda los ojos –Okey. –se levanta de su lugar y siento la presencia de Ruy a mis espaldas.
–¿Qué está pasando? –arquea una ceja al verme agitada y sudando. Tomo su mano y la de Jana para arrastrarlos hacia la habitación en donde vi a la chica. Al azotar la puerta contra la pared cuando la abro, una desagradable o afortunada escena me sorprende, no hay nada. Ni asesino y víctima agonizante. Nada.
–Pero... yo lo vi. –froto mis sienes al sentir dolor, es el golpe de mi cabeza.
–Deberíamos irnos de aquí. –Ruy me toma del brazo con firmeza porque notó que no puedo caminar sin perder el equilibrio. Salimos de la fiesta y caminamos hacia el auto con una malhumorada Jana en el asiento trasero. Al arreglar mi abrigo noto que hay un pequeño papel en mi bolsillo, lo desdoblo lentamente y leo lo que hay escrito en su interior.
"Sé que me viste, guarda el secreto"
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El Dueño De Lobos
VampiroTodavía no creo lo que ví, todos dicen que fue una alucinación por beber tanto, quiero aferrarme a esa idea pero él sabe que lo ví y vendrá por mí, me matará al igual que a esa chica en la fiesta.