Noche 2 [En casa a solas]

60 6 0
                                    

Luego de "accidente" de la fiesta, mis padres me regañaron por mi comportamiento y me prohibieron salir por dos meses. No me pareció un castigo, pero lo que más me duele es que no me hayan creído ni una sola palabra de lo que les dije sobre ese asesino, la chica y la nota. Dicen que sólo fue una alucinación por el golpe de mi cabeza y las bebidas alcohólicas que ingerí.

–Ahí estás. –Dante empuja su silla hacia el interior de mi habitación y me da un golpe con la almohada en ni rostro.

–¿Qué? –lo miro con el ceño fruncido mientras me siento en mi cama con las piernas cruzadas. Él arquea una ceja y me enseña la hora que está en su reloj de pulsera. Es tiempo de preparar la cena. Siempre lo hace mamá pero ahora ella y papá fueron a cenar a un restaurante, me toca a mí. En realidad no quiero hacerlo y tal vez convenza a Dante que encargue una pizza sólo para él. Yo no tengo apetito.

–Tengo hambre, no seas floja. –me crítica dándome otro golpe con la almohada. Admito que a veces quiero empujarlo por las escaleras, como ahora.

–No puedo hacer la cena, soy incapaz de cuidarme sola, siempre tiene que estar un maldito guardaespaldas conmigo. –me quejo levantando los brazos y jalando un poco mi cabello -¡Pide una pizza y ya!

–Puedes hacer la cena, tonta. No eres alérgica al fuego. Lo haría yo pero ni siquiera puedo alcanzar la estufa. –Dante me mira con una expresión neutral, sus ojos se ven triste y eso me hace sentir culpable.

–Bien. –me pongo de pie para tomar la silla y empujarlo fuera de mi habitación.

–Papá y mamá sólo se preocupan por nosotros. Desde el accidente ellos lo hacen demasiado pero es porque nos aman. –dice él mientras nos dirigimos hacia la cocina, allí preparo la cena que consiste en un poco de pasta con albóndigas. También exprimo unas naranjas para tener jugo natural que luego Dante beberá.

Luego de cenar, llevo a mi hermano a su cuarto. Debe ir a descansar porque estuvo despierto toda la noche, mientras que yo estaba en la fiesta, esperando por mi llegada. Estaba tan emocionado por ir a la playa pero no pude cumplir con mi promesa. ¡Que idiota!

–¿Lian? –llama mi atención, él ladea un poco su cabeza –¿Qué pasó en la fiesta en realidad?

Oh no, esa pregunta. Sólo le había dicho que sufrí un fuerte mareo y es todo. Pero ahora Dante quiere la verdad, si con la mentira se preocupó mucho, imagínense como se pondrá cuando le diga lo que pasó en realidad.

–Bueno...

–No me mientas. –se adelanta decir con el ceño fruncido. No tengo de otra.

–Un chico me estaba besando apasionadamente y ya sabes como es Jana, estaba celosa, entonces me amenazó que le diría a nuestros padres sobre lo que estaba haciendo y fue cuando tuve el fuerte mareo. –contesto tan rápido que quedo sin aliento. Luego miro a Dante y él se acomoda en su cama.

–Tiene sentido. ¡Buenas noches! –besa mi mejilla y yo le devuelvo el gesto pero en su frente.

–Descansa, lamento por la promesa que rompí. –salgo de la habitación y apago la luz para dejarlo descansar. Una vez fuera, me dispongo a ir a la cocina a lavar los platos sucios que quedaron de la cena. Mi mamá siempre se molesta si dejamos los platos así y bueno, me acostumbré a lavarlos. Coloco el detergente de limón en la esponja y lo mojo un poco, hace un poco de frío y el agua está helada, por eso siento un escalofrío cuando hace contacto con mis manos. Mientras froto el plato de vidrio trasparente con la esponja, no puedo dejar de pensar en la nota que misteriosamente apareció en el bolsillo de mi abrigo. Tal vez alguna persona me la puso en forma de broma, es lo que supusieron Ruy y Jana pero yo no lo creo. Es tan específica y obviamente está dirigida a mí.

Sé que me viste, mantén el secreto.

¿Secreto? Es una amenaza que si abro la boca la pasaré mal. Eso es la nota, una amenaza o advertencia de un loco psicópata que está suelto allí afuera. Nadie me cree, pero yo sé lo que vi. Él también me vio.

En ese momento escucho un extraño sonido que viene de la sala, se encuentra pasando el comedor, primero debo atravesarlo para llegar allí. Seco mis manos con un trapo y camino hacia la sala, tal vez sea Sheldon, la cría maligna de Slenderman. Es broma, así se llama el gato de Dante, es negro como la noche pero tiene una mancha blanca en le pecho y posee unos grandes ojos verdes, mi hermano le compró un collar que tiene un pequeño moño blanco. Parece que el gato tiene puesto un traje lujoso, por eso lo llamamos Sheldon, como tributo a ese humanoide con tentáculos en la espalda.

Para mi sorpresa Sheldon está sobre la mesada, en la cocina, conmigo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Para mi sorpresa Sheldon está sobre la mesada, en la cocina, conmigo. Sus ojos me miran con atención y curiosidad, tal vez piense que le daré comida. Si Sheldon no hizo ruido y Dante está dormido... ¿Quién fue? La sola idea de que trate de un ladrón hace que todos los vellos de mi cuerpo se ericen. Calma, calma. Deben ser mis padres... Pero ellos no vendrían a casa en toda la noche, luego de la cena irían a un hotel lujoso para tener su momento romántico de pareja. Si no son ellos. ¿Entonces quién?

Trago saliva, doy unos pasos y termino de atravesar el comedor, las luces están apagadas y no puedo ver con claridad lo que sea que esté en la sala. Slenderman... ¿Eres tú? Tengo que dejar esas ideas de lado y pensar con claridad. Un ratero, esa idea es mucho peor que las anormales porque es una persona que busca dinero y que no le importaría lastimar para conseguirlo.

–¡Largo de aquí, ya llamé a la policía! –exclamo con todas mis fuerzas, intento sonar segura y amenazante para ahuyentar al ladrón. Espero unos minutos y prendo las luces de la sala. Nada.

¡¿Otra vez una alucinación?! No puedo creerlo. Giro sobre mis talones y voy hacia al comedor, allí encuentro a Sheldon sobre la mesa, no tiene permitido subirse –Baja de allí gato gordo. –lo regaño pero cuando me acerco un poco más él comienza a gruñirme. Retrocedo un paso por el susto, nunca me había gruñido de esa forma. Realmente está muy molesto.

–¡Hey! Tranquilo. –levanto las manos y continúa retrocediendo. ¿Qué pulga le picó?

Vuelvo a apagar las luces y subo a mi habitación para descansar, luego de asegurarme que todas las puertas estén cerradas al igual que la ventanas, cuando me quito la ropa para colocarme mi pijama veo que tengo algo pegado por la falda negra que tenía puesta. Mi alma sale del cuerpo cuando leo esa pequeña nota, igual a la anterior que recibí en la fiesta, los bordes están un poco quemados pero es la misma letra. Él me encontró.

"Te estaré vigilando"

El Dueño De LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora