Lo mejor para hacer las pases con mi hermano es darle un poco de comida, pero una realmente especial. Por eso me encuentro horneado pastelitos a las 23hs de la noche. Mis padres ya están dormidos porque mañana tienen trabajo muy temprano, Dante tiene clases especiales y yo, aquí en la cocina, tratando de hacer una buena masa para pastelillos. Coloco la esencia de vainilla y luego busco los moldes.
–Deben estar por aquí. ¡Si! –intento no hacer tanto ruido porque todos duermen, excepto Sheldon, es nocturno –¿Viste la azúcar? –le pregunto como si el gato fuera a responder, siempre tengo la necesidad de hablar con alguien cuando me encuentro sola. Una vez que ya está todo listo, decoro los pastelillos con crema y le coloco algunas chispas de colores o trocitos de chocolate. Me doy media vuelta para tomar más chispas, las cuales están sobre la mesada, o isla de la cocina. Es cuando veo una sombra en el comedor, intento no prestarle atención y seguir con lo que estoy haciendo, debe ser una maldita alucinación de nuevo. No debo ponerme nerviosa o tendré mareos o peor... puedo desmayarme. Tarareo una de mis canciones favoritas para no sucumbir al miedo, esta es mi casa y estoy segura. Nada puede hacerme daño.
Volteo para colocar las chispas sobre los pastelillos recién horneados, lo hago con calma, luego giro sobre mis talones para colocar el estuche de las chispas de nuevo en la mesada, es cuando quedo paralizada al ver a un hombre frente a mí.
¡¿Qué hace él dentro de mi casa?! ¡¿En la cocina?! ¡¿A unos pasos de mí?! Sólo la mesada nos separa, él se encuentra del otro extremo con las manos apoyadas por el mármol gris. Me mira fijamente con la cabeza ligeramente de lado.
Abro la boca para gritar, quiero llamar a mis padres, a la policía hasta al maldito presidente para que saquen a este intruso de la casa. No me importa levantar a media manzana, que los vecinos se molesten por mis gritos pero... No puedo, ningún sonido sale de mi boca. Mi garganta está cerrada.
Él lleva su mano lentamente hacia el rostro y apoya su dedo índice sobre sus labios negros. ¿Realmente son negros? Una sonrisa se extiende en su rostro al verme temblar. Si, estoy temblando de miedo. Su boca parece más grande de lo que realmente es. ¿Quién es él? ¿Qué hace aquí?
Antes de que pueda reaccionar, él ya se encuentra a sólo uno paso de mí y no al otro extremo de la mesada. Su rostro es muy pálido y sus ojos están atravesados por líneas negras. ¿Tal vez sea un mimo? Un mimo asesino que planea descuartizarme o vender mis órganos en el mercado negro.
Sólo falta que me desmaye para que le facilite más las cosas. Intento grabar su rostro en mi memoria para, si es que sobrevivo, poder reconocerlo y que la policía lo atrape. No lo consigo porque la luz de la cocina estalla, dejándonos a oscuras, mi respiración está muy agitada y mi corazón palpita demasiado rápido. Mi pecho me duele y también la cabeza. Me mareo.
Siento una mano firme sostener la parte inferior de mi rostro, es para que no pueda gritar. Intento forcejear pero mis manos son atrapadas fácilmente. Soy débil pero sólo porque está oscuro y me siento mareada. Una respiración se posa en mi oído, es tranquila y huele a ¿Cerezas? ¿Qué demonios? Vi al sujeto y podría jugar que tiene un asqueroso aliento a cigarrillos y a bebidas pero no es así.
–Tú viste algo que no bebías hace dos noches. –susurra pausadamente como si tuviera todo el tiempo del mundo al hablar.
¡¿Qué?! ¡Es él! Maldición, es el asesino. No quiero morir, no.
Mi cuerpo reacciona, intento liberarme pero todo parece en vano, es fuerte y me tiene bien sujeta. Su mano sigue en mi boca pero la baja un poco y oprime mi cuello. Se me acorta la respiración pero no mucho.
–Exactamente... ¿Qué viste? –me pregunta, su tono es curioso. Su mano abarca todo mi cuello y apenas puedo hablar.
–N-Na-Nada. –mi garganta arde y mis ojos comienzan a picar. No voy a llorar, ya es suficiente con mi situación actual.
–Mientes. –asegura él oprimiendo mis muñecas, las cuales están sujetadas con su mano derecha detrás de mi espalda.
–Una chica... –decido decir la verdad –Sangre, u-un hombre al-to de-de ropa oscura y... y... –no tengo casi aliento y él lo nota, entonces el agarre de mi cuello de afloja un poco.
–¿Qué más linda? –pregunta en un tono dulce. Me da escalofríos.
–T-Tenía ojos amarillos. Por... favor, n-no me hagas daño. –suplico teniendo mi interior revuelto, siento que mi cabeza está a punto de explotar.
–Sabes más de lo que pensábamos. –comenta el sujeto. Eso fue la gota que derramó el vaso, mi vista se volvió mucho más oscura y todo mi cuerpo de relajó al instante. Me desmayé.
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No tengo idea de lo que pasó pero lentamente abro los ojos y me encuentro recostada en el sillón de la sala –¿Qué está...? –recuerdo de inmediato lo sucedido en la noche, bueno, unas horas atrás porque miré el reloj de la sala y son las 4 de la madrugada. Supongo que era media noche cuando me desmayé, significa que estuve cuatro horas inconsciente. Al menos sigo viva. ¿Ese sujeto se fue? Revisé la casa y la luz de la cocina estaba bien. ¿Imaginé eso?Pero, de nuevo, encuentro una nota igual a las otras que recibí. Ésta está doblada junto a la fuente de pastelillos que hornee, faltaba uno y encuentro migas en la mesada. Tomo el papel con dudas y lo leo. Mis manos tiemblan mucho.
"Eres buena cocinera, guarda el secreto de mi visita"
Esta situación me está enfermando, voy al baño para lavarme el rostro y noto que mi cuello está muy rojo. Realmente pasó, es real, no una alucinación. Todo es real, la chica en la fiesta, ese asesino... Y lo peor es que sé que volverá. ¿Tengo suerte de seguir viva? Tal vez quiere divertirse conmigo, vi su sonrisa cuando estaba temblando de miedo. De repente noto algo extraño en mi cuello, quito mi cabello y allí veo dos pequeñas marcas. Son puntitos rojos, no duelen pero de ellos se extiende el enrojecimiento de mi piel.
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El Dueño De Lobos
VampirosTodavía no creo lo que ví, todos dicen que fue una alucinación por beber tanto, quiero aferrarme a esa idea pero él sabe que lo ví y vendrá por mí, me matará al igual que a esa chica en la fiesta.