Cuando Eileen Hamilton conoció a la hermana menor de su prometida esa fatídica noche de jueves, jamás imaginó lo que le esperaba.
Y es que Judy Abbot no era una muchacha común y corriente. Era alegre, divertida, risueña... molesta, fastidiosa, insu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Eso es... no, no, escuche... ¡pero los documentos que envié...!
Eileen podía jurar que se encontraba a punto de estallar.
Tal parecía que su jefe, el señor William Walker, no estaba muy complacido con lo que había leído sobre las transacciones de su empresa. Y parecía también que había decidido recaer sobre Eileen respecto a la situación.
—Hice lo que me pidió, señor Walker, y eso fue resumir las transacciones ocurridas en los últimos dos meses... no hay ningún tipo de discordancia en las mismas—aclaró una vez más, intentando no perder del todo la paciencia—. Entiendo su preocupación, pero los problemas no se deben a un mal manejo de mi parte...
Mientras salía del ascensor y se dirigía a su apartamento, esperaba que de algún modo su indirecta muy directa llegase a su destino, pero eso no sucedió. Su jefe era un hombre muy tonto o hipócrita. Tal vez ambos.
—Eileen, no estamos en facultad de buscar culpables en este momento, pero...—continuaba hablando al otro lado de la línea, con tono altivo—. Sólo estoy diciendo que tú has estado a cargo de los negocios durante todo este tiempo, y si algo anda mal...
—¿... es automáticamente mi culpa?—completó Eileen con un tono irritado que no pudo disimular esta vez
—Bueno, técnicamente...
Eileen sabía que probablemente le traería graves problemas más tarde, pero no podía soportarlo más, así que cortó la llamada. Apagó su celular antes de que otra llamada pudiese llegar, con un bufido.
Cuando ingresó a su hogar, no deseaba nada más que comer algo, darse una ducha y dormir para olvidarse sus problemas. Pero al escuchar sonidos provenientes del living, supo que no lo tendría tan fácil como quería.
—¡Oh, cariño, por fin llegas!—exclamó la voz de Beatrice apenas fue consciente de su presencia—. Acércate, necesito tu opinión con un par de cosas.
Eileen formó una pequeña mueca, pero aún así decidió complacer a su prometida y acercarse. En el living se encontraba Oscar, el wedding planner, revisando una revista titulada "Boda de Ensueño". Habían más ejemplares regados por el sillón y la mesita ratona.
—¡Mira esto, no es precioso!—continuó Beatrice, tomando una de las revistas para casi lanzársela a la cara. Pudo ver un vestido blanco muy elegante allí—. ¡Pero este de aquí también lo es...!