21. Amar es compartir

488 64 134
                                    

Se habían mantenido allí, abrazadas y en silencio, por un largo rato

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se habían mantenido allí, abrazadas y en silencio, por un largo rato.


Eileen esperó pacientemente a que los temblores en el cuerpo de la muchacha se detuvieran poco a poco, abrazándola y acariciando su espalda hasta que deseó enderezarse un poco, restregándose los ojos hinchados y rojos.


Tenían mucho, muchísimo de qué hablar todavía. Pero ambas sabían que ninguna de las dos se sentía con el ánimo suficiente para hacerlo en ese mismo momento, así que tácitamente se pusieron de acuerdo para posponerlo al menos por un par de días más.


Eileen insistió en llevar a Judy hasta su casa, y esta no puso impedimento alguno. Encendió la radio en el camino, y durante el trayecto pareció comenzar a sentirse mejor poco a poco. Al menos cuando bajó del auto, tenia una pequeña sonrisa en su rostro, y eso era un avance.


—Te llamo más tarde—prometió antes de darse la vuelta y alejarse del vehículo.


Eileen se sintió un poco más tranquila sabiendo que se encontraba mejor aunque fuera un poco. Se le pasó por la cabeza regresar a su trabajo, pero descartó la idea, dirigiéndose directamente a su apartamento. Necesitaba almorzar algo pronto.


Beatrice le había enviado un mensaje hacía un par de horas, avisándole que estaría con Oscar, el wedding planner, eligiendo su vestido. Eileen no podía evitar sentirse un poco... abrumada. Por muy increíble que pudiera parecer, había comenzado a olvidarse de su propia boda, y de repente recordarlo la descolocó un poco.


No era propio de ella olvidarse de cosas así como así, mucho menos si se trataba de algo tan importante.


Con una taza de café humeante y un par de croissants se acomodó en el living, colocándose su laptop cerca para intentar trabajar un poco. Quizá de ese modo lograría distraerse, y no pensar tanto en lo mucho que deseaba cancelar la boda, al menos por un par de semanas. O meses. ¿Tal vez un año?


No se trataba de desamor. Aún amaba, no, adoraba a Beatrice. Era la mujer más maravillosa que existía, y haría por ella lo que fuera. Pero...


Y ahí estaba el problema. Tiempo atrás, no había lugar para ningún "pero" en sus pensamientos respecto a su relación. Eso la asustaba un poco, aunque jamás fuese a admitirlo en voz alta.


Negó rápidamente con su cabeza, buscando con ese gesto deshacerse de esos pensamientos intrusos. Una notificación en su laptop llamó su atención, y al revisarla pudo ver que se trataba de una nueva videollamada. Era por parte de una de sus primas.

¡Vamos, Eileen!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora