5. De astronomía y tacones

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—¡¿Qué hizo qué

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—¡¿Qué hizo qué...?!


Por el alarido que soltó Beatrice mientras desayunaban, Eileen se preguntó si había sido una buena idea contarle sobre lo ocurrido la noche anterior. Además, empezaba a considerar no contarle todo lo ocurrido.


—Debe estar bien, sus amigas la llevaron a casa—aclaró mientras colocaba mermelada sobre una tostada, intentando restarle importancia para dispersar la tensión.


—¡Ese no es el punto, Eileen!—exclamó Beatrice entonces, aparentemente aún ofuscada—. ¡El punto es que le he dicho miles de veces que no debe salir de fiesta! ¡Y menos con esas dos buenas para nada!


Eileen usó la excusa de darle un mordisco a su tostada para no responder enseguida. Desconocía la aversión que Beatrice sentía hacia las amigas de su hermana menor. Suspiró, limpiando sus labios con una servilleta.


—Bueno, tus padres le permiten hacerlo, ¿no?—intentó razonar, colocando una mano sobre el hombro de su prometida—. Debe ser porque confían ella, y quizá deberías hacer lo mismo.


—No confían en ella, simplemente le dan todo lo que pueda querer—replicó Beatrice, con una mueca, antes de soltar un suspiro—. Aunque yo también lo hago...


—¿Y por qué hacen eso?


Beatrice guardó silencio ante esa pregunta, bajando la vista hacia su taza de café a medio beber. Negó levemente con su cabeza, dándole otro sorbo a su bebida.


—Es... un tema muy personal y delicado—respondió luego de unos momentos, suspirando—. A Judy no le gusta que hable de eso, así que...


—Oh. No, está bien.


Eileen decidió ya no insistir, aunque la curiosidad la estuviese carcomiendo por dentro. Consideraba necesario respetar la privacidad de Judy.


Un vistazo al reloj en su muñeca le recordó que debía marcharse ya, así que se despidió de su prometida con un beso antes de irse.


En el trayecto, pensaba en lo bien que había hecho al no contarle a Beatrice sobre los comentarios... "fuera de lugar" que Judy había realizado la noche anterior. Obviamente no hablaba en serio, y probablemente se arrepentía de haberla llamado.

¡Vamos, Eileen!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora