17. Sentar cabeza

650 62 131
                                    

Los días de Eileen habían mejorado de forma bastante notable

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días de Eileen habían mejorado de forma bastante notable.


En primer lugar, ya no tenía tanto trabajo pesándole en la espalda. Aún le costaba un poco creerlo, pero su jefe estaba en las oficinas mucho más seguido ahora. Incluso había ordenado remodelar la planta superior y el despacho que esta contenía, para poder instalarse allí.


En segundo lugar, y como consecuencia del primero, Eileen salía de su trabajo más temprano, y por lo tanto tenía más tiempo para pasarlo con su prometida, ayudarla con algunos planes para la boda, o simplemente dedicarse a uno de sus pasatiempos favoritos, que era la lectura.


Tal parecía que William Walker estaba abandonando poco a poco su vida de "soltero rico que va a fiestas y viaja todo el tiempo desperdiciando el dinero de sus padres". Como lo había dicho Beatrice, con tono de emoción, quizá estaba sentando cabeza.


Lo cual la dirigía a la única preocupación que había tenido durante el último par de semanas.


Judy.


No la había visto directamente en ese tiempo, sólo había escuchado su voz a través del teléfono dos o tres veces, y respondía sus mensajes luego de varias horas. No podía evitar pensar que algo estaba ocurriendo.


Así que decidió invitarla a caminar junto a ella antes de su trabajo, como habían hecho un par de veces antes. Incluso compró cupcakes de chocolate y malteada de frutilla para ella, en el mismo café dónde se habían encontrado antes. Se había mostrado apenas entusiasmada con eso.


—Así que Beatrice cree que las damas de honor deberían vestir de rosa, pero el rosa que quiere es casi fluorecente—decía, intentando crear conversación con ella—. Y aunque le he sugerido otros, realmente está muy insistente con ese.


—Mhm.


Eileen soltó un suspiro, uno que mezclaba cansancio con frustración. Obviamente su charla trivial no estaba funcionando, así que decidió que quizá necesitaba ser directa para llegar a algún lado.


—Escucha, estos últimos días... te he notado bastante rara—admitió entonces, observando los autos pasar por un momento sólo para distraerse con algo—. ¿Desanimada, quizá? ¿Puedo saber qué pasa?


Judy no respondió enseguida, sino que le dio otro sorbo a su malteada de frutilla, la cual estaba a punto de terminar. Finalmente se encogió de hombros, alzando la vista y formando una pequeña sonrisa al mirarla.

¡Vamos, Eileen!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora