18. ¿Y ahora qué?

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—Pensé que habías dicho que no te interesaba el "pelmazo ese"

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—Pensé que habías dicho que no te interesaba el "pelmazo ese".


Judy soltó un largo y exagerado suspiro, rodando los ojos. Ya se había esperado que tanto Janet como Amy aprovecharan la oportunidad para picar su orgullo con palitos imaginarios. Podía notarlo en el tono burlón con el que hablaban.


—Y no me interesa... no mucho—aclaró luego de un momento, sintiéndose algo tonta luego de decirlo en voz alta.


Sus amigas rieron divertidas ante eso, y Amy le palmeó la espalda de manera cordial.


—Hey, nosotras no te juzgamos—le recordó, antes de llevarse un par de papas fritas a la boca. Al terminar, continuó—. Has salido con personas aún más raras.


Judy sólo volvió a suspirar, revisando su celular para averiguar la hora actual. William debía estar por llegar, y aunque no quisiera admitirlo, se sentía ligeramente nerviosa.


Y la peor parte, era que no entendía exactamente por qué. Ciertamente le importaba muy poco lo que William pudiera opinar de sus mejores amigas, y ya sabía de sobre lo que ellas opinaban de él.


Decidió que quizá temía que a él fueran a agradarles, lo que sólo llevaría a bromas e incomodidad.


—Ahí viene el principito—avisó la voz de Janet con el mismo timbre burlón de antes, conteniendo una carcajada.


Judy se sobresaltó ligeramente en su lugar, levantándose de la acera y quitándose el polvo que pudiese haber quedado en sus jeans azules. Volvió a rodar los ojos cuando recibió miradas significativas por parte de sus amigas.


El auto de William se detuvo justo frente al local de comida rápida dónde ellas habían almorzado. Judy dudó por un momento, pensando en sí debía presentarlas o no, pero recibió un par de palmadas en la espalda.


—Anda, ve. Ya tendremos otra oportunidad de charlar con el señorito—aseguró Amy con un guiño, encogiéndose de hombros ligeramente—. Además... tenemos nuestros propios asuntos que atender.


Judy se sobresaltó ligeramente, y formó una pequeña mueca de manera inconsciente. A veces sus amigas hacían travesuras más o menos inofensivas. Otras veces, se metían en problemas serios.


Provenían de una familia bastante numerosa, y más de una vez habían terminado detenidas por varias horas luego de algunas andadas con sus primas. Judy conocía a la gran mayoría y sabía que eran buenas personas, con buenas intenciones. Aún así, siempre estaban metidas en algún lío.

¡Vamos, Eileen!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora