Peleas, lagrimas, amor y placer.

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Narra Guido:
Con Julieta después de la reconciliación decidimos ir a almorzar a la orilla del delta... Era un lugar muy tranquilo y bello.
Preparamos en una canasta de mimbre algunos sándwich, un par de cervezas, una gaseosa Coca y frutas.

Ju se fue a cambiar y se vistió con un lindo vestido largo, color negro de margaritas blancas, con manga largas y en su cabeza un sombrero de paja tipo playa.
Para completar su hermosura se puso la campera de jean que tanto me gusta como le queda.

Salimos de la cabaña y caminamos unos metros hasta llegar a la hermosa orilla del rió, del largo rió... Que comenzaba en la hermosa Ciudad de Lujan y al rededores y terminaba acá... En la Ciudad de Tigre.
Nos sentamos en el piso encima de una lonita que Juli se acordó de traer, apoyamos toda la comida en ella y empezamos a conversar... A hundirnos en nuestras hermosas charlas, que comenzaban en una raíz interesante y terminaban por las ramas... Yéndonos de tema. Pero eso me encantaba.

-La verdad...- dije dándole un trago a mi cerveza. -Es que me encanta estar así con vos... Sentir que estoy fuera de toda mi rutina, que soy feliz viéndote reír, disfrutar y amar... Porque te amo, te amo con cada pedazo de mi persona... Porque siempre me abasteces en todo lo que me falta, y eso me hace desearte y amarte cada vez mas- Ju, sentada como india, me miraba atenta y sonriente mientras acariciaba mi mano. -Puede sonar muy cliché lo que diga, pero sin vos no me imagino. No me imagino, por ahora no me imagino... Porque hoy por hoy sos lo único que me sostiene. Sos por lo único que dejaría alma y cuerpo. Porque, si me pongo a pensar, sos a quien mas amo en este momento de mi vida... y por ahí quien sabe, tal vez te ame el resto de mis días. Pero no quiero adelantar. En fin, te amo- Una lagrima de amor rodó por su mejilla. Ju se lanzo sobre mi y me abrazo... Como si no hubiera final, como solo ella sabe abrazar. Me beso, me beso como siempre me besaba... Tan dulce que me volvía a enamorar treinta mil veces. La amaba demasiado.
Nos besamos por un ratito mas y luego corrimos las cosas de la lona para acostarnos y para mirar el cielo, para mirar el cielo y ser feliz.

Narra Julieta:

No lo podía hacer entrar en mi cabeza... No podía creer todas las hermosas palabras que me había dicho. ¿Porque sera que es por el único hombre que me sentí así alguna vez? Ahora tengo la respuesta. Nos quedamos toda la tarde así... acostados en la lona viendo el cielo, que ese día estaba tan lindo como nunca. No había ni una nube y solo podías contemplar el celeste firmamento. De todos modos, mas haya de todo lo que me dijo Guido, sentía que lo deje mas o menos con la espera... Porque yo no le dije nada como "respuesta" solo lo bese y abrace, así creí correcto compensarlo.

-Guido...- dije abrazada a su lado en el piso.

-¿Mmm?- gimoteo a modo de pregunta, mientras tenia los ojos entrecerrados a causa del sol que pegaba en su cara y tambien pasaba su suave mano por mi espalda para acariciarme.

-Yo también-

-¿Eh?- pregunto confuso.

-Yo también te amo... Yo también pienso como vos. Te miro a los ojos y veo todo lo que gusta... Cada vez que pestañas se me llena el alma de amor, por cierto, tenes unas pestañas hermosas- Guido sonrió. -Me sonreís así como ahora o largas una carcajada y se me puede dar vuelta el mundo mas o menos. No importa si hay diferencias entre nosotros a veces, si no pensamos igual o no somos parecidos... No me importa en absoluto, porque pueden pasar mil tormentas y yo se que las vamos a superar juntos. Sos la persona que quiero tener al lado en la mayoría de mi tiempo, no quiero me sueltes... Nunca. Enserio Guido, Te amo- sus hermosos ojos chocolate se aguaron un poco, inmediatamente me abrazo como nunca antes y me dio el mejor de los besos. Cuanto amaba nuestro contacto físico...

-Eu gorda vamos a la cabaña...- dijo recuperando el aire y algo apurado.

-¿Eh? ¿Para que ?- pregunte limpiándome el labial corrido algo confusa. 

-Dale no importa para que, vamos- dijo juntando todas las cosas rápido.

-Uf bueno, vamos- me agarro de la mano y salio corriendo de ahí mas o menos. Yo no entendía nada. 

Llegamos en unos minutos al lugar y Guido saco las llaves y las metió en la cerradura, abrimos la puerta, entramos y la cerró. Finalmente dejamos las cosas en el sillón.

-Guido para que querías ven...- no pude terminar de hablar que Guido se acerco a mi en un abrir y cerrar de ojos me estampo un beso y prácticamente "me comió la boca". Que bien besa este hombre por favor.

-Gui... Para... Jajaja.. Mira si tocan la puerta... o algo...- trataba de decir yo entre besos y a la vez me reía.

Paro el beso y me miro. -Deja de poner excusas. Disfruta el momento- yo asentí sin nada que decir. -No va a venir nadie- volví a asentir como una boluda y embobada mirando su boca. El se dio cuenta de eso y me tomo del rostro para besarme mas intensamente. 

Y como era de esperar. Las ganas de encontrarnos nos invadieron, teníamos ganas de ser uno solo, de mezclar nuestros sudores y unirnos una vez mas. Lo deseaba, me deseaba y nos deseábamos. La atracción física hizo que nos despojemos de nuestras ropas en un segundo y termináramos en el sillón de la sala de la cabaña. 

En un movimiento brusco, yo quede debajo de el y me agarro las manos para ponerlas encima de mi cabeza. Me miro a los ojos... Y me miro como jamas lo hizo. Sus ojos chocolate expresaban amor, ganas, deseo y mas. Sin decir ni una palabra comenzó un camino de besos desde mi cuello hasta encima de mi pubis. Y yo... me obligué a gemir.

Unos minutos después, Guido ya estaba dentro mio... haciéndome gozar como nunca nadie lo hizo antes y obviamente siempre tratándome como una reina. 

Esta vez quise tomar el control yo y me posicione encima suyo, y el... me dejo hacer todo el trabajo.

-¡Ah!...- gemí casi en grito ahogado. Los dos nos encontrábamos casi a punto del clímax. A la vez, soltamos un gemido final seguido de un "Te amo". 

Mientras recuperábamos el aire, Guido salio de dentro mio y yo me recosté sobre su cuerpo desnudo. Apoye mi cabeza en su hombro y así en el medio de la transpiración intentábamos tomar una siesta mientras yo dibuja figuras abstractas con mis dedos sobre su pecho y el acariciaba en círculos mi espalda desnuda. Nos tapamos con una mantita que estaba en uno de los sillones individuales y finalmente caímos en los brazos de morfeo.


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Buenassss! Capitulo cortito pero potente y tierno <3

Espero que les guste... déjenme por favor su opinión en la caja de comentarios y voten si les gusto.

Un beso grande : )

Ana.



LA CABEZA PERDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora