Extrañarse.

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Narra Guido:

Habían pasado cuatro días de la llegada de la madre de Julieta a la ciudad, en esos días solo vi a mi novia una sola vez y con suerte me pudo contar porque su mamá estuvo desaparecida tanto tiempo.
La entendí y supe que era duro afrontar tanta información de golpe, ahora en momentos así tenía que estar mas que nunca con ella pero sin quitarle el espacio para acomodarse las ideas.
Los tres días restantes me dijo que no podía verse conmigo porque aún estaba muy confundida con todos los problemas. Como dije previamente, la entendí.
Prometió que nos veríamos el viernes, esa noche su madre partiría con Luz a un spa todo el finde semana hasta el lunes. Por lo tanto su casa iba a ser toda para nosotros durante esos días.
Ya el día viernes me levanté adormilado y me di una ducha, me vestí con una bermuda negra, mis converse negras y una camiseta blanca con un signo de pregunta negro en el medio. Me puse una bandana azul y blanca en el pelo y baje las escaleras, mis viejos estaban tomando mate con mi abuela.
Saludé a todos y mi mamá me alcanzó mi cafe de todas las mañanas y una naranja.
Al rato Gastón y Patricio bajaron de su cuarto a desayunar y luego se fueron a dar vueltas en el Jeep. Yo simplemente después de desayunar agarre mi electrocriolla y me fui al fondo de mi casa... Necesitaba encontrarme a mi mismo después de muchos días.
Afine mi querida guitarra y los primeros acordes comenzaron...

Ella nació
en el tiempo equivocado
y escondió
la vida en el placard
nunca eligió
ser odiada a ser amada
pero guardó la verdad

Nunca confesó
que su vida era salvaje
sin una razón
me revelo su imagen
no vengas por mi
ya no busquen un culpable
tal vez sea mejor al fin

Su cuerpo es
la adicción del miserable
y duele ver
el color de la maldad
ella escapó
no llego a ninguna parte
y encontró la verdad

Nunca confesó
que su vida era salvaje
sin una razón
me reveló su imagen
no vengas por mi
ya no busquen un culpable
tal vez sea mejor al fin

Su vida es
miseria constante
libérame
llévame algún lugar

Ella corrió
sin llegar a alguna parte
y se escondió en el placard

Nunca confesó
que su vida era salvaje
sin una razón
me revelo su imagen
no vengas por mi
ya no busquen un culpable
tal vez sea mejor al fin...

Terminé la canción y me quedé unos minutos sentado en el pasto mirando al sol... De pronto sentí unos pasos dificultosos y rengeando, también se escucharon unos leves aplausos y cada vez se iban acercándo más... Era mi abuela.
La mire y le sonreí... pude notar que cada vez que aplaudía, harina salía de sus manos, se las sacudió en su delantal y se paró frente a mi.

-Jamás me voy a olvidar del talento que tienen vos y tus hermanos corazón- me pare y me agaché un poco a su altura, me besó la mejilla.

-De alguien tendremos que haber heredado el talento no?- le sonreí y entrelazamos nuestros brazos, mientras "escoltaba" a mi abuela empezamos a caminar y seguíamos hablando.

-No no no, te equivocas- decía mi abuela moviendo su dedo de un lado a otro- El talento de ustedes es único y muy diferente al mío mi amor.

-Si vos decís...- me reí amistosamente y me queridísima abuela soltó una risita.

-Y... Contame armidito, ¿a quien va dedicada esa letra tan emotiva y... fuerte?- preguntó interesada mientras el sol golpeaba en nuestras caras.

-Ya... ya conoces a Julieta, verdad?-

-Si, como no-

-Bueno, me contó algo muy fuerte de su familia que ella también se entero hace poco... Y tengo miedo de que SUS miedos perjudiquen nuestra relación, quiero que esté tranquila pero aún no se bien como ayudarla-

-Mmm interesante situación-

-Asi es- suspiré y respondí.

-Bueno mi amor, lo único que tenés que te queda por hacer es esperar a ver a tu novia y charlar con esa señorita todo esto que te pasa sin miedo. Sino... vas a cargar con esa pesada duda y miedo por un tiempo largo. Confía en mí y hacelo-

-Mm tenés razón abue, lo voy a intentar... Gracias- nos frenamos en la puerta trasera del patio para entrar y abraze a mi abuela, entramos y esperamos a que se terminen de cocinar los ñoquis que estaba haciendo.

Narra Julieta:

Estuve casi toda la semana tratando de acomodar mis ideas y también teniendo en cuenta todo lo que me dijo mi madre. Pero en fin, no saque ninguna conclusión aparte... solo estaban las palabras que me había dicho ella.
Ya era viernes, por fin podía relajarme. Mi hermana y mi mamá se irían a un spa hasta el lunes y por la noche Guido vendría y se quedaría todo el fin de semana conmigo. Lo extrañaba... y mucho.
Pero todos estos días tuve que tomarme un tiempo para respirar y hacer andar mi cerebro.
Me levanté de mi cama, me fui al baño me hice una cola alta y me vestí con un vestidito azul con florecitas blancas muy pequeñas, tenia la espalda abierta y me llegaba a la rodilla... era muy playero. En los pies me puse unas crocs del mismo color y arriba una campera de Jean clarita media rasgada.
Me maquille, me puse lápiz labial negro, rímel y delineador.
Baje las escaleras y tome mi cafe de todos los días.
Luz dormía y mi mamá limpiaba la cocina.
Me senté a leer una revista al borde de la pileta hasta que esté el almuerzo listo.
Después de almorzar mi madre y mi hermana decidieron partir al spa, iban a ir por la noche pero estaban muy ansiosas. Mejor para mí, más tiempo para estar con mi novio.

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Hola! Como andan? Yo enferma! Ayer fue mi cumpleaños y estuve en reposo también, bueno acá les traigo este capítulo... no me gustó mucho como quedó pero bueno.
Que pasen lindo el esto dea semana, un beso!
Ana.

LA CABEZA PERDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora