Ya hace unas semanas que no sé de tí... ¿Dónde estarás? me pregunto ¿Cómo estarás? si te sientes bien o si tienes algún problema, no ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos pero te confieso que para mí ha sido una eternidad...
He estado leyendo mucho estos días, tratando de distraer mi mente de pensamientos llenos de pesadumbre al recordarte, he leído bastante para saber cómo manejar toda esta carga emocional que tengo por dentro.
Aún conservo esas tres hojas en dónde plasmaste tus letras, las cuáles hablaban sobre el idilio que estábamos viviendo, palabras que no sé si serán ciertas, dudo de la realidad de esas líneas porque en ellas me expresaste un sentimiento correspondido y ahora que sé que no soy correspondida dudo de que esas palabras hayan estado llenas de realidad.
Muchas personas suelen confundir el amor, ese sentimiento puro con ilusión, eso era lo que sentías, Ilusión, una simple y vaga ilusión... La magia que hubo al conocernos rompió muchos esquemas y tú solo te ilusionaste, mientras que yo te veía de una manera diferente, como el amor de mi vida, estaba renunciando a la posibilidad de estar con alguien más, yo simplemente tenía ojos para tí, me sentía plena y feliz pero ya sábes, no se puede saber con exactitud lo que pasa por la mente de la otra persona y tú eres ese tipo de persona cerrada, hermética, difícil a la hora de hablar sobre lo personal-sentimental.
Deseo verte, deseo ver esa sonrisa tan encantadora que posees, anhelo abrazarte, un abrazo como aquel que me diste ese día que te ví, con tu uniforme profesional, recién puesto sobre tu lindo cuerpo, tus ojos llenos de preocupación y cansacio, pero siempre con una sonrisa y entonces me abrazaste... Oh sí, me abrazaste y al embriagarme de tu dulce olor me sentí en la gloria, a tan solo un paso del paraíso del cielo, ese abrazo que tanto necesitaba para desechar la tensión. Ahí quería estar, en tus brazos y demostrándote que siempre estaría para tí, en las buenas y las malas, tratando de hacer lo mejor para ayudarte de alguna manera, que sintieras que ahí estaba, que tenías a alguien con quien contar y esa persona era yo.
Cada vez que tenía oportunidad de compartir contigo lo disfrutaba al máximo, mirarte se convirtió en mi ocupación favorita, pues no sabía si después no volvería a verte y quería grabarme tu rostro, tus facciones, la figura de tu cuerpo, tus gestos, tu voz y cada cosa que me dijeras, para al menos admirarte desde lejos, amarte en silencio y tenerte en mis sueños.
Eres como un amor prohibido, imposible y el único amor que quiero para el resto de mi vida, la única persona que amaría tanto hasta sentir que me estoy amando a mí misma, esa persona con la estaría dispuesta a aventurarme a cualquier locura sana que implique placer y felicidad plena, pero quizás ya no vuelva a verte, no creo que tengas intenciones de verme, yo para tí soy nadie y tú eres mi todo, mi amor.
A estas horas quizás estés trabajando en lo que más amas hacer, rodeada de habitaciones en dónde se encuentran unas vidas queriendo ser sanadas, luchando por vivir y salir de ese recinto que para ellos solo significa el asecho de la muerte a su alrededor.
Te imagino con tu habitual uniforme caminando por los pasillos fríos de aquel lugar que se ha convertido en tu casa, tantos días en vela, tantas horas de trabajo, tanto estrés que en ocasiones te produce jaquecas y dolor en el pecho, no sábes cuánto me encantaría ser yo quien te reciba al llegar a casa al cabo de tantas horas y consentirte para hacer tus días más ligeros, cocinar para tí y que cuándo menos lo esperes, pueda yo alegrar tu día laboral.
Quizás justo ahora estés atendiendo a un paciente que está a punto de morir. Recuerdo las veces que me escribías para contarme sobre tu preocupación en cuánto a algún diagnóstico no favorable para la salud de tus pacientes y yo tratando de hacer que no perdieras la fe, aunque tu ciencia determine el futuro de la permanencia de las personas en esta vida.
Me gustaría seguir aprendiendo de tí, conocerte me despertó la ansiedad de conocimientos, ya que tengo una mente inquisitiva, me causa fascinación lo que está fuera de mi zona de confort, además esas cosas que son realmente útiles y esenciales para vivir.
Son las 8:00pm un Domingo como éste, a estas horas puede que estés trabajando, confieso que muero por escribirte, estoy luchando contra mis ganas de llamarte para escuchar tu voz, podría hacerlo, me dijiste que siempre me atenderías pero no quiero molestarte, quizás no sea idóneo, quizás no te interese hablarme, quizás ya no te acuerdes de mí, quizás lo menos que quieres en estos momentos es saber de mí...
Miro mi celular y tus números en mis contactos, mi dedo pulgar tiembla sobre la tecla de llamada, he borrado tres posibles mensajes para enviar, no creo que quieras hablar conmigo, no quiero provocar a tu actitud sardónica, mejor alejo mi celular, buscaré alguna actividad que pueda distraerme de mis anhelos de hablarte y me quedo con el acerbo adusto de tu ausencia.
Un año y dos meses no han sido suficientes para dejar de extrañarte, tiempo en el cual solo he anhelado estar cerca de tí, quererte, ser parte de tu vida, construir mi felicidad a tu lado, todo este tiempo solo he anhelado tu amor, verte, que mi mirada sea correspondida por tu libre albedrío, abrazarte sin temor a no volver a verte, escucharte sin tener que mostrarme taciturna y no tener otra opción más que tragarme todo lo que siento cuando estás frente a mí, un año en el que he luchado en vano muchas veces y algunas noches como ésta en las que me invade la desesperación de querer verte y escucharte y no poder...
Solo es una noche más en la que siento más palpable este vacío que dejó tu ausencia, un momento en el que me pregunto si estarás feliz y si tal vez, solo tal vez pienses en mí tan solo un segundo...
ESTÁS LEYENDO
SI DE AMOR HABLAMOS...
RomanceEL AMOR ES UN UNIVERSO DE EMOCIONES Y NOSOTROS LOS SERES HUMANOS ESTAMOS REPLETOS DE EMOCIONES