Está Bien ¿Quien dice que está mal?

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A veces está bien sentirse triste, dejar salir toda aquella carga emocional que siempre evades, a veces está bien extrañar, soñar con aquello que vemos imposible, a veces solo nos hace falta sentir ese último abrazo, ver como una proyección sonrisas grabadas en mi memoria, la textura de sus labios saboreados por mi lengua, sus ojos fijos en mí y que mis fosas nasales se impregnen de su olor natural inconfundible.

Está bien que me tome estos minutos para pensarte como desde hace mucho tiempo no lo hago, está bien querer escuchar tu voz aunque no deba, está bien desear escribirte ahora mismo y decirte lo que siento.

A veces hacer catarsis es necesario para sentirse vivo y está bien que algunas noches entre miles de personas tu estés en mis pensamientos antes de dormir, está bien quererte de la manera más abstracta, desearte con las fuerzas de un huracán, pensarte tan intensamente que hasta te sienta conmigo, cerrar los ojos, recordar tus labios sobre los míos y sentirlos acariciándome como un terciopelo.

Si pudieras ver a través de mis letras entenderías esta idolatría, un conjunto de sentimientos que van mucho más allá de las palabras y las miradas, si pudieras leer mi mente quizás te sorprenderías de saber lo bonito que te pienso, si pudieras sentir esta loca y absurda conexión entenderías lo que significas para mí, aunque para tí sea una simple mortal que se apareció en tu camino con la locura de un amor infinito en el cual quizás ni creas que exista.

Este amor es mirarte y sentir que el tiempo se paraliza, sentir que vuelo cuando me abrazas, que mi corazón lata fuerte cuando te tengo cerca y que no lo pueda controlar aún estando lejos, que se acelera tan fuerte cuando recibo algún mensaje de texto, es sentir nervios aunque no estés frente a mí con tu mirada de fuego clavada en mis ojos. Para mí el amor es haberte dejado ir y aún cuando pude insistir comprendí que mi lucha no tenía fundamento, ese lugar junto a tí con el que tanto soñaba era un hogar frío y vacío, tu calor no me pertenecía, así que me tocó aceptar que jamás sentirías por mí ni una cuarta parte de lo que siento por tí.

En la distancia, de lejos, sin decirte, sin que lo veas existe un amor puro y sincero de esos que ya no se ven y de los que suceden una vez, mis palabras trascenderán a través de estas líneas y quizás en algún momento leyendome comprendas este amor tan incomprendido del que tanto te he hablado.

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