Hablando con la Soledad

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Soledad... La soledad no es la falta de presencia sino aquel sentimiento tan triste que te invade cuando al final del día quieres hablar de lo que te pasa, de lo que sientes, de lo que piensas, de lo que te agobia, de lo que extrañas o de lo que necesitas, pero de pronto volteas y estás solo tú con tus miles de pensamientos, con tus complejidades y tristezas, con tus alegrías y derrotas, entonces sientes aquel vacío que te quema por dentro y te das cuenta de que todo ese rato estuviste conversando contigo mismo, así como solías hacerlo con un confidente en aquellos tiempos felices en los que nada te preocupaba más que estudiar y superar rupturas amorosas.

Cuán perfecta era la vida en aquellos tiempos de adolescencia, tiempos en los que pensaba que tenía problemas y en realidad no los tenía, tiempos en lo que me creía grande y con una vida madura e independiente, con aquellas ansias de comerme el mundo, con aquellos deseos de aprender y crecer.

Hoy estoy aquí lejos de todos, lejos de mi familia, lejos de amigos y de mi ciudad, lejos de casa y de los seres que quiero, recordando momentos, días y personas, saboreando ese sabor de café que en aquellos tiempos le daba pie a una charla reconfortante, extrañando aquellas calles, aquel lugar, el abrazo de mama, el apoyo que jamás me faltaba, los entrenamientos que amaba y la voz que me alentaba.

Cómo no extrañar a quienes amo, como si no hubiese existido una vida antes de salir de mi país, como no recordar a personas que hicieron de mi vida un festejo a lo grande cuando más lo necesité, cómo no querer retroceder el tiempo para volver a vivir y saborear cada una de esas experiencias.

Me hacen falta personas que ya conmigo no están, seres que ya no caminan conmigo pero que siguen aquí en mi corazón, es imposible dejar atrás todo lo que viví porque a final de cuentas el ser humano se desarrolla a base de experiencias, aprendizajes, caídas y momentos de quiebre.

Solo aquí estoy con mis pensamientos, hablando con la soledad, vagando entre un millón de posibilidades y tristezas, despierta anhelando solo un poco de lo mucho que tenía en aquella ciudad donde crecí.

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