CAPITULO 5: ¿Amor correspondido?

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Ambos hermanos se encontraban inseguros, preocupados el uno por el otro y con un tremendo miedo a perderse mutuamente. Estaban perdiendo el camino que cada uno había logrado formar después de que sus padres se fueran y todo comenzara a parecer que se derrumbaba. Sin embargo, de alguna u otra manera se habían mantenido de pie todos juntos. Habían tomado la decisión más terrible de sus vidas: conseguir un empleo de verdad. Al menos era por medio tiempo y no por un turno completo. Además de ser seis hermanos que sostendrían una sola casa. Realmente la situación no pintaba mal ni tendrían que preocuparse tanto por alguna crisis económica o algo parecido. Tenían lo necesario para salir adelante, sólo era cuestión de motivarse y tener iniciativa propia.

Como era de esperarse, Choromatsu, quien mantenía su enorme ego aún si pasaban miles de años, fue quien exigió a sus hermanos para que comenzaran a buscar un empleo de medio tiempo. Al principio estos mantenían una actitud pesimista pues, había pasado poco desde el suceso de sus padres y tampoco sentían mucho ánimo para ponerse a buscar un empleo. Parecía que lo tomarían como una excusa para no hacerlo, después de todo siempre fueron unos hijos caprichosos y berrinchudos. Sin embargo, esta vez sentían que el mundo se les venía encima de verdad. Fue el momento más complicado que habían tenido en todas sus vidas de "ninis" y no sabían cómo reaccionar ni qué tendrían que hacer ahora estando solos. Choromatsu era un fastidio y un engreído pero, por lo menos había alguien con actitud para salir adelante de alguna u otra manera, y aunque esto les hubiese incomodado a los otros, en realidad sabían que esta vez "pajamatsu" tenía toda la razón.

Todomatsu había conseguido un empleo en una cafetería, casi tan parecido a su primer empleo. Lo aceptaron rápidamente cuando se dieron cuenta de que era excelente con el trato al cliente y por su manejo en las redes sociales, tenía cierto dominio para las conversaciones juveniles y los posibles temas de interés. Le iba muy bien como mesero. Ichimatsu comenzó a trabajar en una tienda de mascotas. Le gustaba estar cerca de los gatos y poderlos cuidar. Aunque, comúnmente recibía regaños por descuidar a los otros animales pero, se negaban a despedirlo ya que, cuidaba muy bien de los gatos y la clientela adoraba verle acariciar a los gatos puesto que, lucía tierno. Por otro lado, Jyushimatsu había conseguido un trabajo de medio tiempo en una guardería. ¿Podría ser posible que este niño cuidase de otro niño? Sí, era posible. De hecho, lo hacía de una manera excelente. Los niños se habían encariñado rápidamente con él y adoraban su presencia porque se divertían demasiado con Jyushimatsu. Como adulto era serio en momentos necesarios pero, también comprensivo y con un muy buen sentido del humor que se mezclaba bien con la actitud de los infantes. Parecía bastante firme pero, en ocasiones se daba cuenta de que había terminado por encariñarse con los niños también y si uno lloraba, podría terminar llorando con él hasta que este dejara de hacerlo y se sintiera feliz de nuevo por el apoyo de su cuidador. En cuanto a Choromatsu, bien, él había conseguido trabajar en una pequeña oficina de una empresa, en donde archivaba documentos importantes y hacía uso de dispositivos electrónicos. Karamastu comenzó a usar sus habilidades culinarias y encontró un trabajo en una pastelería popular por aquellos rumbos. Tenía muchísima clientela pues, los postres que Karamatsu hacía realmente estaban deliciosos y cuando las chicas le veían diseñar y preparar sus pasteles, no podían evitar sentir encanto por aquella expresión que denotaba su pasión por la cocina. Por el hecho de ser una pastelería, esta cerraba temprano así que, el de azul podría llegar mucho más temprano a casa a diferencia de sus hermanos. Finalmente, Osomatsu había entrado a un local que compartía espacio con una escuela de artes marciales. A veces vendía alimentos y/o bebidas y en otras ocasiones, disfrutaba de pasarse al lado de la escuela y participar activamente en las prácticas que estos impartían. Con el paso del tiempo descubrieron que Osomatsu era realmente bueno en defensa personal, por lo que le hicieron pasar algunas pruebas para finalmente volverlo uno de los maestros más reconocidos en la escuela de artes marciales.

-Mi Contraparte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora