CAPÍTULO FINAL: Equilibrio.

488 53 61
                                    

Katashi fue el primero en despertar. Al principio le costó bastante trabajo abrir sus ojos pues, todo lo sucedido le había causado un enorme cansancio indescriptible; pero, apenas abrió sus ojos, Ichimatsu se dio cuenta y se acercó a la camilla para verle directamente. La sonrisa del cuarto hermano fue a causa de que, aquel que creía "perdido", estaba consciente ahora. Sin embargo, la expresión de Katashi era fría y denotaba tristeza. No era de extrañarse, después de todo.

La sonrisa de Ichimatsu se desvaneció pero, continuó con aquella sensación de alivio porque el otro había despertado al fin. Se sentó en la orilla de la camilla, bajó la mirada por escasos segundos y luego la levantó para mirarle directamente.

-Te dejaré alimentar a mis gatos....si vienes con nosotros. –Dijo en tono bajo. Katashi sólo le miró y, por un momento, parecía sonreír de forma leve.

-No puedo hacerlo...

-¡¿Por qué no?!

-Mi padre trató de asesinarlos....Y yo estuve ayudándole. Fui cómplice, Ichimatsu.

-¡No importa! Fue debido a las circunstancias pero, yo sé que en el fondo tú no querías nada de esto. ¡Estoy seguro de ello!

-¡Ichimatsu! –Gritó con la poca fuerza que tenía. El otro sólo dio un pequeño brinco del susto.- Te hice daño... Hice lo que mi padre quería y te mentí. Quizá, de no haber apoyado a mi padre, esto jamás hubiese sucedido. Soy un estúpido....Un estúpido que anhelaba el amor de un padre; un padre asesino y psicópata. Debo hundirme en lo que me queda de vida y resignarme a lo que soy. Merezco ir a la cárcel también así que, tan pronto me recupere, iré a confesar para que me arresten junto a papá. Es lo correcto.

-Katashi... Ya basta. Las decisiones de tu padre y su mal camino no te conciernen. Realmente es malo que hayas participado en sus planes y que le hayas apoyado por el simple hecho de ser su hijo pero... -Desvió la mirada.- Yo entiendo, Katashi. Está bien...

Katashi abrió sus ojos completamente y comenzó a sollozar. Estaba tan devastado pero, no comprendía cómo es que el otro era capaz de perdonarle aún habiendo pasado todo lo anterior. Aquel acto le conmovía y a su vez le entristecía. ¿Qué era correcto ahora?, ¿qué debía hacer con su propia vida en adelante? Ya no tenía a nadie. Estaba completamente solo y destrozado.

-¿Por qué...?, ¿por qué, Ichimatsu?

-¿Eh?

-¿Por qué me perdonas de esa forma? Duele...

-¿E-Eh?, ¿du-duele? ¡Perdona, perdona! –Comenzó a exaltarse y ya estaba por llamar a la enfermera.

-¡Espera, calma!, ¡estoy bien, estoy bien! –Decía mientras se limpiaba las lágrimas con sus manos.

-¿Se-Seguro? –Le temblaban las piernas y sus cabellos parecían despeinarse más de lo que ya estaban.

-Sí, sí. –Sonrió levemente.- Es sólo que... has crecido mucho, Ichimatsu.

-Somos de la misma edad, Katashi.

-No me refiero a eso.

-¿Uh?

-Ya no pareces solitario. Además, ahora eres mucho más firme y honesto con los demás y, contigo mismo.

-¿Eso piensas?...

-Sí, claro. ¿No lo has notado? Ustedes tienen un lazo sumamente especial como hermanos.

-Ellos....Son extraños.

-¿A qué te refieres?

-¡Hacen incesto! Son unos idiotas.

-Pero...tú amas a uno de tus hermanos de esa forma, ¿no?

-Mi Contraparte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora