06 💜 Donde nadie los ve.

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El brillo de su sonrisa

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Esa fría tarde de invierno, cuando todo se veía oscuro a pesar de estar cerca de las cuatro de la tarde, la única persona que estaba completamente desabrigada entre toda la que transitaba parecía bastante feliz, cantaba una... algo cantaba, con una amplia sonrisa en la cara.

—¡Cállenla, por favor! —suplicó su subconsciente después de volver a escuchar la misma melodía cerca de cuatro veces ese día.

—¡Ay, qué antipática eres! —exclamó deteniéndose.

Miró a su alrededor notando que la gente pasaba de ella y seguía su curso, restándole importancia se dedicó a escuchar lo que decía su cabeza, había pensado bastante en cómo ir a visitar al chico de los gatos, Ichimatsu; no podía llegar y presentarse de frente a su casa, aunque en un principio esa opción se vio de lo más sencilla, no lo era para nada, requería de mucha valentía aparecerse de la nada en la puerta de la casa, siendo juzgada por la mirada de la dueña o sostén del hogar, que imaginaba firmemente emanaba la misma presencia oscura que el chico, no quería pasar por ello.

Negó repetidas veces, aun así iría a verlo, ya se las arreglaría cuando estuviese frente a la casa que queda... en algún lugar de esa ciudad poco conocida de la región de Tokio.

—¿Serias tan amable de ayudarme? —preguntó a su subconsciente.

Ah... ¿Me hablas a mí? —preguntó indiferente, frunció el ceño y se detuvo en una esquina.

—¡Claro que no! No ves que hablo con el caballero de ese au...to —exclamó mientras lo señalaba, ahora unas calles más lejos—. Se fue ¡Lo asustaste!, ¿viste lo que provocas? —preguntó sobreactuando, llamando así la atención de la gente a su alrededor.

¡Mira quién habla! Y deja de actuar infantil, me enfermas —gritó desde adentro de su cabeza.

—Sabes con qué sobornarme —habló cruzando sus brazos, siempre hacía como que hablaba con una persona tangible, así que las miradas sobre ella no eran nada nuevo.

Agh, bien... solo no lo vuelvas a hacer —le advirtió cansada de su actitud a pesar de su edad.

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Admiró la casa largos segundos, no había cruzado la calle aun por miedo a que alguien abriera la puerta sorprendiéndola en el acto. A pesar del ambiente frío y la poca luz que había en el cielo, las luces prendidas tanto en el primer como segundo piso le daban un aire cálido a la casa, esa sensación de calidez se le hizo bastante similar a la vez que compartió pescado con todos frente a la fogata. La idea de repetirlo alguna vez la emocionó un poco.

Se le erizó el vello de la piel debido al frío y a un agradable sentimiento que se le formaba en la boca del estómago —que estaba vacío—, bufó temblorosa mientras se abrazaba, sabía que la mejor idea era evitar la puerta del frente.

Decidida a eso, cruzó la calle y escaló la casa por la parte de atrás como la primera vez, con cuidado de no hacer ruido. Estando ya en el segundo piso fue hasta la pared de la habitación de los hermanos, se sentó en silencio esperando recibir alguna señal que indicara vida humana o a Gin maullando. Una puerta corrediza se abrió minutos después.

—¡Es imposible que siga perdiendo! —exclamó un chico, suspirando con una mezcla de frustración y cansancio.

Reconoció aquella voz como la del hermano mayor, Karamatsu la había instruido un poco en eso, aunque por el momento no tenía conocimiento sobre los nombres de los demás.

Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora