Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」

45 💜 Aroma a Magnolia.

❝Deseo egoísta❞

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Por primera vez en semanas sus miradas habían hecho contacto, un contacto inesperado y lleno de emociones palpitantes. ___-chan mantenía su mirada fija en la contraria, sin saber cómo sentirse al respecto de lo que había escuchado, ¿le alegraba el enterarse de su relación sanguínea con Hana? No lo sabía, pero tampoco podía bajar la mirada hasta la foto entre sus manos, le daba un poco de miedo mirarla de nuevo. No sabía exactamente por qué.

Hace bastante que no apreciaba esa mirada en la contraria, ese leve brillo de curiosidad que se veía opacado por el miedo. No podía resistirlo por demasiado tiempo, su mente contrastaba ese pacífico rostro con la última mirada que había recibido de ___.

Eres una maldita perra.

Sí, lo era, lo es. Apretó la palma de sus manos contra la taza al revivir ese momento en su cabeza, el momento en el que perdió la amistad de las chicas. El sentimiento ascendente se hospedó crudo en sus hombros, la burbujeante culpa la obligó a desviar la mirada primero.

—Dijiste que su nombre era Shin, ¿no? —preguntó pasando su dedo por sobre el rostro de la mencionada, haciendo que Hana saliera de su ensoñación.

—Significa "fe", y se escribe con el kanji de "dragón" —respondió observando la orilla de su taza.

___-chan admiró la foto con detenimiento, su mirada se detuvo en el sonriente rostro de la niña. La misma sonrisa que tenía Hana al reírse de sus payasadas, aquella que había visto por última vez días antes del incidente. Su expresión cambió rápidamente ante el recuerdo, su mirada se volvió nostálgica, ambas sabían que la relación entre ellas no volvería a ser la misma aunque intentaran recuperar su amistad, aunque ella la perdonara.

Un escenario se presentó velozmente en su memoria, contrastando esa inocente sonrisa con la tristeza del ya crecido rostro de Hana. Durante un segundo estuvo de vuelta en ese día, aún en shock dentro de los límites de su cuarto, sintiendo un cúmulo de emociones propias y ajenas revolverse en su ser. Efectivamente Tougou lo había dicho, indirectamente.

—Matsubara —llamó devolviendo el cuadro a la mesita de noche—. Ese día cuando te sacaron de la habitación, ¿cómo saliste del lugar? —preguntó mirándola, notando como ella desviaba mecánicamente la suya.

—Chibita apareció tiempo después de que me dejaran en una pequeña habitación blanca, había encontrado a mi padre primero de casualidad, las estaba buscando a ustedes, mi padre le dijo que también me tenían en alguna parte y lo ayudó a encontrarme, no se separó de nosotros hasta que estuvimos fuera del edificio. Mi padre estaba muy mal herido pero antes de ir a un hospital quiso entrar al primer local abierto que vio y llamó a la policía. Salió en las noticias de la mañana siguiente.

—Salió en las noticias... —repitió extrañada.

—Sí, la policía llegó varios minutos después, ustedes no estaban dentro y arrestaron a todos los que encontraron inconscientes.

—Bueno, casi no vemos televisión, por decir que no lo hacemos, no la hemos prendido desde que volví. No me había enterado.

Hana movió suavemente la taza de un lado a otro con un pensamiento molestando en su cabeza. Los Matsuno no vieron la televisión, y aunque no podía asegurarse de ello la duda persistía, esa tarde no avisó de nada a nadie, la emoción de reencontrarse con su madre la tenía cegada y para cuándo supo que todo era una farsa y que de un modo u otro todo estaba relacionado con las chicas, no tuvo oportunidad de avisar a Ichimatsu de que algo iba mal, entonces, ¿cómo se habían enterado todos de que ella estaba involucrada? Chibita dijo que no había comentado nada de lo que había ocurrido, no creía que fuera el momento teniendo en cuenta el estado de todos, el pequeño era alguien de palabra confiable, ¿se los habrá comentado días después? Si no, ¿cómo? Negó repetidas veces con la cabeza, mejor no sacar ese tema ahora, podría estar sacando conclusiones apresuradas y había algo más importante.