12 💜 Miradas nuevas pero similares.

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No es un simple sentimiento

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___ mantenía el equilibrio en su pie bueno con la bandeja aun en las manos, la dejó en la mesa de centro creyendo que se estrellaría de cara contra el suelo cuando su rodilla perdió fuerza, buscó a Ichimatsu por toda la habitación en un intento por que la ayudara pero el contrario había quedado frió. Escuchó el sonido de la puerta corrediza abriéndose y palideció al instante.

—¿¡Qué demonios!? —escuchó una queja venir de la entrada de la casa.


Localizó a Ichimatsu hecho un ovillo al otro lado de la habitación, al hacer un movimiento rápido para ir hacia él el piso rechinó, se fue hacia adelante del susto y se sostuvo de la mesa para no caer y provocar un desastre en la mesa, la mesa se movió un par de centímetros logrando que el corazón de ___ se le atorara en la garganta. La puerta de entrada se abría y cerraba.


—¡Osomatsu-niisan, estorbas! —exclamó una voz más aguda.

Se mantuvo quieta escuchando los pasos acercarse por el pasillo, sintió su nariz picar al igual que su garganta y contuvo la respiración por instinto para que no la descubrieran.

—¡Hey, ___-chan, necesito que lleves esto a la mesa! —pidió Matsuyo desde la cocina con una sonrisa traviesa.

El grito inesperado logró que soltara el estornudo que tanto se había aguantado deteniendo los pasos del pasillo, trastabillando hasta verse de pie de nuevo algo adolorida.

—¡V-voy! —respondió a los segundos.

Rendida al hecho de tener que conocer a los demás hermanos de Ichimatsu —que prefería fuera más tarde que temprano—, se giró hacia el pasillo y caminó hasta la cocina a paso robótico por los nervios escuchando a la mujer preguntarle si se encontraba bien por esa pirueta que acaba de verla hacer. Cruzó el pasillo sin mirar hacia la entrada sabiendo que era el centro atención de cuatro pares de ojos nuevos, Karamatsu quedaba fuera de la sorpresa siendo el primero en dirigirse donde la chica.

Matsuyo le entregó amablemente una bandeja con varias tazas para el té y luego se giró hacia el lavadero manteniendo su sonrisa, cualquiera que la conociera diría que la llamó a propósito —obviamente—. Tomando esto como el permiso para retirarse volvió hacia el pasillo pero las piernas no le reaccionaron al ver a cuatro chicos asomados por la entrada a la cocina, uno encima de otro sin cerrar ni los ojos ni la boca, con su mirada estampada en ella.

—B-buenas tardes —saludó sintiendo cómo le temblaban las manos y le picaba la garganta.

—___-chan, que alegría me da el verte mejor —saludó Karamatsu con su típica elegancia.

Se abrió paso entre sus hermanos dejándolos atónitos al no escucharlo nervioso, o usando su inglés, o sus lentes de sol, o de incluso haberse cambiado a la velocidad de la luz a su outfit "matador". ___ corrió la cara para no toser ni sobre Karamatsu ni sobre las tazas, cuando devolvió la cara sonrió un poco, enterrando una flecha en la cordura de los cuatro espectadores.

—Karamatsu-kun, gracias por ayudarme —farfulló dándole una pequeña reverencia.

¿¡K-Karamatsu-kun!?, gritaron los demás completamente horrorizados, quedando blancos y quietos de la sorpresa, sus neuronas estaban secas por intentar procesar tanta información.

—No te preocupes, todo sea por mi Karamatsu Girl —habló galante mientras tomaba la bandeja de las manos de ___.

—Oh, gracias —agradeció un poco más cómoda, a pesar de no estar todavía acostumbrada al completo a su "modo cool".

Aún más espantados, los cuatro chicos vieron como Karamatsu la ofrecía su brazo a ___ para que al caminar hacia la sala su pierna mala no le doliera demasiado. Los cuatro buscaron ayuda en la mirada de su madre pero al verla encantada con la escena volvieron la vista a la sala.

Good night, Ichimatsu, ¿cómo estás? —saludó Karamatsu con su actitud habitual.

—Basura —espetó el de morado.

___ se separó de Karamatsu y tomó la tetera de la estufa, escuchando en su cabeza como su subconsciente se aguantaba la risa por la hostilidad de Ichimatsu, le pidió al de azul que le diera una taza y sirvió el té para luego caminar lo mejor que pudo hacia Ichimatsu, se agachó frente a él y le ofreció la taza de té a pesar del ceño fruncido que mantenía el contrario desde que volvió.

—Ten Ichimatsu, hace frío —le ofreció amablemente.

¡¿A secas?!, exclamaron los chicos nuevamente petrificados al escuchar el nombre de su hermano siendo pronunciado con tanta confianza.

Ichimatsu la miró unos segundos y luego tomó la taza con ambas manos, estirando un poco las piernas para que así Gin se acomodara si le apetecía. Se había relajado un poco gracias a la atención de la mayor, pero eso no lo admitiría. El primero en reaccionar fue Jyushimatsu, quien corrió hacia la mesa de centro y se sentó levantando una mano.

—¡Yo también quiero uno! —exclamó emocionado sorprendiendo a todos, el de rosa chitó la lengua.

—Se me adelantó —murmuró para sí, pronto salió a la luz levantando también la mano con su característica sonrisa—, Para mí uno también, por favor —pidió caminando hacia la mesa, sentándose al lado derecho del de amarillo.

___, que ya había vuelto a la mesa los miró unos segundos y luego les sirvió una taza de té, se la ofreció al chico risueño y vio como ampliaba aún más su sonrisa.

—¡Gracias! —gritó este efusivo.

Mientras el de amarillo tomaba de un sorbo todo el contenido de la taza, ___ le ofreció la otra taza al de rosa que la tomó con una bien vista sonrisa en su rostro

—¡Quema! —se quejó el de amarillo haciendo que un poco de fuego saliera de su boca.

Su subconsciente encendió la ampolleta en el cerebro de ___ haciendo que reconociera esa voz ronca y risueña, con la boca abierta vio como el chiquillo le pedía otra taza de té.

—Tú... ¡eres el chico que nadaba en el río! —exclamó emocionada, juntó sus manos haciendo que el de rosa dejará de beber unos segundos, expectante—, Muchas gracias por eso, no sabes lo agradecidos que estaban todos —sonrió, haciendo que un leve sonrojo se asomara en las mejillas del chico.

—¿Eh...? —ladeó la cabeza confundido por lo dicho, recordaba haber nadado en el rio hace varias semanas pero nunca la vio, sintió la mano de ___ acariciarle el cabello distrayéndolo.

—Muchas gracias —añadió viendo como el chico cerraba los ojos guiado por la satisfacción que le daban las caricias, sonrió en agradecimiento.

De pronto el chico pegó un salto, y emocionado rodeó con sus brazos a ___ con tanta fuerza logrando desequilibrarla, el pobre chico de sudadera azul se quemó la lengua al sentirse repentinamente empujado por la espalda de ___, de no ser porque ese breve choque lo evitaba, ambos estarían en el suelo seguramente en alguna posición comprometedora.

—¡Me gustas, casémonos! —exclamó sorprendiendo a todos, el de rosa escupió el té que mantenía en su boca.

—¡E-espera, Jyushimatsu! —gritó el de verde, debieron haber esperado algo así sabiendo lo espontaneo que podía ser su hermanito.

—¡Jyushimatsu-niisan, eso es jugar sucio! —lo siguió el de rosa, dejando la taza en la mesa.

—¿¡Dónde aprendiste eso!? —preguntó el de rojo.

—¡Casémonos! ¡Casémonos! —gritaba el de amarillo con las mejillas rosas.

Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora