24 💜 Agua sobre papel.

391 67 11
                                    

El pasado nos frena

┈┈┈┈┈┈┈┈◈┈┈┈┈┈┈┈┈

No sentía el latir de su corazón ni las lágrimas cayendo por sus mejillas. No escuchaba ninguna voz o movimiento de su alrededor. No veía nada más que aquel viejo y delgado libro en sus manos.

Durante las últimas horas ___ no ha parado de llorar en silencio, no ha dicho palabra alguna luego de haberse irritado la garganta gritando para que aquel anciano volviera a abrir sus hundidos y resecos ojos. Dolida a más no poder, no tenía nada más que hacer, no quería nada.

Los niños que asistieron al velorio ya estaban dormidos, ellos también estaban dolidos al igual que la joven. Aquel anciano siempre los había acompañado cuando jugaban en el patio, les contaba cuentos que inventaba para que no tuvieran miedo en las noches, siempre los consolaba con un cálido abrazo cuando sus madres los regañaban; era su base de confianza y le tenían un enorme cariño.

El estruendo que produjo la sorpresiva entrada de Karamatsu logró llegar a los tapados oídos de la chica.

—¡___!

El de azul se acercó corriendo hasta ella seguido de sus hermanos menores, le tomó con cuidado del hombro y está elevó la mirada del libro lentamente al sentir su espacio invadido. Vacíos. Sus ojos estaban vacíos, lo único que daba color a su ahora pálido rostro, era el rojo alrededor de sus ojos y que bajaba por erráticas hileras por sus mejillas.

Los hermanos se quedaron mudos con el corazón en plena garganta.

Con una lágrima deslizándose por su mejilla devolvió la mirada al libro, estando un poco más consciente habría sonreído y dicho algo ante la preocupación de los chicos, pero el ánimo ni siquiera le dio para mirarlos más de unos segundos. En su interior, volvió a escuchar el dolor que parecía exclusivo para ella, era la única que ahora mismo podía escuchar el llanto de ___-chan y no se creía capaz de hacer nada al respecto, ambas estaban agotadas.

Gina entró por la puerta, agitada por haber corrido detrás de los hermanos. La habitación donde se encontraban no era la que ocupaban para velar al anciano, tampoco lo era la casa. Gina se llevó las manos al rostro, recordaba perfectamente como la chica había reaccionado al ver el cuerpo inerte del anciano, como se desgarraba la garganta con cada llanto, cada vez que lo llamaba repitiendo una y otra vez «Por favor, despierta», «No te vayas».

Recordaba con dolorosos detalles la expresión de su rostro cuando unos adultos la separaron del cuerpo, la chica se había apegado al anciano, incapaz de creer que tendría que dejarlo ir tan pronto, las lágrimas no dejaban de salir. Gina nunca había escuchado los gritos de ___, y recordarlos solo le provocaba una gran holeada de dolor, haciéndola volver a esos años donde trabajaba en aquel detestable orfanato, aquel día donde la vio por primera vez, frágil e indefensa, con los mismos ojos vacíos.

La que en ese momento se veía completamente destrozada no era la pequeña y joven personalidad que había nacido hace años. Si no que era aquella que se en cierto punto se vía más fuerte, que fue capaz de dar el siguiente paso y volver a salir. Aquella que ahora creía que el control se le estaba yendo de esas temblorosas manos que sostenían el libro viejo.

En el lugar del velorio las miradas de los adultos presentes cayeron sobre los tres personas que habían llegado, Osomatsu llevaba las manos en los bolsillos de su pantalón mirando el alrededor, Ichimatsu observaba con detenimiento el ataúd. Hana al entrar cayó en cuenta del apuro de los hermanos, alguien que conocían había muerto y parecía ser muy cercano a la que consideraba una rival, no podía evitar sentir rechazo por el lugar, pero también era una mujer con sentimientos y que era capaz de razonar. Juntó sus manos y rezó.

Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora