❤️ Especial San Valentín ❤️

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Son casi las cinco de la mañana cuando me doy cuenta de que es San Valentín y yo sin especial planeado. Típico.
Como no puedo dormir me decidí por escribir algo, y revisando una de mis manías que nacieron de esta historia encontré algo interesante que no tenía planeado escribirlo por ahora, pero creo que por la fecha valdría un poco la pena.
Me llegaron bastante los feels mientras lo escribía, es cortito pero algo es algo.
PD: No es limonada, lo siento.

×🐯🐯🐯×

No había soltado en ningún momento la mano de ___, primero que nada, había sido toda una lucha sacarlo de casa sabiendo que era lo que habían venido a hacer, pero no podía echarse para atrás estando ya ahí, o eso era lo que la chica creía, lo que ambos creían, tenían unas ganas increíbles de salir corriendo.

___ miró nuevamente el rostro de Ichimatsu a su lado, nunca lo había visto tan nervioso y asustado, y aunque le hacía un poco de gracia su estado ella estaba por las mismas. Se encontraba afuera por ser la única capaz de mantenerse de pie por los nervios. Si no, seguirían hechas bolita en una esquina de su cuarto.

Con una leve sonrisa acarició la mano del contrario intentando calmarlo, a ambos en realidad. Ichimatsu le devolvió la mirada y luego de respirar hondo, entrelazó sus dedos para dar el primer paso dentro del barrio.

El viejo Aoyama se encontraba sentado cómodamente en su tronco como de costumbre, leyendo un libro de tapa gruesa y letra pequeña. La pareja se acercó con timidez.

—Buenas, Jii-chan. Veo que has avanzado bastante con tu lectura —saludó de manera casual.

—Sí, le faltarán algunas páginas pero eso solo lo vuelve más misterioso —comentó con una sonrisilla, le gustaban los retos.

—Creí que estarías hablando con los niños —señaló mirando alrededor, solía ser esa hora del día.

—Fueron con sus madres al río, quieren enseñarles el camino para que no se extravien.

—Cuando nos toque a nosotras también podemos llevarlos —sugirió con una sonrisa, refiriéndose a ___-chan y ella.

—No es una mala idea —cerró el libro— A propósito, tiempo de no verte, Matsuno-kun —sonrió en dirección al chico.

El nombrado pegó un pequeño salto de la sorpresa en su sitio, por unos momentos quiso tener esa extraña habilidad de su segundo hermano mayor para volverse invisible.

—Ha sido un tiempo, u-un gusto v-volver a verlo —mierda, su nerviosismo le estaba jugando en contra.

Aoyama escrutó con la mirada a ambos jóvenes, sonrió malicioso y no perdió oportunidad.

—No sé si soy solo yo, o, ¿ustedes tienen algo que decirme? —inquirió descansando el libro sobre sus piernas.

—N-no...

—Bueno si...

—La verdad es...

—Nosotros...

Aoyama enarcó la mirada confuso, disfrutando de los nervios de los menores.

El momento había llegado y no sabían cómo empezar, lo habían practicado decenas de veces con los padres de Ichimatsu —aunque entre que Matsuyo guardara su compostura e Ichimatsu no dejara todo patas arriba una vez más, todo fue un caos— y ahora tenían la mente en un desesperante blanco.

—¿Si?... —preguntó divertido, estaba seguro de que no habían notado como sus rostros se tenían de un leve rosa.

—Nosotros lo hablamos y... creemos que es el momento adecuado para que t-te presente oficialmente a Ichimatsu c-cómo mi novio... —logró articular ___ a pesar de los nervios.

Sintió como el alivio la recorría inmediatamente, por fin lo había dicho y se sentía bien hacerlo. No se preocupaba por la respuesta de Aoyama, Ichimatsu le cae bien y le consta, pero dar ese gran paso de la presentación era importante.

Hacerlo frente al anciano había sido completamente diferente de cuando bajaron del segundo piso tomados tímidamente de la mano con el rostro encendido, las ocho personas presentes tuvieron leves problemas para escuchar durante unos días, la emoción de Matsuyo fue... explosiva en ese momento.

A pesar de la confianza que había logrado acumular durante esos cortos segundos, todo se fue abajo cuando vio a Aoyama frunció el ceño.

—No —habló impacible— No lo acepto.

—¿Qué? Pero, ¿por qué?

—¿Cómo quieren que acepte a un hombre que no es capaz de presentarse a si mismo? Que deja que los demás hablen por él.

—Eso no es...

—Si no mal recuerdo, hijas, él es el que las hizo llorar, ¿no? —mencionó apuntándolo.

—Si, pero eso tiene explicación —farfulló.

—No la tiene, niñas, no quiero que estén con alguien que les haga daño, quiero que sean felices. No tienen permitido salir con este chiquillo —sentenció severo.

—Pero...

—Entren a la casa, no quiero que lo vean de nuevo.

La inesperada reacción de Aoyama ante la noticia la tenía tan abrumada que su cuerpo actuó en automático, dirigiéndose hacia el interior de la casucha. Sin embargo, un molesto chiquillo de ojos negros la detuvo.

—No —sentenció con voz ronca, devolviéndole la mirada al anciano, y acercando a ___ a su lado— No permitiré que les hable de esa manera.

—Mm... veo que puedes dar tu opinión. No obstante, ___, entra —ordenó.

Rápidamente, Ichimatsu se puso frente a la chica, evitando que avanzara. No la dejaría irse, no dejaría que la alejaran de él cuando ya se había acostumbrado tanto a ella, cuando ya la quería tanto como para atreverse a tener una práctica tan vergonzosa como lo era una presentación de novios, como el decir "te quiero" cuando estaban solos, dar un beso, pasear tomados de la mano, dejarse querer a tal grado...

—No eres su novio, no puedes decirles que o no hacer, ni aunque lo fueras.

—Le guste o no, soy y seré su novio, no las va a apartar de mi lado, es mía.

Entrelazó su mano fuertemente con la de ___, haciéndole sentir segura de lo que estaba pasando, que ya habían tomado la decisión de quedarse con él y que no las dejaría ir. La posesión de Ichimatsu había salido a relucir.

—¿Disculpa? No te oí.

Ichimatsu se acercó a repetirlo aun sosteniendo la mano de ___. Había tenido el impulso de abrir la boca cuando vio el cambio en la mirada de la chica. Ya cerca, separó sus labios con toda la intención de decirlo, pero el anciano se le anticipó abrazándolo por el cuello con una sonrisa burlona.

—Bienvenido a la familia, gatito.

—¿¡Eh?! —exclamaron ambos con sorpresa.

—¿Qué? ¿De verdad pensaste que no lo aceptaría? Saqué la idea de este libro, tiene un capítulo muy romántico —señaló sonriente.

—¡Jii-chan! —exclamaron ambas en reproche al ver el pálido cuerpo de Ichimatsu caer.

Había dicho algo tan vergonzoso, el viejo le había jugado una buena y no la vio venir. Es mía, recordaba su voz con vergüenza haciendo eco en su cabeza, no sabía que estaría tan dispuesto a hacer esa escena, simplemente... quería que lo tragara la tierra mientras escuchaba la risa burlona del anciano.

—Sabes que me encantan las bromas —carcajeó viendo a la pareja.

Las 2 Colas Del Gato Perdido「Ichimatsu x Lectora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora