Capítulo 41

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Capítulo 41

Edward

Todo parecía ir bien aparentemente, pero solo en el exterior. Lilly había hecho muchas preguntas como era de esperarse. ¿Por qué su mami no sonreía, por qué viviríamos juntos los tres, dónde estaba el abuelo Charlie y la abuela Renée? Y muy pocas respuestas eran las que podía proveerle.

—¡Eddie! —llegó la niña, saltó al sillón y me rodeó el cuello con ambos brazos.

—¿Cómo amaneciste, cariño?

Me preguntaba cuándo sería el día en que Lilly por fin pudiera llamarme "Papá", solo llevábamos dos semanas viviendo juntos pero sentía que era oficial. Después de todo, Bella ya había aceptado que fuéramos pareja.

—Bien —se limitó a responder.

—Creo que Mami sigue durmiendo, ¿por qué no vas a despertarla?

Lilly asintió y se fue dando brinquitos por el pasillo, no creo que siquiera sospeche lo que de verdad ocurrió. No me preocupaba por mi hija, en realidad mis pensamientos seguían a Bella, ella sí que no se veía bien. Los primeros días pretendía estar bien, actuaba tan bien que me lo creí por completo.

Con el paso de los días me di cuenta de que había estado engañándome, comenzó a tomar largas duchas que más tarde las relacioné con excusas para llorar a escondidas. Luego vino la falta de apetito, Bella dejaba los platos de comida por la mitad y en ocasiones se saltaba alimentos. Mi preocupación creció cuando no se paraba de la cama en días enteros, no tenía ánimo ni de levantarse.

Quería estar con ella y comprender su dolor pero era algo que no sabía hacer, me debatía entre ayudar a Bella o proteger a Lilly. Sabía que si cuidaba de una entonces la otra podría destrozarse, no podía curar a Bella y dejar a mi hija sin atención, podría descubrir lo que pasaba.

Escuché los pasos y me di la vuelta para sonreírle a una adormilada Bella, ella trató de regresarme el gesto pero era obvio que la felicidad no llegaba a sus ojos. Tendría que hacer algo pronto si no quería perderla.

—Buenos días —me acerqué a ella y dejé un beso en su mejilla.

Otra cosa que me volvía loco era tener que tratarla como a una amiga durante el día, y por la noche ser amantes secretos. No era sencillo vivir de esta manera pero por ella era capaz de hacer cualquier cosa.

—Hola —dijo Bella en voz baja.

—Es un lindo día, soleado y con pocas nubes —comenté—. ¿Qué te parece si salimos un rato?

Aunque ya conozco la respuesta no me importa hacer la pregunta, no pierdo la esperanza de que acepte. Bella niega con la cabeza y baja la mirada, ya puedo ver la carita desilusionada de Lilly.

—Pero ustedes dos pueden ir —añade, acaricia el cabello de nuestra hija—. Te prometo que para la próxima los acompañaré.

—Está bien —susurra Lilly.

Ella camina hacia mí y sin decir nada se sujeta a mi mano, sus labios se curvan hacía abajo como cada vez que escucha un "No" por respuesta.

Cuando las dos se mudaron a mi casa creí que ya todo estaría bien, incluso le prometí a Rosalie que estarían a salvo conmigo. Me equivoqué.

Dejo todos los pensamientos oscuros y mis preocupaciones de lado, tengo que prestarle toda mi atención a mi hija. Bella ha estado evitándola en estos días y creo que Lilly comienza a notarlo, el ambiente de la casa se ha ido tornando sombrío.

All you never say ||Resubiendo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora