All you never say ||Resubiendo||

Capítulo 3

Capítulo 3

No tenía ni medio año viviendo en California y ya me sentía viviendo un sueño que amenazaba con volverse una pesadilla. ¿Alice Cullen como maestra de Ballet? Creo que eso era lo que me tenía más preocupada. No podía imaginarla haciendo cualquier otra cosa que no fuese en relación a la moda.

Mentiría si dijera que no deseaba verla de nuevo, aún le debía una explicación y una disculpa. Le dije que nunca dejaría de ser su amiga y unas semanas después ya había abandonado el apartamento. Es por eso que decidí venir primero yo sola, asegurarme que mi culpabilidad no era la que me hacía ver el nombre de Alice.

El establecimiento era grande, sentí nostalgia al recordar mi corta temporada en una academia de Ballet. Es una suerte que mi hija no haya heredado mis problemas de coordinación, sus movimientos suelen ser hábiles, como los de Edward.

¡Demonios! Edward. ¿Cómo no lo pensé primero? Alice no es tonta, cuando vea a Lillian comenzará a sacar conclusiones. Nunca se me ha dado mentir y no me gustaría que la noticia se regara. Yo no soy como Tanya, no necesité decirle a Edward que estaba embarazada para que se quedara a mi lado.

Tampoco quiero que los Cullen vuelvan a entrar de lleno a mi vida, no quiero que sus engaños y mentiras afecten a Lillian o a mi familia en general. De cualquier manera tengo que cerrar este ciclo, hablaré con Alice. Ella no tiene que saber que Edward es el padre biológico de mi hija.

Entro a la academia sin pensármelo un minuto más. Tiene todo lo propio de una escuela de Ballet, espejos enormes y barras metálicas.

— ¿Puedo ayudarle en algo? —me doy la vuelta. Una chica me sonríe, se ve muy joven para trabajar aquí, tendrá unos 15 años.

—Sí, quería inscribir a mi hija —respondo. Tal vez ella me diga dónde está Alice.

—La llevaré con la directora. Sígame —ella me guía amablemente.

La chica desaparece por la puerta de administración sin pronunciar palabra, a los pocos minutos vuelve a salir con la misma sonrisa.

—Puede pasar.

Los nervios me invaden al instante pero ya es muy tarde para echarme hacia atrás, es ahora o nunca. Doy un paso hacia adelante y luego otro hasta cruzar el umbral. Y allí esta. Su cabello particularmente corto ya no está, ahora es largo y está atado en un moño en lo alto de su cabeza; puedo notar que su gusto por la moda no se ha ido a pesar de la sencillez con la que viste. Sus ojos se abren de par en par al verme, parpadea un par de veces como si creyera que su mente le está jugando una mala broma.

—Hola, Alice —sonrío de manera incómoda.

—Bella —ella se pone de pie y corre a abrazarme, la rodeo con mis brazos también.

Todos los recuerdos de hace 5 años vienen a mi mente en un flashback, desde el momento en que llegué a Los Ángeles y conocí a Alice, aquel encuentro cercano con la muerte en el que casi muero incinerada, y ese momento en el que vi por primera vez a Edward. Hasta el último recuerdo, en la conferencia de Esme, cuando supe que mi tiempo allí había terminado.

Mi pecho escuece ante el dolor de recordar aquello, no me gusta demasiado revivir los malos recuerdos. Tal vez ha sido una mala idea venir aquí.

—No puedo creer que estés aquí —dice Alice al momento de soltarse.

—Ha sido una completa coincidencia —aclaro más relajada.

—Muy buena coincidencia —veo que sus ojos se han humedecido—. Creí que no volvería a verte luego de...