Capítulo 1.

1.3K 103 6
                                    


"Lo único que me duele de morir es que no sea de amor." Gabriel García Márquez.

***

-¡Melissa, despierta ya! ¡Son las ocho y Álvaro te viene a buscar a menos veinte! – mi padre ladra nada más entrar en mi habitación, provocando que me remueva en mi cama largando un gran gruñido sin abrir los ojos – Venga, Melissa, no me hagas tirarte al suelo.

-¡No! – exclamo incorporándome, provocando que él ríe y se incline para besar mi mejilla con una sonrisa.

-Baja a desayunar, he cocinado yo.

Alzo las cejas, sorprendida.

-¿Pan tostado? – asiente – Ahora voy, ¿puedes ponerme café con leche?

-Todo lo que sea por ti.

Besa mi cabeza y se marcha, dejándome a solas en mi habitación recién levantada. Me pongo en pie y camino hacia el espejo de cuerpo entero que tengo, mirándome sorprendida debido al rostro que tengo tras despertarme.

-Joder, cuanto me quiere mi familia, porque menuda jeta se me queda nada más despertar – murmuro, percatándome de los labios hinchados -. Me siento como una Kardashian.

Poco después, me visto y maquillo en poco más de quince minutos, bajando a la cocina y encontrándome a mis padres allí. Le dedico una sonrisa a mi madre a modo de saludo y me siento, devorando la comida a los pocos segundos.

Hoy empiezo mi último año de instituto, el cual va a determinar mi futuro en la universidad y el definitivo en el que estaremos todos juntos, ya que después cada uno irá a estudiar fuera de Córdoba, o al menos la mayoría. Álvaro se irá a Portugal, Sandra a Madrid y Alexia a Salamanca mientras yo estudiaré aquí.

-¿Preparada para tu último año? – mi madre me mira esperando mi respuesta y yo largo un suspiro en respuesta.

-En tres meses ya serás mayor de edad – recuerda mi padre, señalándome con el tenedor.

Es verdad, en enero cumpliré los dieciocho años y seré legalmente una adulta, aunque no me siento así. No quiero tener la mayoría de edad porque no me veo preparada para asumir todas las responsabilidades que uno tiene; ¡si ni tan siquiera sé qué estudiar en la universidad!

-No me hables de eso – susurro -. Ya sabes que no estoy preparada.

-Yo tampoco lo estaba; nadie lo está – mi madre me comprende, frotando mi espalda -, pero no mires solo lo malo, Melissa.

-Es inevitable.

El timbre suena y sé que Álvaro ya está aquí, así que me despido de ellos y corro a la puerta principal para marcharnos los dos. Por el camino, el chico pelirrojo y yo conversamos animadamente a cerca de este nuevo curso y lo que nos espera.

-Emma se irá a estudiar a Barcelona – me cuenta, mirándome con unos ojos temerosos -. Tengo miedo de que se rompa lo nuestro, Mel.

Frunzo mi frente, ladeo la cabeza y largo un suspiro.

-No tiene por qué pasar nada de eso, Álvaro. ¿Lo has hablado con ella? - niega con la cabeza bajada, mirando con sus ojos azules el suelo -. Pues, hazlo.

Llegamos a la entrada principal del edificio, nos adentramos y subimos dos pisos hasta llegar a nuestra planta. Al encontrar la clase, me doy cuenta de que Hugo está ahí dentro hablando con Darío, y los pelos se me ponen de punta. Miro a mi mejor amigo, quien me guiña un ojo y toma mi mano apretándola para darme fuerzas, pero eso no me sirve. Sus ojos marrones saltones se posan sobre mí cuando se da cuenta de que he entrado y provoca que mire hacia otro lado.

"Aguanta."

-Hey, Mel – me saluda Darío, quién ahora tiene otro piercing en la ceja. Nos besamos ambas mejillas -. ¿Cómo estás? – y sé a lo que se refiere.

-Muy bien, pero no hace falta que te preocupes.

Él sonríe y me abraza.

-¿Y Sandra, sigue con el tipo ese? – susurra sobre mi oído.

-Sí – afirmo y escucho como suspira, se aleja de mí -. Hiciste muchas cosas mal, ahora no esperes que vuelva.

Asiente.

El chico de pelo rapado se acerca a nosotros después de haber saludad a Álvaro, me mira por unos segundos que se me hacen eternos y en los cuales tan solo escucho el bombeo algo acelerado de mi corazón. Pasa su brazo por mis lumbares, atrayéndome hacia sí y dirigiendo su boca a mi mejilla derecha.

"No quiero que me beses ahí."

Cierro los ojos al acto, pero aún así me percato después del leve moratón púrpura de su cuello, y ruedo los ojos. Decido ignorarlo y me dirijo a la mesa que se encuentra al final de la fila que está frente la mesa al profesor y da a la ventana. Desde ahí, miro como se mueve y su sonrisa, lo que me provoca algo que es tan realmente jodido que ya no sé qué coño hacer para dejar de sentirlo ya.

La he jodido queriéndole, teniendo sentimientos por él desde el principio aunque no me haya percatado de esto hasta ahora. Es horrible querer a un amigo que no te corresponde en cuanto a esto; es asqueroso. Desvío mi mirada color miel a la calle, viendo llegar a niños vestidos de uniforme que entran al edificio, acordándome de cuando iba a la ESO y llevaba aquel horrible conjunto.

-Hola, morena – la voz de Sandra capta mi atención.

-Hey, guapa.

Nos besamos y ella se sienta al lado mío, rodando los ojos cuando recibe una mirada de Darío y fija su atención en mí.

-¿Cómo estás?

-¿Cómo estás tú?

Ella me mira autoritaria y yo río débilmente.

-Bien, normal.

-¿Seguro?

Emma entra en el aula y Hugo la saluda también de la misma manera que conmigo. Pocos segundos después, una chica se acerca a él y le besa, en la boca, y yo me deshago lentamente ante la escena. Es la chica que vi hace un tiempo con Hugo este verano, y me mata.

-No – cambio de opinión -, no estoy bien.

La chica de pelo negro se gira y mira sorprendida aquello, se voltea para mirarme y, sin preámbulo alguno, me abraza.

-Lo siento, Mel.

"Ahora ya todo ha cambiado."




¿Os gusta la nueva portada?

Tú,  Hugo. [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora