Capítulo 6.

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"Si yo sé lo que es el amor es por ti." Herman Hesse.

***

Salimos los dos del lago largando risas sin sentido alguno, alzo la mirada y veo a Sandra con una toalla para taparme y a Darío, quien me guiña el ojo cuando se da cuenta de que le miro.

-Habrá una revancha – aseguro, tomando la toalla y cubriéndome.

-¿Debo tener miedo?

Mis ojos entran en contacto con los suyos y sonríe, ruedo los míos y recojo el pelo en una coleta.

-Obviamente.

Mi mejor amiga y yo entramos en el interior, limpiándome antes los pies en la alfombra y caminando hacia nuestra habitación. Tomo asiento en mi cama tras haberme cambiado completamente, poniéndome un bikini y un mono de pierna larga.

-Darío se ha disculpado – Sandra rompe el silencio, con sus antebrazos apoyados sobre los muslos y mirando el suelo.

-¿Qué?

Creo que he oído mal.

-Que me ha pedido perdón por como actuó y lo que me ha hecho pasar – su voz es diferente a lo habitual, por lo que me percato de que aquello le duele. Tomo asiento a su lado, rodeo con mi brazo sus hombros y me inclino para ver su rostro -. Me ha dicho que daría lo que fuese por volver, que ha madurado en muchos aspectos, pero yo... Mel, le he dicho que no. Estoy con Isaac y si Darío realmente quisiese mantener lo nuestro nunca lo hubiese jodido.

-¿Vas a llorar? – pregunto en un susurro, esperando su reacción.

-No – se pone en pie y pasa ambas manos por su pelo. Sonríe -. Llevo con mi novio casi cinco meses, y sin romper ninguna vez, Melissa... ¿Y con él cuanto estuve, medio año o menos? – asiento, tras haberme encogido de hombros – Y con él he roto más veces de lo que hemos estado juntos. No merece la pena, y yo ahora solo tengo ojos para Isaac.

Me pongo en pie y la abrazo.

-Tú sabes que siempre voy a estar junto a ti, ¿verdad? A pesar de todo.

-Alexia y tú sois lo único sólido que he tenido desde que tengo memoria - me alejo y nos dedicamos una sonrisa -. ¿Y con Hugo, qué?

Frunzo el ceño.

-¿Qué de qué?

Ella ríe y rueda los ojos.

-Os veo más juntos que nunca, y sabes que...

-Sí, sí – la callo -. Ya sé lo que opinas.

-¿Entonces?

Bajo la mirada por unos segundos, pasando una de mis manos por el brazo mientras me planteo lo que me insinuó Sandra, o más bien lo que me soltó. Recuerdo en cómo ha estado conmigo, cómo hemos estado, y realmente... No sé qué coño pensar.

La miro.

-Puede ser pero ni idea.

Ella sonríe.

-Vamos progresando – pasa un brazo por mis hombros mientras salimos -. Anda, vamos a cenar, que con la tontería son las nueve y media.

Las dos bajamos al salón de la casa, en el cual Hugo y yo hablamos tras habernos visto después de que viniese de Londres. Todos se encuentran sentados en la mesa y quedan dos asientos libres, donde Sandra y yo nos ponemos.

Álvaro junto Darío nos sirven la comida, que son unas simples pizzas caseras. Alzo mi mirada y veo que tengo enfrente a Emma, a su lado a Hugo. Los ojos saltones de él se arrastran hasta posarse en mí, y me sonríe.

Tú,  Hugo. [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora