"Hogar es donde está tu corazón." El día que sueñes con flores salvajes.
***
Ocho y media de la mañana. Miro distraída las agujas marcar la hora del reloj situado en una de las paredes del aula; poso por primera vez en el día mis ojos miel en su mesa. No está.
Suspiro y bajo la cabeza intentando centrarme en la comprensión lectora en inglés bajo la mirada de Sandra, ya que puedo ver de reojo cómo me mira. Aún así, intento leer pero no puedo.
Hemos dejado de hablar ya por teléfono desde ayer que desapareció de clase y no sé qué hacer. ¿Es una crisis? ¿Es el fin? ¿Por qué pasa todo esto? Muevo mi cabeza hacia la ventana, mirando vagamente la calle a estas horas de la mañana.
A la media hora, el timbre suena y ha acabado la primera hora de cinco que quedan. La mayoría se levantan para ir a comprar o a hablar con sus amigos mientras el resto nos quedamos dentro, sacando los libros de la próxima asignatura.
Una voz masculina que reconozco hace acto de presencia en la clase, provocando que los que estemos fijemos nuestra atención en Darío, que viene borracho a clase.
-Menudo chaval... — niega con la cabeza Sandra —. Qué enamorada estuve para no ver como es en realidad...
La ignoro. Me pongo en pie y camino sin temor alguno hacia el Darío ebrio que toma asiento en su lugar, quitándose las gafas de sol y mirándome cuando estoy frente.
-Hola, Mel – cierra los ojos por unos segundos -. Qué bonito día es hoy, ¿no crees?
Me siento en su mesa, le tomo la mano y él reacciona abriendo los ojos de golpe para mirarme con confusión debido a mi acto.
-¿Qué...?
-Darío, necesito tu ayuda – le interrumpo. Cuando escucha aquello, carraspea y se posiciona lo mejor que puede sobre la silla para no caerse -. ¿Sabes algo de Hugo? Desde que acabamos los exámenes está muy raro y ayer... - desvío mi mirada y bajo la cabeza -. Lo vi con Irene, estaban abrazándose. Lo sé, que no tiene por qué significar nada; aún así, no hablamos desde entonces y no sé qué ha pasado.
-Primero deberías preguntarte por qué ha pasado esto – sus ojos marrones hundidos parece que me miran acusatoriamente, lo que hace que frunce mi ceño. Sandra se acerca a nosotros y Darío la mira, pero rápidamente aparta la mirada -. Y, segundo, debería preguntarte por qué actúa así.
-¿No puedes decir simplemente qué ha pasado y ya? Ves directo al grano, por eso te caracterizabas – la chica de pelo negro le encara.
Él la ignora, quita mi mano de la suya y me mira.
-¿Por qué le fuiste infiel, Melissa? – noto que deja de tener aquel deje en su voz de borrachera y no pierde la compostura, lo cual me hace sospechar.
Cuando escucho la pregunta, alzo mis cejas de tal manera y retrocedo en la mesa que poco más y caigo al suelo. Mi expresión facial debe ser de chiste. Sandra también lo mira sorprendido. ¿Es una broma?
-¿Cómo?
-En la fiesta del día que acabamos las globales – evita mirar a Sandra a toda costa -, alguien le pasó una foto por Instagram tuya besándote con un tío.
Miro a mi mejor amiga pidiendo ayuda; es imposible que yo haya hecho eso. Yo quiero a Hugo. Estoy enamorada de él. Nunca le iba a ser infiel.
Intento hacer memoria pero a penas recuerdo algo de esa noche, aún así, un recuerdo bastante borroso acude a mi mente y creo evocar en un chico que se llama Luís. No puede estar pasando. Yo no sería capaz...
La chica de pelo negro se da cuenta de lo que me pasa y pasa la lengua por sus labios, acercándose más a nosotros.
-Es imposible, Darío – niega su acusación indirecta -. Melissa se emborrachó, sí, pero yo no y me dediqué a estar con ella y Alexia porque se pusieron fatal de beber tanto.
El chico alza una ceja a modo provocador y arrogante a la vez que decide mirar cara a cara a Sandra por fin. Se ríe en silencio y baja la cabeza cuando hace eso, para cuando acaba, vuelve a mirarla.
-Permíteme que no me lo crea – sonríe de lado -. ¿Alguien como tú sin beber? Es de chiste.
-¿A qué te refieres con: alguien como yo? – no tarda en enfrentarse a él - ¿Alguien que tomó la decisión de dejarte y ahora vas de chulito solo con dar a entender que no te ha afectado? ¿Esa soy yo? – hace una breve pausa – Pues me siento bastante orgullosa de mí misma por ser así, ya que gracias a este carácter que tengo he podido dejarte, pasar página y encontrar a alguien que me aporte estabilidad, amor de verdad y me haya hecho ir por el buen camino.
No digo nada y el chico se queda completamente callado a causa de la reacción de Sandra, quién a pesar de no mostrarlo exteriormente, se siente muy orgullosa. La sonrisa de ironía y egocentrismo de Darío se ha esfumado y se pone las gafas de sol de nuevo.
-Nunca sería infiel a Hugo – decido continuar con el tema -. Sandra estuvo allí, Alexia también aunque estuviese borracha. Si no me crees tú, me da igual, pero quiero saber dónde está Hugo y por qué está así – tomo aire -. Así que, si eres tan chulito para dirigirte de esa manera a mi mejor amiga, selo también para decirme lo que te he pedido.
Me mira a través de los cristales tintados.
-Debe estar en su casa, llorando por tu infidelidad y por sentirse como un gilipollas.
-No hables así de él – defiendo a Hugo -. Como si tú no hubieses llorado por Sandra...
Las dos nos alejamos de su lugar y nos sentamos en nuestros respectivos asientos, atendiendo al profesor que ha llegado pocos minutos después.
[...]
WhatsApp.
Melissa: ¿Estás bien?
Melissa: ¿Por qué no has venido todos estos días a clase, Hugo?
Melissa: Darío me lo ha contado todo, no es verdad.
La clase de economía es la última del día y se me hace eterna. Después de salir de aquí, iré a verle. Espero su respuesta, pero solo recibo que ha visto los mensajes.
Melissa: Hugo, por favor...
Melissa: ¿Puedes por lo menos tener las narices de contestarme?
Melissa: Quiero hablar contigo, solucionarlo.
El timbre suena y hace que me asuste, aún así, segundos después veo que me ha dejado en visto, otra vez. Aprieto la mandíbula por la rabia e impotencia, controlándome para no soltar un grito.
Salgo del aula y decido que, antes de ir a su casa, voy a hablar con Irene. Entro en el aula de Alexia, saludándola a ella ya que le queda una hora más de clase y acercándome a la ex novia de Hugo.
-Hola, Irene.
Está mirando por la ventana, contemplando a la gente salir del edificio camino a sus casas. Cuando la llamo, se gira y me mira con sorpresa.
-Hola, Melissa. ¿Qué quieres?
-El otro día te vi con Hugo, abrazados – voy directa al grano, no quiero perder tiempo. Ella alza sus cejas -. No te voy a decir nada por eso. Lo único por lo que he venido es... ¿Hugo te ha contado lo de la foto? – asiente -. Bien, vale... No es verdad, Irene. A ti no tengo que darte explicaciones, lo sé; Hugo no me contesta a los mensajes y te vi con él el otro día... ¿Por qué no me habla? – bajo un poco mi tono de voz - ¿Quiere romper conmigo? ¿Se ha cansado ya de mí?
Ella niega con la cabeza, dando a ver una ligera mueca.
-Que yo sepa, no – susurra -. Está dolido, entiende que no quiera saber nada de ti, pero Melissa... La de la foto se parece muchísimo a ti.
Queda muy poco para el final :)
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Tú, Hugo. [Parte 3]
Romance¿Qué es lo que pasa cuando quieres a alguien pero temes perderle si es consciente de tus sentimientos? Eso se preguntan Hugo y Melissa, quienes están enamorados el uno del otro. Han pasado crisis, han vivido en diferentes países durante nueve...