Capítulo 2.

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"El amor no necesita ser entendido, solo necesita ser demostrado." Paulo Coelho.

***

Las primeras horas del primer día de curso pasan lentas y pesadas, en las cuales solo me dedico a contemplar la espalda de Hugo, quien está sentado tres filas a mi derecha. Sandra y yo estamos solas en el aula, ya que Alexia está en otra clase al haber elegido historia del arte y nosotras economía.

-¿Estás bien? – escucho que me pregunta la chica de pelo negro, miro a mi derecha y asiento -. ¿Seguro?

-No sé qué decir, Sandra.

Miro por unos segundos al profesor de economía y, de nuevo, a una de mis mejores amigas.

-El patio es en cinco minutos, ¿vamos con Alexia afuera del colegio y así te despejas?

Sonrío a la chica de pelo negro, agradeciéndole la preocupación que tiene por mí después de haber sido testigos las dos de cómo la chica le besaba. Y, lo peor de todo y que más me jodió, es que Hugo rodeó su cintura para atraerla hacia él aún más.

-Parecía que había sentimientos, ¿sabes? – susurro, con mi mirada puesta en el suelo -. Siento un hueco tan grande en el pecho que a veces creo que no puedo respirar.

Sus ojos marrones maquillados tan solo con rímel me observan atenta, dedicándole unos segundos al profesor para después contestarme:

-Eso me pasó a mí con Darío, Mel... pero al fin se acaba superando y encuentras a alguien que sí merece la pena, como Isaac.

Por la manera en que me lo dice, aunque tan solo haya susurrado, he podido ver en sus ojos el dolor que ha sufrido en el tiempo que yo estuve en Londres, y como me jode no haber estado al lado de mi amiga en esos momentos. El timbre suena poco después, las dos nos incorporamos con la cartera en mano y vamos a buscar a la chica de pelo rubio, que está esperándonos en el pasillo.

-Te tenemos que contar – anuncia Sandra, y las tres salimos del edificio.

Entramos en un supermercado que se encuentra a unos metros del lugar, compramos comida para merendar y, mientras estamos en la cola, Alexia pregunta acerca de lo único que le ha dicho Sandra nada más vernos:

-¿Qué me teníais que contar?

-La novia, o rollo, de Hugo está en el instituto. Estudia aquí.

Sus cejas se alzan, paga la compra y salimos para ir a un parque que está por el lugar.

-¿Novia? – ambas asentimos - ¿Pero quién es?

-La que vimos el otro día – comento, sentándonos en un banco.

-¡Ah, vale! Va a mi clase, si no me equivoco.

Yo asiento y noto la mirada de las dos puesta en mí, observando mis acciones. Frunzo el ceño.

-¿Qué?

-¿Estás bien? – Alexia toma mi mano.

Suspiro y, por décima vez en lo que llevo de mañana, recuerdo de nuevo el beso sorprendente de Hugo con la chica. Mi mirada se encuentra fija en mis piernas, intentando contener el ajetreo de sensaciones creadas desde hoy. La he podido mantener y controlarlas durante todo este verano, pero ahora que me he enterado de que su novia va a la clase de al lado, me mata.

No me doy cuenta de que una lágrima se desliza por mi mejilla hasta que Sandra me lo dice, entonces paso el dorso de mi mano por las dos, intentando secar la humedad, pero entonces me derrumbo. Los sollozos se hacen sonoros y me encuentro poco tiempo después arropada por mis dos mejores amigas.

Tú,  Hugo. [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora