Capítulo 14.

973 92 5
                                    

Me haces querer ser un hombre mejor. (Mejor imposible)

***

Melissa.

Despierto abruptamente en una cama, girándome al instante para ver a mi lado a Alexia con su pelo rubio tapándole el rostro y a Sandra en un colchón hinchable en el suelo. Con cuidado, poso mis pies en el suelo frío de madera y me dirijo hacia el baño que hay dentro de la habitación. Me cambio la ropa por el pijama y desmaquillo mi rostro completamente; para cuando he acabado, me he desvelado por completo y voy en busca de mi móvil, que no tiene batería.

Sandra se despierta largando un gruñido, sosteniéndose sobre sus codos mientras me mira con la cabeza ladeada al salir del baño tras haber dejado ahí cargando el móvil.

-¿Qué?

-La luz – me dice como si con eso respondiese a su despertar.

Tomo asiento en el filo de la cama y la miro.

-¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

La chica de pelo negro, el cual lo tiene hecho un asco, se coloca de lado en la cama mirándome.

-Y yo que sé, Mel... - suspira y cierra sus ojos -. Son las siete de la mañana, déjame dormir.

-Joder, hija... Solo quería pedírtelo.

Sus ojos se abren en la oscuridad de la habitación.

-Alexia vomitó y a ti casi te pasa lo mismo de tanto beber – susurra.

Asiento y paso las manos por mi rostro sintiendo un gran peso sobre mis hombros, así que vuelvo a dormirme de nuevo.

Hugo.

El despertador suena con furia y yo gruño, removiéndome entre mis sábanas para dar con él y apagarlo. Tras eso, me siento sobre la cama apoyando mis codos sobre las rodillas y llevando mi rostro hacia mis manos.

No he podido pegar ojo.

La foto aquella no para de golpearme una y otra vez en la mente. No veo capaz a Melissa haciéndome esto; ella no puede haber hecho esto, sería demasiado rastrero actuar así con alguien.

Hoy es miércoles, pero aún así, al haber acabado los exámenes los alumnos de bachillerato no asistimos a clase para descansar. Cuando he desayunado, miro la hora y veo que son las nueve y media.

He quedado con Darío en media hora en mi casa, así que me visto con tranquilidad tras haberme duchado. Durante ese proceso, mientras me contemplo en el espejo, pienso en que, tal vez, puede que haya sucedido eso. Quizás, a lo mejor, Melissa ya ha tenido lo que quería y se ha cansado de mí.

-Melissa no es así – niego con la cabeza, colocándome una chaqueta de entretiempo -. Ella no puede haberme hecho esto.

Pero, aún así, la imagen movida de una chica de pelo color caramelo besando a un chico azota mi mente cada dos por tres. Me he pasado la noche intentando ver algo que no coincida con ella, queriendo descubrir así que la chica de la foto no es la chica por la que estoy enamorado.

El timbre de mi casa interrumpe mis pensamientos, así que tomo las cosas necesarias y bajo deprisa por las escaleras. Cuando llego al portal, saludo a Darío con un abrazo para después emprender camino por las calles de Córdoba.

-¿Has dormido hoy o te has metido por vena series? – su deje de gracia me hace dedicarle una media sonrisa.

Niego con la cabeza, moviendo mi móvil entre las manos.

-Es sobre Melissa – le miro y alza sus cejas, queriendo que continúe -, y... creo que me ha sido infiel.

Melissa.

El hermano de catorce años de Alexia empieza a gritar cuando entra en la habitación, causando que las tres le tiremos nuestras respectivas almohadas para después vociferar sandeces. El niño, literalmente asustado de vernos en esa actitud y tan demacradas al haber dormido poco, sale corriendo.

-Tu hermano va a tener pesadillas esta noche – Sandra se pone en pie, estirándose.

-Que se joda por haber entrado.

Río por lo bajo.

-Joder, qué dolor de cabeza – me llevo la palma de mi mano a la frente, largando un pequeño gruñido.

-Si es que darle tanto a la boca... - Alexia me mira y ríe. Frunzo el ceño, ¿qué dice? -. ¿No te acuerdas? – niego con la cabeza, dirigiéndome al baño para lavarme la cara -. Joder, Mel... Que te entro por la boca todo tipo de alcohol, ¡casi te pega lo mismo que a mí!

-Debéis empezar a controlar.

Yo asiento dándole la razón, pero Alexia hace un movimiento de desdén con la mano, yendo al baño para hacer lo que yo he hecho anteriormente. Enciendo mi teléfono tras haberlo cogido y veo un par de mensajes pero no de Hugo.

Melissa: Buenosssssssssssssss días L

Melissa: Que dolor de cabeza!!! Tengo q empezar a controlarme la vd.

Bloqueo mi teléfono y bajamos las tres a la cocina, saludando a los padres de Alexia y haciéndonos el desayuno poco después.

Al marcharnos de su casa, decido llamar a Hugo ya que no ha respondido a mis mensajes y me apetece quedar con él, pero el buzón de voz me salta.

-Hola, soy yo – digo con el ceño fruncido, cruzando un paso de peatones -. Ehh... ¿Quedamos? Te llamo también porque te he mandado un mensaje y no he recibido respuesta, pero supongo que estarás descansando que después de esta semana... Venga, adiós. Te quiero.

Hugo.

Marco el número del buzón de voz y lo pongo en manos libres, escuchándolo los dos en la soledad de su habitación. Cuando la voz de la chica me indica varios números para lo que quiero hacer con el mensaje, opto por borrarlo.

-No parece estar arrepentida ni nada – su voz hace que alce la mirada y contemple sus ojos -. O sea... Tal vez ni lo sepa.

Llevo las manos a mi cabeza, y si por este entonces tuviese pelo, tiraría de él con rabia e impotencia. No puede ser. Esto no me puede estar pasando.

-Ella no puede haberme hecho esto, Darío. Es Melissa.

Con lo último, mi mejor amigo comprende al instante qué quiero decir; aún así, me abraza sin decir nada más para que yo lo aprete contra mi pecho, sintiéndome cada vez más y más vacío por dentro.

-La he perdido con ella – murmuro todavía abrazado a él -. Es ella, Darío... No puede haberme hecho esto. Ella no es así.

La posibilidad de que Melissa me haya sido infiel provoca en mi pecho que sienta un férreo agujero negro, sintiendo un mismísimo agujero de gusano ahí. No doy crédito alguno a lo que está pasando porque siento que es surrealista, que tal vez esto solo sea un sueño del que me tengo que despertar.

Tú,  Hugo. [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora