Capítulo 15.

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"Contigo siempre hay un motivo para sonreír."

***

Son las nueve y media de la mañana del primer día de la semana, y a pesar de que sea lunes y esté en el instituto, no dejo de pensar en la actitud de Hugo últimamente. Acabamos hace casi una semana los exámenes globales y después de la comida que tuvimos tras eso, le encuentro extraño conmigo.

Tengo clase de alemán y me encuentro situada en el mismo lugar que siempre, pero en vez de hacer los ejercicios, miro su espalda desde mi pupitre con la cabeza apoyada sobre mi mano. Nunca nos hemos sentado juntos, ni tan solo hemos hablado de eso; pero aún así, ahora estaría mirándome con aquellos ojos marrones que tanto me gustan, pero no.

La profesora se va acercando hacia mi puesto para mirar los ejercicios, entonces me pongo de pie y me acerco a ella.

-¿Puedo ir al baño? No me encuentro bien.

Me mira dubitativa durante un corto plazo de tiempo, pero acaba asintiendo con la cabeza y yo dejo salir un atisbo de felicidad.

-Ven rápido, explicaré lo que entrará en el examen.

Asiento y cierro mi estuche, cojo mi teléfono móvil y salgo sin mirar atrás del aula, pero me doy el lujo a mirar por el ventanal a Hugo. Sus ojos entran en contacto con los míos y no se achinan como cuando sonríe, y es que no lo hace, tan solo mueve la cabeza.

Al haber vuelto ya del baño y recién acaba la clase de alemán, busco a Hugo para hablar con él durante estos diez minutos de descanso. Salgo al pasillo y miro a la gente de mi alrededor, pero no lo encuentro.

-¿A quién buscas?

La chica de pelo rubio me mira curiosa al igual que Sandra y sé que no puedo mentirles porque si no tarde o temprano lo acabarán descubriendo.

-Quiero hablar con Hugo – respondo a su pregunta poco después -. Hace unos días que está muy raro conmigo, la verdad. Al principio pensaba que estaría raro por el cansancio de los exámenes o algo así, pero es que ha pasado casi una semana y está igual.

-Te ayudamos a buscarlo, ¿quieres?

Asiento y buscamos al chico de pelo rapado por todo el pasillo, lo que no sería demasiado complicado ya que es más alto que la mayoría y una cabeza sin pelo destacaría entre la multitud de adolescentes; pero, aún así, no lo vemos. Ni a él, ni a Darío.

-¿Dónde debe estar? – el timbre suena, avisando del fin de descanso e inicio de clase.

-Habrá ido al baño.

Sandra y yo nos despedimos de Alexia para entrar en el aula, encontrándonos a la profesora de castellano ya situada encima del atril con los exámenes de la global en una de sus manos. Nerviosa, tomo asiento y la chica de pelo negro a mi lado.

-Dios, me voy a acabar tirando un pedo de los nervios – me susurra en mi dirección.

La profesora va diciendo los nombres y mis compañeros se ponen en pie para ir a buscarlos mientras yo doy rápidos golpes al suelo con mi talón impaciente. Al pronunciar mi nombre y apellido, me pongo al nanosegundo en pie, acercándome con rapidez y cogiéndolo.

-¡He sacado un 8'75!

Sandra no puede contestarme ya que ha ido a por el suyo después de mí, y cuando veo su rostro, sé que ha sacado más nota de la que esperaba.

-¡Un 9'5! – nos unimos en un efusivo abrazo -. Who's the fucking queen, bitch? Me!

Cuando oigo pronunciar el nombre de Hugo, aparto la mirada de nuestros exámenes y lo busco por el aula, pero no le veo. Dirijo mi mirada a la chica del piercing en la nariz y ella estaba haciendo lo mismo.

-Dudo que esté en el baño todavía.

Me acaricia la espalda a modo de reconforte.

-Tal vez esté en orientación; recuerda que tenemos que ir los de último curso para lo de selectividad y demás.

Tres horas y media más tarde, cuando son la una del mediodía y todavía estamos en el instituto, Hugo sigue sin aparecer. Mis dos amigas y yo utilizamos el descanso de quince minutos para ir a comprar al supermercado que hay al lado la comida que nos dure hasta las tres, y mientras bajamos las escaleras y salimos a la calle, no me percato de que no he llevado el dinero hasta estar en el supermercado.

-¡Chicas, voy a por el dinero que me lo he dejado! – grito desde la otra acera, alejándome.

Camino a paso rápido entre los niños de la ESO y primaria que salen ahora del instituto para adentrarme en él de nuevo. Al subir las escaleras y llegar a mi clase en la que se encuentran varias personas, rebusco en mi bolso la cartera hasta que doy con ella.

-Lydia, perdona – llamo a una chica de mi clase, sentada encima de su pupitre con su novia -. ¿Has visto si Hugo ha venido o algo?

Niega con la cabeza.

-No, pero si lo veo mientras no estás puedo decirle que le buscabas.

Asiento y le sonrío agradecida.

-Sería de mucha ayuda. Gracias, Lydia.

Me despido de las dos y salgo del aula, caminando por los pasillos llenos de gente de bachillerato, bajando las escaleras y saliendo a la calle poco después.

Al dirigirme hacia el supermercado, me doy cuenta de que tengo que cambiar de acera, así que me aproximo hacia el paso de peatones esperando a que el semáforo se ponga en verde. Mientras espero, mi mirada se topa con la ex novia de Hugo abrazando a un chico en uno de los callejones que hay en la acera donde estoy.

Intento enfocar más mi mirada, ensanchando poco después los ojos al darme cuenta de que mi novio está abrazado a ella en el callejón sin decir nada. Al ver eso, noto un peso vacío recaer sobre mi pecho al instante, dejándome sin respiración y paralítica.

¿Qué coño significa eso?

Tal vez sea la sorpresa de la situación o vete tú a saber, pero provoca que no pueda pensar con claridad y sienta el desmoronamiento interior en mi pecho. Parpadeo varias veces sintiendo mis ojos secos, girando la cabeza y cruzando el paso de peatones para caminar hacia el supermercado. Cuando me topo con Sandra e Alexia, corro hacia la segunda y la abrazo con tanta fuerza que creo que la voy a matar.

-¿Qué pasa? – la voz de Sandra parece preocupada.

Me aparto de ellas e intento relajarme, mantener todo en calma y no sacar nada de contexto aunque me es imposible debido a la sorpresa que me he llevado.

-He visto a Hugo con ella... - por un momento se me corta la respiración. Melissa, relájate -. Lo he visto con ella... su ex. Estaban abrazados en el callejón de por aquí... Estaban abrazados.

Tú,  Hugo. [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora