Capítulo 13.

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"Todos necesitamos alguna vez un cómplice, alguien que nos ayude a usar el corazón." Mario Benedetti.

***

Salgo del aula con mi bolso colgado en el hombro y limpiando las lágrimas que han empezado a rociar mis mejillas nada más salir al pasillo. Me paso la mano por el pelo con frustración y desesperación porque no sé qué coño hacer; me siento una auténtica idiota ahora mismo.

Camino a paso rápido por el pasillo solitario, ya que los de bachiller se encuentran haciendo sus exámenes, y si los han acabado ya, se han ido a casa para estudiar los que quedan. El sonido de la puerta cerrarse retumba en el baño de baldosas color blanco, dejo el bolso que repose en el suelo junto una de las paredes y me acerco al lavabo, apoyando ambas de mis manos en sus esquinas.

Las lágrimas me salen con rabia e ira al no poder entender por qué he olvidado completamente todo lo estudiado para este examen, quedándome en blanco y respondiendo absurdeces para no dejar el examen en blanco. Eso conlleva que mi media baje y, por lo tanto, no tenga una buena base en la que sostenerme para selectividad por si me va mal.

-Soy gilipollas.

Limpio con furia las lágrimas y agarro mi bolso para colgarlo de nuevo, dándome un vistazo para verme y saliendo del baño. Me choco con Hugo, quien acaba de salir de su examen de matemáticas.

-Hey, ¿qué tal? – pero cuando alzo la mirada, se percatada de que he llorado - ¿Qué ha pasado?

Acelero el paso pero el chico de pelo rapado corre hacia mí.

-Nada, de verdad.

-Venga, Melissa – me toma de la muñeca e impide que me mueva.

-¡Hugo, déjame!

Me zafo de su agarre, posiciono bien mi bolso sobre mi hombro y su ceño se frunce.

-¿Pero por qué has llorado? – le miro con los ojos entrecerrados; él sabe que no me gusta hablar cuando estoy en este estado - ¡Lo siento por preocuparme, Melissa!

El tono irónico de su voz provoca que me altere más de lo que estoy y quiero levantar algo por lo aires o, simplemente, pegar un chillido que acojonaría a todo el mundo. Estoy que hecho humo.

-¿Me vas a decir algo?

-¡No, y ahora déjame, hostia!

Me giro bruscamente dándole la espalda y saliendo disparada del edificio, percatándome mientras vuelvo a mi casa de la actitud que he tenido con mi novio, pero ha sido inevitable debido al jodido humor que tenía y como están yendo las cosas.

Desbloqueo mi teléfono y accedo a nuestro chat, deslizando los dedos sobre el teclado.

Melissa: Lo siento x lo de esta mañana, estoy fatal x los exámenes. Hoy me ha ido uno como el culo y siento q no puedo más, enserio.

Alrededor de las tres y media, recibo la respuesta de Hugo, pero no la veo hasta las cinco de la tarde ya que me he quedado dormida debido al cansancio de no haber dormido durante la noche.

Desbloqueo el teléfono y accedo al chat.

Hugo: No me ha gustado como t has comportado, Melissa. Sé q no t gusta q te hablen cuando estás mal, pero sabes q me preocupo.

Respondo nada más leer.

Melissa: Lo sé, y gracias.

Y él contesta al poco tiempo.

Tú,  Hugo. [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora