Son las ocho de la mañana de un jueves y no sé por qué yo me había despertado con la idea de que era viernes. Ese ha sido el punto número uno. Seguidamente, casi me mato de camino al colegio a causa de que un crío, un par de años más pequeño que yo, ha dejado que la correa de su perro se enrede en mi pierna. Y ahora me encuentro aquí, con mi cabeza apoyada en una mano mientras la profesora de alemán explica las subordinadas.
Recorro con mi mirada color miel el aula medio vacía ya que es una optativa y no hay mucha gente, largo un bostezo y relamo mis labios, topándome sin querer con su mirada. Los ojos marrones y saltones del chico rapado me miran; sonríe como si finalmente hubiese captado su contemplación. Articula un "me aburro" con sus labios y yo, casi con los párpados caídos, asiento e intento esbozar una sonrisa, pero estoy tan exhausta que me es imposible.
Hugo ríe mudo debido a mi rostro a estas horas y yo entrecierro mis ojos, sacándole la lengua y girando mi cabeza en dirección hacia la ventana, para ver quién transcurre por ahí. La profesora poco después dice que hagamos unos ejercicios, así que me pongo a ellos sin apenas una idea de qué ha explicado.
"¡A la aventura!"
Empiezo a hacer el primer ejercicio de tres y me percato de que tan poco es tan complicado de cómo yo creía. Me hayo concentrada haciendo los ejercicios para cuando una bolita de papel arrugado da en mi oreja, provocando que alce mi cabeza mosqueada y busque quién lo ha hecho.
Hugo.
"¿Qué haces?" articulo, y él responde encogiéndose de hombros para después sonreírme, y en ese momento no me derrito como suele pasarme a veces. Le saco el dedo corazón, arrastrando mi mirada a las actividades para seguir haciéndolas.
-Melissa, haz el primer ejercicio.
Asiento y leo el enunciado, a posteriori murmuro lo que he escrito algo confusa, ya que no sé si lo tengo bien. No me dice nada y asiente con una sonrisa, por lo que sé mediante eso que lo he hecho bien; y miro a Hugo, a quien le toca el siguiente ejercicio. Con mi cabeza apoyada de nuevo en mi mano, observo sus labios moverse y desvío rápidamente la mirada.
"Contrólate."
Dirijo mi vista a su espalda y cómo esta se encuentra oculta tras una camiseta granate de manga corta con el dobladillo blanco. Relamo mis labios y después me fijo en sus delgados brazos, ladeando mi cabeza para percatarme de que los tiene más finos de los que creía. Sin darme cuenta, Hugo me pilla escaneándole, por lo que frunce el ceño.
"Nada" murmuro, y él asiente. Poco después el timbre toca, me pongo en pie y salgo al pasillo, viendo su figura salir después para ir al aula de Alexia, a besar a su novia.
-Hello, ¡it's the best fucking queen! – exclama Sandra y yo río - ¿Qué tal alemán? Porque yo he sacado un puto diez de informática.
Alzo mis cejas.
-Enhorabuena – la felicito y ella sonríe victoriosa -. Pues aburrido, como siempre...
Se encoge de hombros.
-Qué se le va a hacer, yo por eso no lo cogí.
La chica y él salen al pasillo de la mano, rodeados de gente tras haber tocado el timbre. El chico rapado está apoyado en la pared, con sus brazos rodeando la cintura de ella y mirándola con gracia; a ella no la veo ya que está de espaldas, pero su largo pelo está recogido en una trenza de espiga y viste de infarto.
-No mires, Melissa – la voz de Sandra causa que fije mi mirada en ella y suspire.
-Es inevitable, están casi delante de mis narices.
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Tú, Hugo. [Parte 3]
Romance¿Qué es lo que pasa cuando quieres a alguien pero temes perderle si es consciente de tus sentimientos? Eso se preguntan Hugo y Melissa, quienes están enamorados el uno del otro. Han pasado crisis, han vivido en diferentes países durante nueve...