4. Playa

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Oikawa iba muy feliz con el cálido aire golpeando su cara, estaría solo al menos una semana en la casa de playa de Iwaizumi, y ante la maravillosa respectiva, no hacia otra cosa que sonreír.

Matsukawa creía que era algo cruel de su parte preferir ir solo pero no opinaba nada, al alfa de cabello negro y gesto relajado no le pagaban por dar concejos maritales, así que se guardaba su opinión. Él simplemente manejaba la camioneta último modelo que los llevaba a unos de los lugares favoritos del omega.

En el trayecto escuchaban música de los gustos de ambos, se turnaban para cambiar de estación cada hora mientras su plática fluía casual. Tooru era el encargado de repartir las frituras y las bebidas que preparó especialmente para el viaje de cuatro horas, y ya que verlo tan animado era muy raro, el guardaespaldas suponía que debía aprovechar la ocasión.

Sin embargo, también pensaba en la advertencia de Hajime, quizás había dejado que Oikawa estuviera lejos y solo, para indagar a dónde iba el omega por sus anticonceptivos. Tras tantos años conociéndolo, sabía que debía estar preocupado, si había algo en la mente de Iwaizumi que le interesara, éste no se detendría hasta obtener la información que deseaba.

También pensaba en la cansina expresión con la cual le pidió que llevara a Oikawa a la casa de playa, solía hablar de esa forma cada vez que les pedía que hicieran algo que en teoría era su deber, como llevar y traer a Tooru a todos los lados que quería. Pero todos sabían que a Tooru seguía sin gustarle su matrimonio.

-¿Por qué no van juntos? -le había preguntado Iseei a Iwaizumi-. Puedes trabajar desde ahí.

-Sólo llévalo, Matsukawa -la dura mirada y el tono de voz empleado, sugerían que no volviera a tocar el tema.

Hanamaki le había dicho que no entendía cómo ambos podían seguir en esa situación, él ya se habría dado por vencido después de tres años. No importaba lo atractivo ni inteligente que fuera Tooru, para Hanamaki no valía la pena tanto estrés y desgaste para hacerlo feliz.

-¿Por qué odias tanto a Hajime? -le pregunto el guardaespaldas, a Oikawa con sincera curiosidad.

-No lo sé ¿Por qué te importa tanto él?

-Es mi amigo -respondió con simpleza Matsukawa.

-Mattsun, tenías que arruinar el ambiente -se quejó Oikawa volteando a ver el colorido paisaje.

Durante el resto del viaje Oikawa no hablo, cambio de estación en la radio cuando su turno llegó y pese a estar enojado, ayudó a Mattsun a abrir la botella de su agua. Tooru era una persona muy interesante y Matsukawa suponía que esa era una de las razones por las cuales Iwaizumi no se rendía con él.

Cuando llegaron a la bonita casa de playa, Tooru bajó por su propia cuenta su pesado equipaje, con esos pequeños actos demostraba se no era como la mayoría de los omegas que se creían frágiles criaturas.

Oikawa era bastante autosuficiente y odiaba que los demás hicieran algo que él podía hacer perfectamente sin necesidad de nadie, por esa razón se negó rotundamente a que algún empleado de Iwaizumi fuera con él para limpiar la casa y atender sus necesidades. La idea del omega era estar solo y alejado de la ciudad que poco a poco perdía el encanto que alguna vez tuvo para él.

Cuando dejó su equipaje en la sala sonrió satisfecho. Tendría aquella casa para él solo y no podía estar más feliz. Pero antes de relajarse debía limpiar un poco, así que se apresuró a quitar las sábanas blancas que cubrían los muebles de la sala y el comedor, del polvo, tomó la ropa sucia y la llevó al cuarto de lavado que estaba junto a la amplia cocina que tenía una hermosa vista al mar.

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